Sin embargo, los cierres para contener la pandemia colapsaron simultáneamente las ventas de joyas de oro, barras y monedas en países como China e India, que suelen ser los mayores compradores de lingotes.

Esta dinámica se está invirtiendo ahora a medida que la economía mundial se recupera, los inversores deshacen algunas de sus posiciones y los consumidores de Asia vuelven al mercado.

La demanda mundial ascendió a 815,7 toneladas durante enero-marzo, ligeramente superior a las 813,7 toneladas de octubre a diciembre del año pasado, pero un 23% menos que en el primer trimestre de 2020, dijo el WGC en su último informe trimestral.

La demanda del consumidor en China, típicamente el mercado más grande, repuntó espectacularmente a 286,4 toneladas, la mayor cantidad desde el primer trimestre de 2017, agregó el WGC.

Pero los fondos cotizados en bolsa (ETF) que almacenan oro principalmente para grandes inversores occidentales descargaron 177,9 toneladas, su mayor desinversión desde el cuarto trimestre de 2013.

Esa venta arrastró los precios del oro desde un máximo histórico de US$ 2.072.50 la onza en agosto a alrededor de US$ 1.700 en marzo, lo que ayudó a estimular la demanda de los compradores asiáticos que a menudo se ven disuadidos por los altos precios, dijo el WGC.

La venta de ETF se ha desacelerado bruscamente en abril y los precios del oro han retrocedido hasta los 1.800 dólares. El analista de WGC, Krishan Gopaul, dijo que tanto la demanda de consumo como la de inversión probablemente se mantendrán sólidas este año, aunque por debajo de los picos recientes.

Los bancos centrales en el primer trimestre compraron 95,5 toneladas de oro, la mayor cantidad desde el segundo trimestre de 2020, pero significativamente menos de lo habitual durante 2018 y 2019, dijo el WGC.