GameStop, empresa en vía de liquidación, subió su valor hasta 1.700% y causó pérdidas a tres fondos de inversión por alrededor de US$ 6.000 millones
PABLO ROSENDO GONZÁLEZ
Millones de pequeños inversores agrupados en foros de Internet obligaron a tres fondos de inversión a sacar la bandera blanca de rendición después de dos meses de una batalla sangrienta en la que perdieron hasta US$ 6.000 millones.
Los dos grupos apostaban a favor y en contra de una empresa camino a la liquidación que sigue en la mesa de saldos pese a que su valor especulativo subió 300% ayer y 1.700% desde diciembre. Las acciones de BlackBerry y la editorial Pearson pueden ser los campos de próximas batalla, en esta novedosa pelea entre amateurs y sofisticados.
Una horda de gente común está desafiando a los profesionales de las finanzas de Wall Street. Compuesta de adolescentes que todavía no terminaron la secundaria, empleados trabajando desde la casa por la Pandemia con tiempo extra para chatear en foros de Internet, jubilados que ya no tienen nada para perder y algún que otro terraplanista ávido por ir contra el sistema sin importar qué sea el sistema, la masa amorfa de inversores amateurs está mostrándole a los profesionales que sus formas sofisticadas de hacer dinero apenas con dinero pueden fracasar si ellos se rebelan y se unen para contrarrestar sus apuestas.
Los profesionales universitarios con maestrías en finanzas de los sofisticados fondos de inversión, que hasta hace días cantaban loas al libre mercado pidiendo libertad plena para sus despliegues de apuestas de dinero, golpean ahora las puertas de los reguladores del mercado como la Comisión Nacional de Valores de los Estados Unidos (conocida como SEC por sus siglas inglesas), rogándoles que prohíba que esos amateurs apuesten en el mercado contra las apuestas que ellos mismos hacen para ganar dinero fácil.
La guerra entre los inversores amateurs, con apenas unos cientos de dólares para apostar, y los inversores sofisticados, que tienen millones y millones en sus arcas para bancar sus apuestas, llegó ayer a un punto de quiebre cuando tres fondos de inversión tuvieron que aceptar su derrota y retirarse de la pelea con “pérdidas estratosféricas”, originando una ola de rumores en los diarios financieros globales.
La Casa Blanca estudia prohibir los foros de Internet que busquen manipular las acciones, tituló anoche el Financial Times en su portada durante unos minutos. El diario de color salmón, que ahora es propiedad del gigante de medios japonés Nikkei, retiró la versión, que había publicado sin atribuirlo a ninguna fuente de información, abruptamente y sin dar explicaciones media hora después.
Hoy a la mañana, The Wall Street Journal alertó que la cotización de los precios futuros de muchas acciones apuntaban a pérdidas aún mayores para los inversores profesionales por la manera “salvaje”, según ellos que son la voz de los profesionales, en la que los amateurs se unen en plataformas sociales como foros de Reddit, Facebook y Twitter para poner en jaque a los profesionales. Pobres.
“Impulsados por una mezcla de aburrimiento y odio al sistema,” dijo The New York Times, los amateurs “se unieron contra las operaciones especulativas de fondos de inversión manejados por profesionales de las finanzas que apostaban a la baja de la acción de una empresa de ventas de juegos y la hicieron subir 138% en un día.”
La pelea entre amateurs y profesionales que ganó notoriedad mundial ayer, comenzó en verdad en noviembre, cuando un fondo de inversión de cobertura (hedge fund) comenzó a apostar a que la acción de la empresa GameStop, una distribuidora de juegos y software, perdería su valor. Hay dos formas de apostar en la bolsa. La simple, que la empresa gane valor. La otra, apostar a que perderá valor. En la bolsa se dice que la segunda es una estrategia sofisticada.
GameStop está en franca caída y casi sin posibilidades de recuperación en el corto plazo. La empresa es casi una cascara vacía sin nada adentro que sin embargo tiene sus acciones cotizando en la bolsa y cualquiera puede comprar o vender una parte para especular con su precio. Eso hicieron los fondos: apostaron a que su valor de mercado caería.
Como es habitual en este tipo de apuestas a ganar con la caída de una acción, conocida como short selling, el fondo de inversión alquiló -por así decir—las acciones de la empresa a una casa de bolsa. Luego de pagar la comisión por el alquiler, el fondo vendió las acciones que había alquilado para tergiversar el precio de la acción a la baja, con el objetivo de recomprarlas luego a un precio menor una vez destruido el precio, para hacerse de la diferencia. Típica maniobra de profesionales de la especulación.
