Estiman un superávit comercial mayor a US$ 10.000 millones en 2021
Además de la inflación de 4% y la suba de casos de Covid-19, diciembre incluyó otro susto para la economía: la desaparición del superávit comercial.
Tras 27 meses en positivo, las importaciones superaron a las exportaciones y el saldo comercial fue deficitario en US$ 364 millones. Sin otra fuente de ingreso de dólares y con pocas reservas para defender las microdevaluaciones, el dato preocupó y puso en duda la capacidad del Gobierno de llegar a las elecciones de octubre sin un salto en el dólar oficial.
Sin embargo, el consenso privado es que los datos de diciembre fueron una excepción. En otras palabras, en 2021 seguirá el superávit comercial y, de hecho, sería mayor que el de 2020, que se ubicó en US$ 12.528 millones.
“Para 2021, proyectamos un superávit comercial más alto, de U$S 15.000 millones, por rebote de las exportaciones de 17%, gracias al salto de los precios agrícolas y la recuperación de la economía global (en especial, de Brasil), mientras que las importaciones subirán en menor magnitud (casi 16% de suba), impulsadas por el repunte de la actividad”, señalaron desde FMyA.
“El superávit comercial de 2021 podría ser mayor de no ser por el impacto negativo que está teniendo en las exportaciones la brecha cambiaria y la incertidumbre del sector exportador. Por caso, las exportaciones industriales de 2020 sufrieron una caída en cantidades de 28%, record histórico y no todo se explica por la caída del comercio internacional (en la crisis de 2009 la caída fue de 7%)”, agregó el reporte de FMyA.
Las lluvias de los últimos días y la brusca baja de las temperaturas ayudaron a la cosecha gruesa. No hay nada dicho aún, pero por lo menos hubo un poco de alivio, tras varias semanas calurosas y secas, y se disiparon los temores de una sequía severa que afecte sustancialmente los rindes.
“Las exportaciones de manufacturas agropecuarias (harina y pellets de soja, aceite, etcétera) cayeron más de US$ 1.000 millones comparado con noviembre, afectadas por el paro en las plantas de aceite de soja y los puertos”, señaló Delphos en un informe. La situación, agregó, se normalizó a fines de diciembre “y en enero debería mostrar valores normales”. Las exportaciones industriales, por su parte, todavía se mantienen por debajo de los niveles del segundo semestre de 2019 mostrando cierta debilidad en la demanda externa. Allí, Brasil es clave.
“En las importaciones se advierte una progresiva recuperación de las importaciones de bienes de capital, piezas y accesorios, bienes intermedios y de consumo, que comienzan a recuperar los niveles prepandemia”, agregó el trabajo.
“El resultado de la balanza comercial en 2021 es fundamental para acumular reservas para robustecer el esquema macroeconómico. Los buenos precios de los commodities podrían aportar alrededor de US$ 5.000 millones adicionales respecto del año pasado. Es también claro que las importaciones tenderán a crecer aún con la regulación gubernamental sobre algunos rubros importantes como el automotor”, agregó el reporte.
Un rubro clave por su incidencia en el resultado comercial es el sector energético. Entre 2011 y 2018, la balanza comercial energética fue deficitaria en casi US$ 4.000 millones en promedio con un pico de casi US$ 7.000 millones (1,5% del PIB) en 2013.
“En 2020, el comercio de petróleo, gas y energía eléctrica fue superavitario en US$ 928 millones, luego de 9 años de déficits consecutivos. Sin embargo, la balanza comercial gasífera tuvo un déficit de aproximadamente US$ 900 millones en 2020. La demanda de gas y petróleo en 2021 se incrementará de la mano de la mayor actividad mientras que las tendencias actuales de producción local son declinantes. La producción de petróleo crudo disminuyó 9% interanual en septiembre mientras que la producción gasífera cayó el 10,9% interanual. En septiembre la mayor caída interanual en la producción de gas correspondió a YPF (-25,4% interanual), que actualmente produce un cuarto del total del gas generado en el país”, señaló el reporte.
