El presidente de EE.UU., Joe Biden, ha anunciado una nueva fuente de ingresos para financiar su proyecto de presupuestos. Además de la subida de impuestos a las empresas, pretende ahorrar 35.000 millones de gasto eliminando los subsidios a las compañías de petróleo y gas, y en su lugar cobrarles tasas por la contaminación que emiten.
Los beneficiarios de estos subsidios son "un puñado de grandes empresas", dijo el Departamento del Tesoro en la presentación del Plan de Reforma Fiscal. El informe, presentado este miércoles, amplía las propuestas fiscales del paquete económico de 2,25 billones de dólares de Biden presentado la semana pasada.
Es probable que el plan encuentre una fuerte resistencia de la industria del petróleo y el gas y sus partidarios en Washington. Biden ya sorprendió a muchos ejecutivos en los primeros meses de su presidencia al cancelar el oleoducto Keystone XL y restringir la perforación de pozos de petróleo en terrenos federales.
"El principal impacto sería sobre las ganancias de las compañías de petróleo y gas", dijo el Tesoro. "Las investigaciones sugieren que habrá un mínimo impacto sobre los consumidores estadounidenses, los precios de la gasolina o la energía y en nuestra seguridad energética".
Los productores de petróleo y gas se benefician de ayudas en el código tributario que les permiten deducir los costes de perforación en las primeras etapas del ciclo de vida de un proyecto y pueden trasladar las pérdidas durante varios años. Los grupos industriales han afirmado que estas medidas no son específicas de los combustibles fósiles y están diseñadas para fomentar la inversión.
"Estas empresas crean externalidades pero no tienen que pagar por los daños causados"
Aun así, el plan fiscal de Biden fue claro en su intención de destacar la industria del petróleo y el gas, al tiempo que proporciona una serie de incentivos para la energía limpia, la resiliencia al cambio climático y el almacenamiento de carbono.
"Las preferencias fiscales para los productores de petróleo, gas y carbón reducen hoy sus obligaciones fiscales en relación con otras empresas", dijo el Tesoro. "Las empresas de combustibles fósiles se benefician además de importantes subsidios implícitos, ya que venden productos que crean externalidades pero no tienen que pagar por los daños causados".
El documento citó una investigación académica publicada por la Academia Nacional de Ciencias que afirmó que EQT, Exxon Mobil, BP, Chesapeake Energy y Chevron fueron los cinco principales beneficiarios de los "subsidios implícitos" a los productores de combustibles fósiles en 2018.