Actualmente aporta menos del 1% del total de producción de petróleo y gas de Argentina
SOFÍA DIAMANTE/La Nación
Mientras el presidente Alberto Fernández lanzaba por segunda vez el Plan Gas, el programa con el que busca "incentivar la inversión y la producción de este recurso", la petrolera estadounidense ExxonMobil anunciaba a través de un comunicado internacional que eliminaba de su plan de desarrollo "los activos menos estratégicos", como "los proyectos de gas seco en la Argentina".
En contrapartida, indicaba que las prioridades de inversión estarán concentradas en la producción de petróleo en Guyana y en Brasil.
La compañía aclaró luego que la decisión "no obedece a una situación puntual de la Argentina" y que el diferimiento del desarrollo del gas seco también sucederá en Estados Unidos y Canadá. "Nuestro foco de corto plazo sigue siendo el crudo, pero igualmente vamos a participar con nuestros socios del Plan Gas", explicaron fuentes de la empresa.
La historia de ExxonMobil en la Argentina, sin embargo, es un reflejo de la situación del sector energético local. La petrolera se instaló en el país hace casi 110 años. Por mucho tiempo, su principal foco de negocios fueron las estaciones de servicio Esso, hasta que en 2012 vendió las 450 bocas de expendio y su refinería a Pan American Energy Group (en ese entonces Bridas), compañía de la familia Bulgheroni y de la estatal china Cnooc. En algunas ciudades del interior todavía se puede ver el logo azul y colorado de Esso, que pronto se transformará al color "frambuesa", bajo la marca Axion.
En la petrolera explicaron que la decisión de vender ese negocio se enmarcó en una estrategia global de enfocarse más en la producción de petróleo y gas. En su momento vendieron también el negocio de estaciones de servicio en Brasil.
Unos años antes, en 2010, ExxonMobil plantó bandera en Vaca Muerta, cuando todavía no estaba probado el potencial que tenía la formación no convencional de gas y petróleo. Pero recién el año pasado confirmó que pasaba el bloque Bajo del Choique - La Invernada del estado de exploración a desarrollo masivo, con el objetivo de producir 55.000 barriles equivalentes de petróleo por día en cinco años. Actualmente, ExxonMobil aporta menos del 1% del total de producción de petróleo y gas del país.
En paralelo, la petrolera enfocó sus inversiones en dos áreas que compiten con Vaca Muerta en el exterior: el bloque Liza en Guyana y el Presalt en Brasil, ambos situados costa afuera (offshore).
La productividad en gas y petróleo de Vaca Muerta no tiene nada que envidiarles a esos proyectos, según explican los analistas, pero el cambio constante de reglas de juego en el país hizo difícil que la petrolera priorizara sus inversiones en la Argentina.
Por ejemplo, en 2018, ExxonMobil tenía planeado ingresar en el programa de estímulo a la producción de gas de la resolución 46, que lanzó el exministro de Energía Juan José Aranguren, pero a último momento, cuando la crisis económica aceleró el ajuste fiscal, el ingreso al plan quedó vedado. La empresa entonces decidió cambiar su foco de producción al petróleo, pero la decisión del gobierno de Mauricio Macri no cayó bien a los directivos.
Tiempo después llegaron el congelamiento del precio de los combustibles y el control de capitales, que imposibilitaba la salida de regalías a la casa matriz.
Lo paradójico de la petrolera es que, hace tiempo, la producción de gas y petróleo dejó de ser su principal negocio en el país. En cambio, tiene un centro de servicios con 2000 empleados, que creó en 2004, y que brinda asesoramiento interno para sus negocios en otros 42 países (principalmente en Estados Unidos y Canadá), en impuestos, recursos humanos, seguridad informática y compras a proveedores. Son todos trabajadores bilingües con títulos universitarios que, con la devaluación de la moneda, a diferencia del negocio energético, se volvieron más rentables.
Este no fue un bueno año para la petrolera que, como todas las empresas energéticas, vio derrumbarse sus ingresos por la caída en el consumo y en el precio del gas y del petróleo por la pandemia; por eso ExxonMobil tomó la decisión de recortar inversiones.
El golpe más duro llegó en agosto, cuando el Dow Jones quitó de su índice bursátil a la petrolera por la caída en el valor de sus acciones. Solo 15 años atrás, en 2005, ExxonMobil era la segunda empresa más valiosa del mundo, detrás de General Electric. Hoy, ese mismo rating es dominado por las tecnológicas Apple, Amazon, Microsoft, Google, Facebook y Alibaba. Solo la petrolera estatal Saudi Armaco se mantiene en el top cinco.
