Muchos proyectos se archivaron después de 2013 cuando los precios cayeron por debajo de los umbrales mínimos de beneficio.

“Para 2030/2031, buscamos una brecha de suministro de 4,5 millones de toneladas de capacidad para proyectos totalmente nuevos”, dijo William Tankard, analista de Wood Mackenzie.

"Existe una necesidad imperiosa de seguir adelante con estudios técnicos, permisos de mina y esfuerzos de financiamiento para mantener una tendencia de oferta que pueda seguir el ritmo del crecimiento de la demanda en el mediano plazo", agregó el especialista.

Los proyectos que entrarán en funcionamiento el próximo año y en 2023 se aprobaron principalmente en 2017 y 2018. Incluyen la expansión de la mina Spence de BHP en Chile, que se espera que alcance su capacidad total el próximo año, produciendo 300.000 toneladas al año hasta al menos 2026.

Se espera que el proyecto Quellaveco de Anglo American en Perú produzca hasta 300.000 toneladas al año a partir de 2023.

“Durante el último ciclo alcista de precios en 2016-2018, se aprobaron proyectos por valor de US$ 25.000 millones con una capacidad de producción anual de 1.8 millones de toneladas”, dijeron analistas de JPMorgan. "La oferta de estos proyectos entrará en el mercado durante los próximos tres años".

Muchos de estos proyectos se aprobaron cuando los precios del cobre rondaban los 6.500 dólares la tonelada.

Ahora son mucho más altos, pero los mineros no se están comprometiendo con la inversión, según el analista de Bank Of America, Michael Widmer. "Para satisfacer la demanda de cobre, los mineros deben gastar US$ 60.000 millones en gastos de capital anualmente hasta 2025, pero este año solo estamos obteniendo US$ 45.000 millones".

Bank of America estima que la demanda de cobre el año pasado vinculada a la descarbonización fue de 2,35 millones de toneladas o el 10% del total mundial. Espera que ese número aumente a 4 millones de toneladas en 2025 y a 5,2 millones de toneladas en 2030.