GIDEON RACHMAN
El presidente de EE.UU. marca mucho el tono de la política mundial. Los temas y el lenguaje del ocupante del Oficina Oval suelen ser recogidos rápidamente por los políticos de todo el planeta. La mayoría de los países quieren mantener relaciones amistosas con la nación más poderosa del mundo.
Incluso un presidente tan poco ortodoxo como Donald Trump tiene seguidores e imitadores fuera de su país. Sus frases favoritas -como "noticias falsas"- fueron adoptadas por líderes tan diversos como el brasileño Jair Bolsonaro y el israelí Benjamin Netanyahu. La moda de denunciar a las "élites liberales" también se ha globalizado en los años de Trump, hasta por parte de los partidarios de Narendra Modi, el primer ministro de la India, y por quienes están a favor del Brexit en Gran Bretaña.
Pero mientras que los populistas de derecha se apurarán para adaptarse a una presidencia de Joe Biden, los líderes más progresistas se sentirán aliviados con el cambio de liderazgo en Estados Unidos. Angela Merkel de Alemania y Justin Trudeau de Canadá mantenían relaciones difíciles con Trump. A muchos líderes europeos les preocupaba que un mandato de Trump llevara a Estados Unidos a retirarse de la OTAN y tratar de socavar a la UE. Habrá alegría en Bruselas y Berlín por la salida del actual presidente.
La actitud de las democracias asiáticas puede ser más equívoca. Trump ha demostrado ser un aliado inestable y a veces abusivo. Pero los gobiernos de Japón, Australia y Taiwán aprecian su postura más severa con China. A ellos les preocupa lo que pueda suceder en la administración Biden.
Argentina podría ser uno de los países de América Latina que más se beneficien, dada la necesidad de Joe Biden de tener socios diplomáticos para promover los intereses de EE.UU. en la estabilidad y prosperidad regional. Sin embargo, podrían pronto surgir tensiones si Washington no apoya el nuevo programa que acuerde el FMI para estabilizar la economía argentina.
"Una victoria de Biden dará vuelta la página en la complicada relación que mantiene Argentina con la Casa Blanca de Trump", dijo Benjamin Gedan, que dirige el proyecto Argentina en el think-tank Wilson Center. Pero advirtió que no cesarán las viejas tensiones, incluyendo las vinculadas a los estrechos lazos del país sudamericano con China,.
El presidente iraní, que apostó al acuerdo nuclear de 2015 como su gran logro, sufrió un duro golpe cuando Trump retiró a EE.UU. del acuerdo en 2018 y volvió a imponerle sanciones.
Antes de renunciar el próximo verano, Rouhani espera que Joe Biden regrese al histórico acuerdo. "Ahora, existe la posibilidad de que la próxima administración de EE.UU... vuelva a asumir sus compromisos internacionales", dijo Rouhani después de la victoria de Biden.
Alemania es uno de los países que más se beneficia de una presidencia de Biden. Con Trump, las relaciones entre los dos países se deterioraron como nuncas. Constantemente castigaba a Berlín por su relativo bajo gasto en defensa, su alto superávit comercial y su apoyo al gasoducto Nord Stream 2 que llevará el gas ruso directamente a Europa.
El día que ganó Joe Biden, Heiko Maas, el ministro de asuntos exteriores de Alemania, ofreció a Washington un "nuevo acuerdo", un nuevo comienzo en las relaciones transatlánticas. Dijo que Berlín ofrecerá a la nueva administración "propuestas concretas" sobre cómo lidiar con China, el cambio climático y la pandemia. Merkel, que tenía una relación notoriamente irritable con Trump, señaló que recuerda haber tenido "buenas reuniones y conversaciones" con Biden.
El primer ministro canadiense puede esperar una significativa disminución de las tensiones comerciales, y es poco probable que el gobierno de Biden continúe la guerra arancelaria por el aluminio canadiense que importa EE.UU.
Trudeau también recibe con agrado el renovado interés de la administración Biden por el cambio climático y la protección del medio ambiente. Si bien la inversión en energía verde y la reducción de las emisiones de carbono han sido políticas clave para el Partido Liberal de Trudeau, el gobierno Trump se retiró del acuerdo climático de París y no apoyó ningún esfuerzo multilateral para combatir el cambio climático.