LIAM DENNING/Bloomberg
Exxon solía ocupar el ático en ese edificio de marfil conocido como Supermajor Towers. Sus vecinos compartieron este espacio enrarecido pero bajaron del ascensor muchos pisos más abajo. Hoy, Exxon cotiza con un 16% de descuento frente a sus pares en el precio de reserva. En igualdad de condiciones, si aún disfrutara de su prima histórica (92% en promedio en los cinco años previos a 2016), valdría aproximadamente 200.000 millones de dólares más de lo que es.
La prima histórica de Exxon se basaba en la reputación de ser la petrolera más inteligente de la sala. Inteligente en la ejecución de proyectos grandes y complejos. Inteligente en ser disciplinado con su capital y hacer apuestas estratégicas. La reputación operativa permanece intacta. Es la reputación de este último la que se ha derrumbado.
La próxima amortización de activos de gas natural de US$ 17 mil millones a US$ 20 mil millones cierra un capítulo que comenzó hace casi exactamente 11 años con el anuncio de una oferta de US$ 41 mil millones para el perforador de gas de esquisto XTO Energy Inc. El posterior colapso de los precios del gas natural hizo adivinar el momento de una eventual discapacidad, algo así como un juego de salón en los círculos de la industria. La única sorpresa es que tardó tanto.
Hace dos décadas, Exxon acababa de cerrar el trato que creó su encarnación moderna, la adquisición de Mobil Corp por 80.000 millones de dólares. Fue un golpe maestro, tanto en el momento oportuno, justo antes de que comenzara el superciclo, como en la obtención de activos de elección como el líquido natural licuado de Qatar. riquezas de gas.
Pero desde entonces Exxon ha cometido varios errores importantes. Antes de XTO, se equivocó debido al cambio radical en el sector del gas de EE. UU., Invirtiendo en capacidad de importación que tuvo que cambiarse a la exportación. Hizo una gran apuesta por Rusia, que luego quedó paralizada por las sanciones tras la anexión de Crimea, algo que no es culpa de Exxon, pero de todos modos fue un gran golpe para los planes de desarrollo. Mientras tanto, una incursión en Irak fue larga en barriles pero corta en márgenes, y Exxon puede estar a punto de retirarse por completo también.
En el camino, la reputación de disciplina de Exxon se ha erosionado junto con su retorno de capital, la métrica que evangelizó en Wall Street bajo el ex director ejecutivo Lee Raymond. Esto se ha agudizado bajo el actual director ejecutivo, Darren Woods, cuyos planes de gasto anteriores a Covid-19 equivalían a reemplazar de manera efectiva la mayor parte de la gigantesca base de activos fijos de la principal en el espacio de cinco años, y ante la continua debilidad del precio del petróleo y la amenaza inminente. del pico de la demanda de petróleo. Es el tipo de estrategia contraintuitiva con la que solo las empresas con la reputación de Exxon podrían salirse con la suya. Excepto el colapso de la prima de la acción, y la capitulación de la estrategia a principios de este año, muestran que no se estaba saliendo con la suya.
Aquí hay un paralelo con otro ícono estadounidense, General Electric Co. como verdadero conglomerado, la valoración de GE se basó en gran medida en la creencia de que su liderazgo podría hacer (y ejecutar) apuestas más inteligentes que el mercado. Una serie de malas, sobre todo en el negocio de la energía, acabaron con eso, junto con el dividendo. Brooke Sutherland cuenta al menos $ 30 mil millones de amortizaciones de GE vinculadas a sus inversiones en energía en los últimos dos años.
El dividendo de Exxon permanece intacto; Dado que las recompras y los presupuestos de gran éxito ya se han eliminado, ese pago anual de aproximadamente $ 15 mil millones representa el último reducto. Más recortes al gasto, también anunciados el lunes, están diseñados para defenderlo. Aún así, la redacción del comunicado de prensa de Exxon sobre "trabajar para mantener un dividendo confiable" conlleva una desconcertante nota de ambivalencia para esta empresa.
De hecho, esto captura la esencia del problema. Exxon ha estado vendiendo activos o tomando préstamos para cubrir sus dividendos durante un par de años. La deuda neta sobre capital ha aumentado de aproximadamente un 15% a casi un 25% en ese tiempo (la amortización podría llevarla aproximadamente al 27%). Al asumir tal apalancamiento, Exxon ha convertido lenta pero seguramente sus acciones en lo que se supone que los supermajors no deben ser: un juego de precios del petróleo. Es el tipo de historia de renta variable arriesgada que se puede encontrar con demasiada facilidad en este sector.