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Barrick Gold: Expansión sostenible de Pueblo Viejo
EL DINERO/MINING PRESS

La empresa ha invertido alrededor de US$350 millones en la remediación de pasivos ambientales y cuenta con un fondo de US$120 millones para el cierre de las áreas explotadas

04/05/2021

IRMGARD DE LA CRUZ

Desde los tiempos de la fiebre del oro hasta hoy, la producción aurífera ha jugado un papel trascendental en el desarrollo de la minería en República Dominicana. El oro tiene casi una década liderando las exportaciones nacionales, representando el 37.5% de los productos comercializados al exterior y generando US$1,675.5 millones solo en 2020, aupado por el aumento de su valor como activo refugio durante la pandemia, de acuerdo con datos publicados por el Banco Central.

Tras ocho años de la extracción de materiales de los yacimientos mineros ubicados en Pueblo Viejo, Cotuí, provincia Sánchez Ramírez, la multinacional canadiense Barrick se prepara para un proceso de expansión en el que tiene por objetivo aumentar la capacidad de producción del metal.

La compañía mueve en promedio 55 millones de toneladas de tierra minera al año. No obstante, las plantas de procesamiento, denominada autoclaves, solo tienen la capacidad de procesar alrededor de 8.5 millones desde, las cuales se obtienen unas 30 toneladas de oro dominicano que se exportan al exterior anualmente.

Llevando esta cantidad a onzas, que es la medida de peso en la que se valora el mineral en el mercado, Barrick ha producido un promedio de un millón de onzas de oro vertido cada año y alrededor de 7.9 millones de onzas desde hace ocho años, siendo 2016 en el que más se produjo con 1,167,000 onzas.

Durante el 2020, la crisis económica derivada de la pandemia de covid-19 disparó la demanda del oro, por lo que las ventas superaron en US$131.2 millones lo totalizado durante el pasado año, al pasar de US$1,544.3 millones a US$1,675.5 millones.

Esto hizo del 2020 el año en que más ganancias se registraron, aunque no pasó igual en el terreno de la producción, donde se dejaron de extraer 80,000 onzas, en comparación con lo obtenido en 2019.

A medida que el mineral en las pozas explotadas escasea y se agotan las tierras con reservas, la producción podrá verse reducida en los próximos años en hasta 600,000 toneladas anuales, lo que ha motivado a la compañía a expandirse, según explicó a elDinero el director financiero de Barrick Pueblo Viejo a, Ciro Ávila.

“Queremos aumentar nuestra capacidad de procesamiento de las 8.5 millones de toneladas actuales a alrededor de 14 millones, lo que nos permitirá a futuro producir unas 800,000 onzas. Ese es el reto, hacer un proyecto que funcione y que entregue lo que estamos haciendo para cuando a futuro cambie nuestro margen”, destacó.

El aumento en las capacidades supone un beneficio tanto para la empresa como para el Estado dominicano, que ha recibido US$2,679 millones en reportes de impuestos tanto directos como indirectos de la empresa.

Sostenibilidad

Desde el cierre de operaciones en Pueblo Viejo de la compañía estatal Rosario Dominicana en 1999, por la falta de maquinarias para hacer de la extracción de oro y plata una actividad rentable, la preocupación por el ejercicio de una minería responsable con el medio ambiente ha permanecido latente en la memoria colectiva, en especial de los moradores de la zona y otras comunidades aledañas, quienes más sufrieron los efectos de los pasivos ambientales y que todavía esperan por un desarrollo social y humano que haga justicia a los cuantiosos aportes que sus tierras minadas realizan a la dinámica económica nacional.

Cuando Barrick adquiere los activos de Placer Dome en 2006, empresa a la que el Estado le había conferido en 2001 los terrenos que fueran propiedad de Rosario Dominicana, inicia la construcción de su proyecto minero, catalogado como la mayor inversión extranjera realizada hasta ese entonces en el país, alrededor de US$3,500 millones.

En 2013, con el inicio de sus operaciones, la empresa asume la responsabilidad de realizar un plan de trabajo para lograr un balance entre mejorar la rentabilidad del negocio del oro dominicano e implementar una serie de estándares de control apegados a normativas locales e internacionales que garanticen la mitigación del impacto ambiental, incluyendo el cierre de pozas y otros terrenos legados por administraciones pasadas.

“Hemos invertido en remediación ambiental de pasivos históricos más de US$350 millones. Nuestra visión de sostenibilidad es fundamental para nuestro negocio. Trabajamos en base a cuatro principios: agregar valor a nuestros grupos de interés, mitigar el impacto ambiental, respetar los derechos humanos y velar por la salud de nuestros colaboradores”, explicó la presidente ejecutiva de Barrick Pueblo Viejo, Juana Barceló.

La empresa ha resembrado más de 2.5 millones de metros cuadrados, con la producción y plantación de 186,026 árboles y arbustos.

Aseguró que la empresa cuenta con un fondo de reserva medioambiental de US$120 millones para las actividades de cierre de aquellos espacios que necesiten ser revegetados.

“En base a nuestro compromiso con la transparencia, cada tres meses hacemos monitoreos ambientales participativos, en los que se mide nuestro cumplimiento ambiental. Se mide la calidad del agua, el ruido y las emisiones, en los que invitamos a las comunidades, a los medios de comunicación, autoridades y universidades a que vengan y participen de este proceso”, señaló Barceló.

