JOAQUIM ELCACHO
Los habitantes de Groenlandia irán el próximo mes de abril a las urnas para decidir la composición de su parlamento, en una convocatoria avanzada provocada en buena parte por el conflicto creado por un recuperado proyecto de explotación minera (de uranio y tierras raras) en el sur de la isla. La protección del medio ambiente está en juego.
Groenlandia es un territorio de grandes dimensiones (2,16 millones de km cuadrados, más de cuatro veces la superficie de España), escasa población (56.025 habitantes en el censo de 2018) y temperaturas extremadamente bajas (el 77% de su superficie está cubierta por hielos permanentes. Las condiciones inhóspitas de este territorio políticamente considerado "nación constituyente del Reino de Dinamarca" no reducen en absoluto su gran valor ambiental, destacando la importancia de sus hielos terrestres en el proceso de cambio climático y elevación del nivel del mar a escala global.
El equilibrio entre conservación de la naturaleza y el desarrollo económico de la población local de Groenlandia se ve amenazado también por la riqueza geológica de esta gran isla,
Las condiciones climáticas de la isla han dificultado hasta ahora las iniciativas de explotación minera pero la iniciativa de una empresa canadiense puede cambiar la situación.
La apertura a principios de febrero de consultas públicas sobre el proyecto de explotación de tierras raras y uranio en la zona de de Kvanefjeld Kuannersuit, en el extremo sur de Groenlandia, ha desencadenado una crisis política.
La tramitación de este expediente ya hecho temblar la coalición de gobierno y la mayoría en su parlamento (Inatsisartut), desencadenando la convocatoria de elecciones generales, que se celebrarán el próximo 6 de abril condiciendo con las elecciones generales, según ha informado el diario local Sermitsiaq AG.
Como recuerda Environmental Justice Atlas (base de datos y documentación de los conflictos ambientales, elaborado por el ICTA), "el descubrimiento de uranio en Kuannersuit (también Kvanefjeld) en el sur de Groenlandia se remonta a 1956 y la exploración danesa tuvo lugar hasta la década de 1980 cuando el gobierno danés abandonó sus planes de desarrollar plantas de energía nuclear".
El proyecto fue recuperado hace 10 años por una empresa australiana Greenland Minerals Limited (anteriormente Greenland Minerals and Energy Limited), centrada en la adquisición, exploración y desarrollo en las áreas de Ilimaussaq (norte de Groenlandia) y la ahora de nuevo de actualidad de Kvanefjeld. Desde 2016, la Greenland Minerals Limited tiene como principal accionista a la empresa china Shenghe Resources Holding Co Ltd, y cuenta con el apoyo de la empresa multinacional francesa Orano (sucesora del grupo de proyectos nucleares Areva).
En un intento de resolver el dilema entre desarrollo económico y medioambiente, el gobierno ha iniciado una consulta ciudadana (que en principio debe extenderse hasta se extenderán hasta el 1 de junio) pero no ha podido evitar fuertes tensiones políticas y sociales (amenazas de muerte incluidas).
Inicialmente favorable al proyecto de explotación minera, el partido Siumut (de tendencia socialdemócrata, actualmente en el gobierno), adoptó una línea más reservada ante este proyecto a partir del pasado noviembre, con la elección de Erik Jensen como nuevo máximo responsable, una posición ocupada hasta entonces por Kim Kielsen, primer ministro de Groenlandia desde 2014.
Además de las cuestiones ambientales y laborales, el proyecto minero tiene claras implicaciones políticas. Los recursos económicos que podrían aportar las empresas mineras en forma de impuestos, en este sentido, podrían contribuir a financiar el proceso de independencia respecto a Dinamarca que defienden varias formaciones políticas de Groenlandia.
A principios de febrero, un total de 141 organizaciones ecologistas pusieron en marcha una campaña de oposición a los proyectos mineros en Groenlandia pidieron a su gobierno, al de Dinamarca y a la Unión Europea la aplicación de una moratoria en beneficio de una gran zona de protección del medio ambiente. La campaña cuenta con la participación activa de entidades internacionales como Amigos de la Tierra.
Además de uranio, la zona sobre la que se discuten ahora los permisos mineros incluye un recurso muy valioso para diversas aplicaciones en nuevas tecnologías, las denominadas tierras raras. Tierras raras es el nombre común de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio). Se las califica de "raras" debido a que es muy poco común encontrarlos en una forma pura, aunque hay depósitos de algunos de ellos en todo el mundo.