Gustavo Navarro y Amadeo Arrarte comentan sobre el cambio de matriz energética en el país que significaría dejar de depender de los altos precios de los combustibles derivados del petróleo
CHRISTIAN LENGUA
El paro nacional convocado por el gremio de transportistas de carga, generó una serie de bloqueos de carreteras afectando a una serie de actividades. Una de sus principales demandas era bajar el alto precio del diésel. Levantada la huelga, una pregunta sigue en el aire: ¿cómo hacer para no depender de este combustible?
Gustavo Navarro, socio director en Perú de Gas Energy Latin America, cree en el cambio de la matriz energética principalmente porque al Perú le falta diésel y le sobra gas natural. Tanto así que importamos más del 60% del diésel que se consume en el país, y al Perú le sobra tanto gas que cubre todo lo que consume el mercado interno, exporta la mitad de la producción diaria y se tienen reservas que nos permitiría mantener ese ritmo durante 24 años sin necesidad de descubrir nuevas reservas, adujo.
“El gas natural es más barato, más limpio y beneficioso para el país, porque cuando compras diésel el dinero se va para afuera, pero cuando compras gas natural una parte importante genera regalías para el Estado y otra parte se convierte en canon para la región productora, por ejemplo, Cusco. Esa es la enorme diferencia”, aseguró.
Navarro expresó que está pendiente completar el marco normativo y la infraestructura que permita disponer de gas en todo el país. Por ejemplo, hay gas en Lima, pero no hay disponibilidad en el norte. Indicó que hay que dar todas las facilidades para que se instalen grifos de gas natural en todo el Perú.
Además, apuntó que hay tecnología a la que se puede apelar. La más simple es la que está en todo Lima con los grifos mediante tubería. Pero otra opción disponible es una tecnología ya desarrollada en otros países llamada LNG (Gas natural licuefactado, en español).
Son tanques criogénicos que permiten una autonomía muy grande, como llegar de Lima a Trujillo sin recargar. Navarro afirmó que se debe promover, hacer que se instale y se use, con lo que los transportistas gastarían menos. De hecho, Cálidda que viene impulsando la conversión de vehículos pesados, anunció la implementación de la primera estación de este gas en el Perú.
Recordó que en el 2006 cuando se lanzó el Gas Natural Vehicular (GNV), Perú fue reconocido nivel mundial como una experiencia exitosa al tener el reglamento muy avanzado. En ese entonces, se incorporó el uso de chip inteligente que permitía una conversión a gas natural sin pago inmediato, y con los ahorros se pagaba la conversión.
Creció muy rápido, pero con los cambios de gobierno y la rotación del personal técnico perdió impulso. Había un Consejo Supervisor de Carga Inteligente que dejó de funcionar y recién se está viendo interés del Minem por reactivarlo.
Otro hecho a considerar es cómo informar mejor al público, porque muchos miran solamente los números. Si en el cartel del grifo dice GLP a S/ 1,53, y GNV S/ 1,52 pueden creer que cuestan lo mismo. “Pero la realidad no es esa, porque el GNV está en soles por m3 y el GLP está en soles por litro. Entonces el precio del GNV es mil veces más barato, pero mucha gente no lo sabe. Eso hay que corregir”. Lo mismo pasa con el diésel.
Respecto a que el gas natural es más limpio, Navarro explicó que está formado básicamente por metano, que es el hidrocarburo más simple, un átomo de carbono y cuatro de hidrógeno, CH4. Cuando se quema el C pasa a ser CO2 que es absolutamente natural, y el H se convierte en agua. Entonces, la combustión de gas natural genera elementos normales en el mundo, a diferencia de la gasolina y el diésel que tienen elementos complejos y contaminantes, dijo.
Añadió que tanto los empresarios como las autoridades deben “ponerse las pilas” para implementar los mecanismos necesarios para pasar las flotas a gas natural. Empezando por las flotas de los ministerios y el Parlamento que deberían ser los primeros en cambiar.
Por su parte, Amadeo Arrarte, socio y country manager de Calden Consultoría, aseguró que se hace relevante el uso del gas natural y dentro de ellos el gas natural vehicular, pero debemos tener políticas de largo plazo, medidas regulatorias claras que midan los impactos integrales.
Al estar enlazada toda nuestra matriz energética, el precio de la generación eléctrica está relacionado con el precio del gas natural, y el costo del transporte con el costo del GNV, y todo esto se necesita un planeamiento a largo plazo de un marco regulatorio del sector energía.
“En el sector eléctrico se vive toda una guerra comercial y de precios del gas natural para los generadores eléctricos, y recientemente ha habido una sentencia que está obligando al Minem a enfocarse en ese tema y a regular. A partir de eso, el ministerio le ha derivado la responsabilidad al Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES). Y lo que el COES está emitiendo recientemente está generando una distorsión en los precios de la electricidad, y el gas natural, y la electricidad que están vinculados”, refirió.
Puntualizó que el gas natural nació para hacer eficiente el precio de la energía eléctrica, y esta representa casi el 50% de la demanda del gas. Pero bajo la óptica de Arrarte, las disposiciones del COES están distorsionando la forma como los generadores deben declarar sus precios de gas natural y eso va a terminar haciendo que busquen modificar las condiciones de sus contratos de gas, básicamente porque no van a poder trasladar esos costos que están generando nuevas disposiciones a sus contratos de energía.
Como consultora estiman que, de aplicarse estas normativas, el precio del gas natural podría incrementarse en un 25%. Sostuvo que se está afectando al usuario que más lo necesita en el peor momento para el país y las autoridades no lo están enfocando de manera global.