Extracción

Dentro de Pueblo Viejo, todo plan de trabajo para llegar hasta el oro y la plata inician por una fase exploratoria, a través de la cual se identifican las secciones o lugares que pueden contener minerales, para luego proceder con la extracción de ese material hacia las plantas de tratamiento.

Barrick mueve entre 200,000 y 210,000 toneladas de tierra diario desde las pozas (o “pits”, como se conoce en inglés) de Moore y Montenegro que son, hasta el momento, los dos puntos autorizados para la extracción. Además de los “pits”, cuenta con dos canteras que aportan caliza, utilizada para la planta de procesos.

“Para nosotros hacer nuestro trabajo tenemos un staff, como departamento, de entre 500 a 550 personas… de las cuales el 92% proviene de las comunidades aledañas”, señaló el supervisor general del área de operación de minas, Yohan Méndez, quien destacó que para la empresa la inclusión laboral de los comunitarios es una prioridad.

Los operarios trabajan con un equipamiento monitoreado a través de un sistema GPS conectado a una base de control, lo que facilita la asistencia a cualquier trabajador al disponer de su ubicación en tiempo real dentro de la mina.

Manejo de las aguas

En todo proyecto minero el manejo de las aguas resulta clave en la implementación de políticas de gestión medioambiental.

Las pozas contienen sulfuros y óxidos que, al entrar en contacto con las lluvias, generan una reacción química que acidifica las aguas, tornándolas de un color rojizo como consecuencia de sus bajos niveles de pH, lo que las hace contaminantes.

De igual forma, tras el proceso de extracción del oro, se generan residuos de roca molida y arena llamados colas. Estas colas son almacenadas en una presa donde se aíslan de interactuar con otros medios bióticos. Allí, los depósitos minerales se solidifican rápidamente, lo que permite separar estos residuos del agua que todavía contienen y que es tratada para volverla a reutilizar.

Ocho tanques de acero inoxidable conforman la planta de tratamiento de efluentes a través de las cuales se someten las aguas ácidas y de la presa de colas a procesos químicos que permiten neutralizar el pH y balancear los parámetros del agua, que tiene dos destinos finales: reutilizarse en los procesos de operación o liberarse de manera segura al río Margajita, el afluente más cercano a la mina y cuyo cauce desemboca en la presa de Hatillo.

«Este es un proceso simple, que utiliza una tecnología HDS y se encuentra conectada al TSF (Instalación de Almacenamiento de Colas), por lo que la mayor parte de muchas actividades se hacen automáticamente. Cada dos horas tomamos muestras y la enviamos al laboratorio central de metalurgia y al departamento de medioambiente también, que constantemente toma muestras diarias. Eso es básicamente lo que hacemos aquí para tratar el agua», destacó Alejandro Vásquez, supervisor general de la planta de tratamiento de efluentes.

La planta dispone de una capacidad de diseño para tratar 5,500 metros cúbicos de agua por hora. Para satisfacer sus necesidades operacionales, Barrick Pueblo Viejo tiene un consumo promedio de 2,500 a 3,000 metros cúbicos por hora, de los cuales entre 1,500 y 2,000 corresponden al agua reciclada en estas plantas, por lo que estas instalaciones han permitido que la mina reduzca su uso de aguas frescas.

En el caso de las aguas que se liberan al río Margajita, el especialista del departamento de medioambiente de la mina, Juan Carlos Santos, aseguró que la descarga de 1,800 metros cúbicos por hora mensuales de las aguas tratadas desde las plantas de tratamiento impactó positivamente la mejora del afluente y de la presa de Hatillo, que llegaron a estar contaminados de aguas ácidas como consecuencia de las gestiones de Rosario Dominicana, y que ahora ha recuperado los medios bióticos para permitir la crianza y pesca de peces.

La descarga de las aguas obedece a las normativas internacionales de la Corporación Financiera Internacional (IFC), y las disposiciones nacionales reguladas por el Ministerio de Medio Ambiente y el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indhri), cuyos cumplimientos son auditados trimestralmente.

Presa de Mejita

Cuando un área que ha sido impactada dentro ha agotado su vida útil, se procede al diseño de un programa para el cierre y remediación de ese espacio, como forma de reducir los daños ocasionados al medio ambiente.

Este proceso se realiza de manera gradual, y consiste en la limpieza y resiembra de los suelos explotados, y la neutralización de sus aguas.

La presa de Mejita era una antigua presa de colas utilizada por Rosario Dominicana que, al carecer de un cierre programado tras el paro de operaciones de esta entidad, provocó la contaminación de los suelos y la aparición de aguas ácidas.

La especialista medioambiental, Laura Melissa Roa Duval, explicó que Barrick Pueblo Viejo diseñó un proceso de cierre de esta presa a través de la modificación química de las aguas estancadas mediante el uso de la cal. El plan es que las aguas, ya tratadas, se evaporen para luego resembrar el área, un proceso que puede tardar hasta 25 años en darse de manera natural.

Mientras eso ocurre, las aguas azuladas de la laguna se han convertido en residencia estacional de patos y gallaretas, un fenómeno que los expertos de la compañía mantienen bajo estudio.

 


YouTube: Barrick Pueblo Viejo: Expansión de una minería sostenible


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