Claro que no contaban con que un grupo de inversores amateurs, “quizás guiados por una mezlca de avaricia y aburrimiento” como arriesgó el NYT, comenzó a unirse en uno de los tantos foros de Reddit -muy similar a los foros de inversores del mercado local como el de Rava Online- para comenzar una historia que seguramente Netflix hará película en breve.
En noviembre, GME -como se conoce a las acciones de GameStone- podía comprarse por US$ 3,35. Anoche, luego de un día en el que Bloomberg siguió segundo a segundo su negociación, terminaron valiendo arriba de US$ 300. Hoy las acciones cotizaron hasta en US$ 500 dólares antes de la apertura. Como el salvajismo seguía, algunas casas de bolsa comenzaron a rechazar las operaciones que pedían sus clientes.
¿Cómo fue que se armó está montaña rusa? Los inversores amateurs, que odian a los profesionales desde la crisis financiera de 2008 -cuando los fondos profesionales y los banqueros fueron rescatados por los bancos centrales para evitar una caída en la economía global-, comenzaron a apostar contra los que apostaban a la baja de GME y compraban sus acciones anunciándolo en el foro de Reddit con el lema "sólo se vive una vez" (Yolo).
Los fondos de inversores profesionales, a su vez, para evitar pérdidas mayores en el momento que tuvieran que reponer aquellas acciones alquiladas que habían vendido, comenzaron a recomprar las acciones que deberían devolver. Pero los amateurs del foro duplicaron su número en apenas días y siguieron comprando.
Para hacer corta una historia larga: se viralizó, se creo un espiral de precios, la acción no paró de subir hasta que la empresa semi quebrada se convirtió en una de las 500 más valoradas de Estados Unidos. Hasta que el míercoles, tres de los fondos de inversión que iniciaron el short selling sacaron la bandera blanca y se retiraron de la pelea asumiendo “pérdidas estratosféricas”, según admitió el vocero de una de ellas al Wall Street Journal. Tiraron la toalla. Ganaron los amateurs en el casino.
Por la suba irracional de su precio, GameStop fue incluso por unas horas una de las más valoradas entre las 500 empresas más grandes de Estados Unidos, según el valor especulativo bursátil que le dieron sus inversores.
La empresa, una distribuidora minorista de electrónica y videojuegos venida a menos por el impacto de la pandemia, sigue destinada a la quiebra. De hecho, la propia GameStop (!paren el juego!) ya advirtió a sus accionistas que las duras pérdidas en la facturación anual sufrida en 2020 se repetirán este año. Su precio es una burbuja que, cuando estalle, se desvanecerá como por arte de magia.
Según el WSJ, los que apostaron a la quiebra perdieron más de US$ 6.000 millones. Point 72, D1 y Melvin, tres de los fondos que sacaron la bandera de rendición contra los amateurs, aseguran que no hay sólo amateurs en la batalla sino otros fondos grandes, como el de Ryan Cohen, el fundador de la compañía de comercio electrónico Chewy, que habría comprado 9 millones de acciones, ganando 300 millones de dólares en muy poco tiempo.
Y piden regulaciones para lo que consideran una manipulación del mercado que afecta al mercado global. Los memes en Internet se multiplicaban anoche con el perro gigante pidiendo libertad de mercado al lado del perro pequeñito pidiendo se regulara el mercado para evitarles pérdidas.
Fuera de estas batallas entre gigantes, lo cierto es que cientos de miles de pequeños ahorristas que pusieron apenas un dólar en diciembre, ayer tenían US$ 1750 adicionales.
Entre ellos, el NYT entrevistó al empleado de una inmobiliaria de Valparaiso, Indianapolis, a un ex cocinero del Bronx, a un pastor evangélico y a su esposa de Huntington Beach, California, y a un estudiante de la secundaria del conurbano de Milwaukee. Todos ellos ganadores momentáneos en su pelea contra los inversores sofisticados.
“Es ridículo lo que está pasando,” le dijo Pablo Batista al NYT. Batista invirtió US$ 4.000 en acciones que el miércoles valían US$ 67.000. Debería apurarse para tomar la ganancia porque así como subió, caerá cuando se pinche la burbuja.
"Lo rompimos,” dijo ayer uno de los foristas de WallStreetbeats. “Rompimos a GME", escribió otro al dar a conocer que la bolsa había parado una vez más la compraventa de las acciones.
“Ahora tenemos que hacer lo mismo con el precio de la plata,” se envalentonó otro de los foristas, asegurando que el precio de la plata debería ser en verdad miles de veces superior, pero que se mantiene artificialmente bajo por el short selling de los grandes fondos.
Fue en ese momento que el foro de Wallstreetbeats se apagó durante una hora (entre las 9 y las diez de la noche de la costa Este de Estados Unidos) provocando que Bloomberg especulara en su portada con una posible intervención del regulador.