Ante ese escenario se comprende la preocupación del Gobierno por implementar el Plan Gas 4, para promover la producción a la vez que impulsa la liberación de cash-flow de YPF para aumentar las inversiones en los próximos años. En la primera subasta del Plan Gas 4, YPF tuvo un balance positivo, obteniendo una retribución de US$ 3,66 por BTU (el mayor precio ofertado) por 4 años. La oferta adicional para el invierno resultó exigua, y el Gobierno necesita fuentes adicionales en este periodo donde la demanda es estacionalmente alta.
En esa época del año, la oferta local se complementa usualmente con importaciones desde Bolivia o de Gas Natural Licuado (GNL) vía marítima. La nueva ‘addenda’ al contrato de provisión de gas con Bolivia estipula menores volúmenes en el invierno, producto de la declinación de la producción boliviana. Así, parece necesario recurrir más a la importación de GNL mediante barcos o de gas natural de otros países de la región (Chile, por ejemplo).
“Es importante resaltar que en 2020 los precios del GNL estuvieron extraordinariamente bajos por recesión mundial, lo cual no es seguro vuelva a repetirse en 2021. De esta manera el déficit comercial gasífero regresaría en 2021, afectando el resultado comercial global”, advierten desde Delphos.
“Para 2021 estimamos un superávit comercial entre US$ 13.000 millones y US$ 14.500 millones, donde esperamos que el incremento en los ingresos por exportaciones de soja y otros commodities financien las mayores necesidades de importaciones de bienes de capital, bienes intermedios y combustibles. Las condiciones de humedad en los cultivos de soja y maíz junto con la dinámica de las exportaciones industriales y las mayores necesidades de divisas por las importaciones de gas son factores para monitorear en los meses que vienen. A mediano plazo es clave que los esfuerzos para que aumente la producción de combustibles por parte de YPF y otras firmas lleguen a buen puerto evitando un drenaje de divisas que afecte la macroeconomía y nos impida crecer”, resumen desde Delphos.
Si bien las proyecciones de dólares comerciales son alentadoras, seguirán faltando divisas porque la demanda, aun con supercepo, se filtra por donde puede y hay algunos vencimientos en moneda dura que aún no se han despejado. En enero, el BCRA apenas compró US$ 220 millones. Ya no vende como antes, es cierto, pero compra poco. La brecha parece contenida en la zona de 70-75%, pero no está claro que se quede quieta allí. En octubre pasado anduvo en la zona de 130% y será un tema para seguir de cerca.
Según GMA Capital, el Gobierno apostará a conseguir algunos dólares financieros. “La ruta de la emisión de deuda en mercados voluntarios está vedada. Para convencerse, basta con ver al riesgo país rozando los 1.450 puntos básicos y a los Globales recientemente reestructurados operando debajo de los 40 centavos de dólar”, dice el reporte.
“Todas las esperanzas, entonces, recaen sobre el financiamiento a través de organismos multilaterales de crédito. Pero antes de soñar con algún desembolso que permita capear vencimientos por US$ 7.400 millones en 2021 (incluyendo US$ 2.300 millones con el Club de París en mayo), Argentina debe sentarse con su principal acreedor: el FMI. El organismo es parte interesada como nunca antes: los US$ 44.000 millones desembolsados por el Stand By de 2018 representan más que todas las líneas de crédito vigentes con el resto de los países del mundo”, contextualiza el reporte. Mientras la política va y viene con el FMI (alguna semana avanza y parece retroceder en otras), el mercado espera novedades.
En diciembre, las “personas humanas” registraron compras netas de moneda extranjera por US$ 311 millones, básicamente, para atesoramiento (US$ 157 millones de billetes, con un descenso de 10% con respecto al mes previo) y para gastos efectuados con tarjetas por consumos con proveedores no residentes (US$ 125 millones, con una caída de 68% si se lo compara con igual mes del año anterior, en un marco de continuidad de restricciones en las fronteras). En cuanto a la cantidad de operadores, 851.000 individuos compraron billetes, mientras que unos 38.000 vendieron, con compras y ventas per cápita por US$ 194 y por US$ 214, respectivamente.