VANAND MELIKSETIAN

El motor económico chino requiere grandes cantidades de materias primas como el carbón para impulsar las industrias. Si bien la mayor parte del carbón se extrae a nivel nacional, China depende cada vez más de las importaciones para satisfacer sus necesidades. Australia, en comparación, es un importante exportador de varias materias primas que se ha beneficiado de la expansión de la economía del sudeste asiático en general y de China en particular. 

Sin embargo, las relaciones entre Canberra y Beijing se han deteriorado significativamente a lo largo de los años y han tocado fondo, lo que constituye una gran amenaza para la industria minera australiana. Las economías de los dos países son muy complementarias. China requiere grandes cantidades de materias primas como mineral de hierro, gas natural y carbón, que Australia tiene en abundancia. Además, los bajos costos de producción y la relativa cercanía a los mercados asiáticos son activos importantes. La industria minera australiana depende en gran medida de las importaciones chinas. 

Por lo tanto, el lenguaje belicoso del actual liderazgo en Canberra sorprendió a Beijing. Las relaciones políticas comenzaron a deteriorarse después de que Huawei fuera efectivamente prohibida en agosto de 2018. El llamado de Canberra a una investigación internacional sobre el origen del Coronavirus fue la gota que colmó el vaso para China. Desde entonces, Beijing ha aumentado la presión sobre Australia para que sirva de ejemplo para otros.

Se imponen aranceles paso a paso a una lista cada vez mayor de productos como la cebada, la carne vacuna y el vino, por nombrar algunos. Los sectores de minería y energía de Australia son los mayores generadores de exportaciones con un tercio de los ingresos en 2019 . Los principales clientes de estos productos son empresas chinas. Por lo tanto, el cambio de política de Beijing en lo que respecta a las importaciones australianas es una advertencia para el próximo período difícil. Especialmente los sectores que pueden ser sustituidos con relativa facilidad corren el riesgo de verse afectados, como la industria minera y el carbón.

Una serie de accidentes y unas normas medioambientales más estrictas en China han dificultado el aumento de la producción de carbón. Por tanto, es probable que los consumidores sigan dependiendo en parte de las importaciones. 

Estos se pueden dividir en dos tipos: carbón térmico y carbón coquizable. El primero se utiliza en centrales eléctricas y el segundo en la producción de acero. El año pasado, los mineros de Australia suministraron el 40 por ciento de las importaciones totales de coque y el 57 por ciento del carbón térmico . Será menor en 2020 y también se prevé una disminución importante para el próximo año.

Beijing introdujo un sistema de cuotas hace varios años para apoyar a su industria minera nacional. Hasta fin de año, se permiten 20 millones de toneladas adicionales en el país. Principalmente, Indonesia y Rusia se beneficiarán, mientras que los productores australianos probablemente sentirán la peor parte de la ira de Beijing. Según The Guardian, 60 graneleros con carbón australiano ya están varados frente a la costa china entre 4 y 24 semanas.   

Las tensas relaciones de Australia con su cliente más importante no podrían haber llegado en peor momento. La economía del país se ha beneficiado enormemente durante las últimas décadas, que registraron 28 años consecutivos de crecimiento . Incluso después de la crisis financiera de 2008, la economía de Australia no se vio afectada de manera significativa, como el resto del mundo, debido a la ola de construcción de China y la demanda insaciable de combustibles fósiles y mineral de hierro. La pandemia de Covid-19, sin embargo, ha puesto fin a un período sin precedentes en la historia económica del país.

El reconocimiento de Canberra de la necesidad de reducir las tensiones se puede ver en sus intentos de iniciar un diálogo con China. El ministro de Comercio de Australia se ha comunicado con su homólogo en Pekín, pero aparentemente nadie contesta el teléfono ni devuelve la llamada . El lenguaje fuerte de Canberra llegó en un momento especialmente delicado, ya que las relaciones con Estados Unidos empeoraban. Pekín interpretó las críticas como si Australia cumpliera los deseos del presidente Trump.

Esto tomó a los chinos con la guardia baja, pero también presentó una oportunidad. Desde el punto de vista de Beijing, sus relaciones económicas con Australia están desequilibradas a su favor. Si bien muchos productos se importan del estado insular, la mayoría pueden reemplazarse fácilmente por productos de otros destinos. Australia, por lo tanto, depende mucho más de China que al revés. Se ha presentado la oportunidad de ser un ejemplo para otros, lo que significa que las relaciones comerciales vienen con un hilo: no interfiera con los asuntos internos.