Del descongelamiento al 65% de aumento en los últimos ocho meses
MARIANO BOETTNER
El aumento de 5% que tuvieron las naftas este fin de semana llevó un del 28% en lo que va del año, una cifra que respeta la proyección todavía esperada por el Gobierno nacional para la inflación de este año y que “cierra” dentro de los cálculos de necesidades de financiamiento para este año de YPF, la principal empresa del sector. Para algunas fuentes del sector, además, el precio “recompuso” su nivel de equilibrio respecto a su paridad de importación.
Los combustibles aumentaron este sábado un 5 por ciento y se concretó así el último incremento del año, según anticipó la petrolera de mayoría estatal, Se trata de la última suba del esquema estipulado por la empresa, que decidió aplicar tres subas en tres meses. El esquema escalonado de subas hasta mayo entró en vigencia luego de que el presidente Alberto Fernández señalara que quería “modificar el sistema de aumento de combustibles para que no haya un goteo permanente que influya todos los meses”.
La hoja de ruta de los aumentos
De acuerdo a un relevamiento realizado por la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA), este año hubo ocho instancias de incrementos de precios en los surtidores, que comenzaron el 5 de enero con una suba de 3,50% para las naftas por el aumento en los biocombustibles y que continuó con tres reajustes más a lo largo del primer mes del año.
El 16 de enero volvieron a subir 3,50% por otro incremento impositivo. El 18 de enero volvieron a remarcar los precios otro 1% y hacia fin de mes cerraron con una última alza de valores en las estaciones de servicio, de 2,90% influenciado por los biocombustibles y por el precio internacional del barril de petróleo.
Dos semanas después, el 14 de febrero, los surtidores volvieron a experimentar otra suba, en este caso de 1,20%. El 16 de marzo tuvo lugar la actualización más elevada del año, con un 7,20% que buscó cerrar la brecha de diferencia de precios internacionales con los locales, mientras que hubo otro 6% a mediados de abril. Ese había sido el último reajuste antes del que tuvo lugar este fin de semana.
Haciendo una mirada más amplia, fueron doce las subas en los precios de combustibles desde que el gobierno nacional decidió iniciar el descongelamiento que arrastraban las naftas desde agosto de 2019. En agosto y septiembre del año pasado aumentaron 4,75% y 4,45% respectivamente. En ese momento, YPF había asegurado que la actualización de precios tendría “el objetivo de recomponer asimetrías históricas a nivel federal, recortando brechas entre la Capital Federal y el interior del país” y que subas futuras tendrían el mismo espíritu.
El comunicado de YPF ejemplificó que, una vez calculados los costos logísticos, la provincia de Jujuy tiene precios un 7% superiores a los de la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo. Tras ese incremento, las naftas enhebraron una suba mensual en octubre (3,70%), noviembre (3,70%) y diciembre (5,30%). Desde agosto pasado, entonces, la nafta subió un 65 por ciento.
Caída en las ventas y ¿atraso en los precios?
Según fuentes de mercado consultadas por Infobae, la lógica que aplicó YPF para establecer un tope de aumentos de 28% para este año es el programa de financiamiento de 2021, que es de US$ 2.700 millones. Los técnicos de la compañía petrolera estimaron cuál debería ser el incremento en los combustibles al consumidor (que representa el 80% de los ingresos de la empresa) para tener ese horizonte cubierto.
Sobre eso habló recientemente el presidente de YPF Pablo González, “nosotros hemos ido analizando durante estos dos meses en los que estoy yo en la gestión y siguiendo un trabajo que ya se venía haciendo tratando de equilibrar el precio en surtidor que paga la gente, que tiene un componente bastante complejo de determinar, con el plan de inversiones que Argentina necesita para poner en valor y poder empezar recuperarnos en materia de producción de gas y petróleo”, dijo González en una entrevista con Radio 10.
“Hubo que equilibrar y buscar darle previsibilidad al sector, acompañar la política energética del Gobierno Nacional, pedirle a la gente un esfuerzo pero garantizarle que estos aumentos que se fueron dando son los últimos del año, pero además le estamos garantizando que gracias a esto vamos a poder invertir lo que YPF necesita para producir gas y petróleo e impedir que se importe combustible”, comentó el ex diputado y senador nacional por Santa Cruz y ex vicegobernador de la provincia patagónica.
Fuentes de mercado explicaron que el criterio para determinar los precios en las estaciones de servicio no está relacionado al atraso o no que tengan los valores en surtidor respecto al barril internacional de petróleo, sino a las propias necesidades de financiamiento de YPF. Incluso algunas estimaciones de la empresa muestran que desde abril de 2018 las curvas del crudo Brent (referencia en el mercado local) y el precio al consumidor se separaron y atravesaron desde ahí distintas etapas.
Entre noviembre de 2018 y marzo de 2019, incluso, los precios locales estuvieron por encima de los internacionales, relación que volvió a invertirse a partir de agosto de ese año. El presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA) Gabriel Bornoroni, dijo a Infobae que con el aumento aplicado este fin de semana “el precio tiende al de equilibrio” con los valores internacionales.
Las ventas vienen registrando caídas permanentes y según CECHA desde de 2020 a marzo de 2021 el consumo cayó 11% interanual, por el menor nivel de circulación, con lo que el desplome se vincula más a la pandemia que a los reajustes de precios. “Estamos viendo también que hay gente que pasó de cargar alguna nafta premium a una común, eso está sucediendo y tiene que ve con la caída del poder de compra del salario”, explicó Bornoroni.
De todas formas, el congelamiento de naftas desde ahora hasta fin de año al que se comprometió YPF podría tener, según los expertos, desafíos hacia adelante. No solo en caso de que existiera una escalada devaluatoria o un incremento muy marcado del precio internacional de petróleo, sino por cómo funciona el propio régimen de valores domésticos del combustible.
En ese sentido, marcan que las subas trimestrales del impuesto al combustible líquido que sigue los índices de inflación y un reajuste del costo del biocombustible, uno de los componentes de la nafta. Sobre el primer caso, para una fuente cercana a YPF, “no tiene sentido que las naftas aumenten por la inflación de los alimentos”, graficaron. Y, para el segundo tributo, habrá que esperar cómo quedará el marco regulatorio, actualmente en discusión en el Congreso nacional.
En los últimos cinco años, el precio de la nafta se ajustó un 420%, según datos de CECHA. En mayo de ese año, el litro de súper costaba $17,80 en las estaciones de servicio de la Ciudad de Buenos Aires. Es un incremento mayor al que registraron en ese período otros bienes de primera necesidad como el kilo de pan (295%), huevos (375%) o el kilo de pollo (408%) y por debajo de otros como la leche entera (442%), el arroz (492%), el kilo de asado (534%) o el aceite de girasol (750%).