El Financial Times se sumó a la ola de miedo y aseguro que además de otras empresas a las que los foristas comenzaban a hacerle subir el precio, como BlackBerry, cuyas acciones se han duplicado en las últimas tres semanas, ya había movimientos especulativos contra las acciones de Pearson, la editorial que hasta poco era la dueña del FT Group.
Pareciera un evento novedoso y nunca visto. Es en realidad el viejo clásico entre Main Street, que representa a la economía real, la economía del hombre de a pie, la de las pequeñas empresas y negocios que se manejan con el dinero real y no especulativo, contra Wall Street, que representa los mercados financieros, los valores especulativos, los derivados y las apuestas reguladas para favorecer al dueño del dinero.
El dato positivo para la Argentina, en medio de esta guerra, es que el mercado financiero local, después de la pandemia del libre mercado que impuso la administración de Mauricio Macri, es ínfimo. No existe. El miércoles (27/1) Las acciones en la bolsa de Buenos Aires movieron $1.027 millones, es decir US$ 11,7 millones al valor oficial. Menos de siete millones de dólares al blue. En la bolsa de Nueva York, en comparación, más de US$ 23 mil millones en acciones cambiaron de manos en la batalla entre inversores sofisticados y amateurs.
Tampoco hubo grandes casos cuando el volumen negociado de acciones argentinas era mayor en la época de Macri, donde el lenguaje financiero inundó el sentido común y los diarios locales hablaban del funcionario Luis Caputo como si fuera Lionel Messi -prensa generosa-, lo que fue recordado ayer en varios tweets, como el que publicó la cuenta de la persona que antes era conocida como vidente natural.
La empresa de Eduardo Elsztain, IRSA, que cotiza en la bolsa de Nueva York, es una de las pocas locales que sufrió -en la década pasada- el ataque de uno de esos fondos especialistas en short selling. Fue el 20 de Noviembre de 2015.
El fondo Spruce Point Capital Management, experto en apostar contra las empresas en corto, inundó las casillas de correo electrónico de todos los periodistas locales anunciando que había encontrado supuestas irregularidades en la adquisición de un conglomerado de empresas en Israel por parte de Irsa e intentó hacer caer el precio de la acción de su controlante, Cresud, la empresa agrícola con acciones en circulación más grande de la Argentina.
Declarando abiertamente su estrategia, el fondo Spruce Point, aseguró que Cresud, a través de Irsa y sus afiliadas, había comprado una mayoría accionaria en IDBD, una holding Israelí propietaria de un conglomerado de empresas en ese país que tenía una deuda de US$ 6.900 millones. Al lanzar su estrategia, el fondo Spruce aseguró que Cresud-Irsa habían cocinado sus libros y ocultado esa deuda a los inversores. El fondo vendió sus acciones en corto y logró que Cresud cayera ese día hasta 7,9% . Pero fracasó en hacerla llegar al valor que pretendía por la rápida respuesta del management de Irsa.
En tweeter se recordaba ayer, en cambio, a la manipulación de mercado que provocó la falsa noticia del 28 de mayo de 2015 que aseguraba que Sociedad Comercial del Plata cotizaría en Nueva York con ADRs, versión que movió a las acciones locales a la suba hasta un 15% para después caer como un globo cuando se supo que era falso.
Antes del mediodía de Nueva York, las casas de compra y ventas de acciones Interactive Brokers Group y Robinhood Markets, donde los foristas de Wallstreetsbeats hacían sus transacciones, decidieron dejar de operar las acciones de GameStop, AMC y BlackBerry. En el foro de Reddit, los foristas se quejaban por esta intervención en el mercado libre, asegurando que era una manipulación. Media hora después del impedimento de operar en ciertas plataformas, las acciones de GameStop caían de un máximo de US$ 469 a US$ 132, un 62% menor al precio de cierre de ayer. Cerró con una caída de 44% a US$ 193,60, una tremenda montaña rusa no apta para cardíacos.
Así son los mercados y la especulación financiera, como concluyó Mark Twain cuando relató el crash de la bolsa de Octubre de 1873. En esa oportunidad, la burbuja que explotaba era la de los ferrocarriles, pero adelantaba la semana trágica de Octubre de 1929. Como en esas dos oportunidades, la certeza es la misma. "Octubre es uno de los meses particularmente peligrosos para especular en la bolsa. Los otros meses peligrosos son julio, septiembre, abril, noviembre, mayo, marzo, junio, diciembre, agosto, febrero y enero."
Esta nota fue actualizada a las 20:07 para incluir el ataque a las acciones de Cresud y el precio de cierre de las acciones de GameStop.