La lucha contra el cambio climático y la presión regulatoria y de precios amenazan a las grandes petroleras, que no esperan nada hasta 2022-23
Todas las miradas se posan sobre el sector de petróleo y gas, una vez que el recién electo presidente de EE.UU., Joe Biden, anunciara la suspensión de las concesiones de gas y petróleo en terrenos federales. Aunque la regulación es más dura en Europa.
La lucha contra el cambio climático y la presión regulatoria y de precios amenazan a las empresas de este sector, que el año pasado reforzaron sus balances y adaptaron sus negocios ante este escenario, según señala un análisis de Scope.
La consultora ha estudiado cinco gigantes de la industria como BP, Chevron, Exxon Mobil, Royal Dutch Shell, Total; y productores grandes y medianos con sede en Europa, como Eni, Equinor ASA, Galp Energía, Grupo MOL, OMV y Repsol. La perspectiva crediticia para todos ellos ha mejorado de “negativa” a “estable” gracias a la mejora de las previsiones de precios y a las decisivas medidas adoptadas por las empresas para reforzar sus balances el año pasado.
"Los riesgos crediticios siguen existiendo, aunque más a medio que a corto plazo, en forma de una regulación medioambiental más estricta y un aumento de la demanda de petróleo. La elección del presidente Joe Biden ha dado un nuevo impulso a los esfuerzos globales para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que adelanta los posibles riesgos crediticios para las IOCs (empresas integradas de petróleo y gas por sus siglas en inglés)", afirma Marlen Shokhitbayev, analista de Scope.
A corto plazo, Scope espera una recuperación de los precios del petróleo y el gas, con el Brent cotizando de media a 50 dólares/barril este año, frente a los 42 dólares/barril de 2020, además de un aumento moderado de los márgenes de la industria de refino y petroquímica.
"Los balances mejorarán este año, aunque no esperamos una recuperación total a los niveles previos a la pandemia hasta 2022-23", afirma Shokhitbayev. "Ahora, las IOCs resisten mejor los bajos precios del petróleo y el gas que antes de la pandemia, debido al profundo recorte de costes llevado a cabo en 2020", continuó.
Incluso podría ser que se confirme lo que algunas empresas del sector, como BP, dicen que la demanda de petróleo ya ha tocado techo y no volverá nunca a niveles prepandemia.
Para Norbert Rücker, director de economía e investigación de próxima generación del banco suizo Julius Baer, el mercado del petróleo parece hacer caso omiso de las últimas oscilaciones del mercado y los precios continúan consolidándose justo por encima de los 55 dólares por barril.
De hecho, para el analista, gracias a la robusta demanda de los mercados emergentes, la situación de la oferta se normaliza, y con la perspectiva de un repunte de la actividad de ocio y viajes a mediados de año, las perspectivas de escasez de oferta aparecen en el horizonte.
El mercado del petróleo aparentemente se encoge de hombros ante los temores de continuar con la pandemia y las fluctuaciones del mercado de valores. Los precios del petróleo se consolidan justo por encima de los 55 dólares por barril tras las ganancias de principios del año.
Las preocupaciones sobre los viajes por el Año Nuevo chino se compensan en parte por signos de fortaleza de la demanda en otros lugares y signos de escasez de suministros de petróleo en Estados Unidos.
Si bien China sorprendió con importantes importaciones de petróleo crudo en la segunda mitad de 2020, otros mercados emergentes parecen haber aumentado las importaciones más recientemente, justo cuando las compras chinas se enfriaron.
Los niveles de almacenamiento están nuevamente en rangos de años pasados y deberían tender a niveles promedio a mediados de año. El superávit del año pasado prácticamente ha desaparecido. La demanda de petróleo podría experimentar un impulso temporal para el verano a medida que la recuperación se acelere con un repunte en la actividad de ocio y viajes.
Incluso podrían elevarse los precios del petróleo temporalmente por encima de los 60 dólares por barril.
Sin embargo, no hay que olvidar que el negocio del esquisto todavía tiene la mitad de sus plataformas de perforación inactivas y las naciones petroleras mantienen las válvulas de petróleo parcialmente cerradas.
"Las compañías petroleras se centrarán más en el aprovechamiento de reservas de petróleo y gas de bajo coste y baja intensidad de gases de efecto invernadero", afirma por su parte Thomas Faeh, analista de Scope. Hay que destacar que muchas empresas integradas de petróleo y gas han seguido el ejemplo de Repsol en 2020 al anunciar compromisos de reducción de las emisiones netas de carbono.
La previsión de una regulación más estricta y los bajos precios del petróleo plantean dudas sobre la calidad de los activos. En el primer semestre de 2020, las IOCs redujeron sus activos en 170.000 millones de dólares a raíz de la crisis de la Covid-19 y el desplome de los precios del petróleo.
Las IOCs disminuyeron los costes de explotación, mientras que los gastos de capital se redujeron en promedio alrededor de un 20% en comparación con 2019. Suspendieron las recompras de acciones y, en algunos casos, recortaron dividendos. El punto de equilibrio del flujo de caja libre después del pago de dividendos ha descendido a alrededor de 50 dólares/barril o incluso menos.
Las medidas tomadas fueron significativas si se tiene en cuenta que el apalancamiento financiero -medido por los múltiplos de deuda/EBITDA ajustados por el análisis de Scope- se elevó en 2020 a niveles que no se veían desde 2016 en los gigantes de la industria y se superaron en el caso de las IOCs europeas grandes y medianas.
Según Carbon Tracker, las grandes empresas de petróleo y gas que cotizan en bolsa deben reducir su producción en un 35% de media de aquí a 2040 para mantener las emisiones de CO2 dentro de los objetivos climáticos.
"Un cambio tan drástico bloquearía los activos de las empresas integradas de petróleo y gas, obligándolas a amortizar gran parte de ellos o a liquidarlos por completo antes de que finalice su vida útil", afirma Faeh.
"Esperamos que las empresas integradas de petróleo y gas mantengan la disciplina de gasto este año, incluso cuando la recuperación tome forma", dice Shokhitbayev.
Y mientras tanto, la construcción de oleoductos y gasoductos se redujo un 13% en 2020 por riesgo de activos varados, según un estudio anual de Global Energy Monitor. Pero a pesar de la caída, los planes de construcción de oleoductos a nivel mundial siguen siendo contrarios a los objetivos de neutralidad de carbono del mundo.
Hay más de un billón de dólares en proyectos de oleoductos y gasoductos en marcha y se sigue ofreciendo apoyo político y financiero a los promotores.
Si los proyectos se completan, esto socavará drásticamente las promesas de las principales economías de alcanzar la neutralidad de carbono, mientras que los objetivos de reducción de emisiones hacen subir el riesgo de que los oleoductos se retiren antes de tiempo y se conviertan en activos varados.