El presidente francés se esforzó más que la mayoría de los líderes de Europa occidental por construir una buena relación con el presidente. Cortejó a Trump y decía a sus colegas de la UE que la mayoría de las decisiones más escandalosas del presidente de EE.UU., como abondonar el acuerdo climático de París, eran promesas de campaña y que era poco probable que se revirtieran.
Recibirá con satisfacción la llegada del más multilateralista Joe Biden, a quien nunca ha conocido en persona pero que ha prometido volver a unirse al acuerdo climático de París.
Within hours of the US election result being declared, Mr Maduro said in a tweet that Venezuela "will always be ready for dialogue and understanding with the people and government of the United States". However, Mr Biden has been critical of the Maduro regime and described Venezuela's leader as a dictator.
El presidente izquierdista de Venezuela parece dispuesto a durar más que, a pesar de los enérgicos esfuerzos de EE.UU. en los últimos cuatro años para desalojarlo. El gobierno socialista revolucionario de Maduro espera que Joe Biden alivie las sanciones estadounidenses que han profundizado una crisis humanitaria provocada por años de mala gestión. Sin embargo, Biden ha sido crítico con el régimen de Maduro y describió al líder de Venezuela como un dictador.
Ex altos funcionarios de los Estados Unidos creen que la administración Biden ofrecerá a Maduro algunas concesiones para aliviar el sufrimiento humanitario. También creen que habrá un esfuerzo renovado para encontrar una solución negociada a la crisis, en lugar de simplemente tratar de forzar la salida de Maduro.
El presidente brasileño es uno de los aliados políticos e ideológicos más cercanos a Trump. En los dos años desde que asumió, Bolsonaro siguió a EE.UU. en cuestiones de política exterior, desde el cambio climático hasta las relaciones con China y Venezuela - un gran giro para un país que históricamente se ha enorgullecido de su política exterior más neutral y no alineada.
Ante el resultado de las elecciones de EE.UU., Bolsonaro comenzó a cubrir su retórica, diciendo a sus seguidores que "Trump no es la persona más importante del mundo". El cambio de tono refleja la cruda realidad que enfrenta Bolsonaro ante una presidencia de Biden: Brasil necesitará revisar su política exterior o enfrentarse al aislamiento.
El presidente de México, un populista de izquierda, y Trump cooperaron en las duras políticas de inmigración de Washington, muchas de las cuales Biden planea revertir. Debido a que México depende económicamente de Estados Unidos y su larga frontera común, López Obrador es el que más tiene que perder por la mala relación con su nuevo vecino.
El líder mexicano se niega a felicitar a Biden hasta que se resuelvan las impugnaciones de Trump. Joaquín Castro, congresista demócrata de Texas que preside el bloque hispano, calificó la decisión de postergar las felicitaciones como "un asombroso fracaso diplomático". México puede esperar más presión en las relaciones laborales, medioambiente, derechos humanos y la lucha contra la corrupción, dijo Verónica Ortiz, jefa de Comexi, un centro de estudios de asuntos exteriores.
El primer ministro de Israel mantuvo estrechas relaciones con Donald Trump y su yerno y asesor principal, Jared Kushner. En las elecciones parlamentarias del año pasado, Benjamin Netanyahu hizo campaña sobre sus estrechos vínculos con el presidente de los Estados Unidos. Washington tomó decisiones consideradas beneficiosas para Israel, entre ellas el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y la soberanía israelí sobre los Altos del Golán.
El domingo, Netanyahu felicitó a Joe Biden, partidario de las estrechas relaciones entre Israel y EE.UU., subrayando su "larga y cálida relación personal" con el presidente electo. Sin embargo, se espera que Biden adopte un enfoque más imparcial que su predecesor.
El príncipe heredero saudita consolidó su poder durante la presidencia de Trump. Mientras purgaba a sus rivales en el reino, la línea directa del príncipe con la familia Trump amortiguó los retrocesos contra su aventurerismo regional, desde la guerra en Yemen hasta el embargo del aliado de EE.UU., Qatar.
Arabia Saudita, que se alegró cuando Trump rompió el acuerdo nuclear con Irán, ahora teme el resurgimiento de su archirrival Teherán si el presidente electo se incorpora de nuevo al acuerdo.
Joe Biden también ha prometido que el asesinato en 2018 del periodista disidente saudí Jamal Khashoggi no será "en vano", prometiendo reevaluar las relaciones con el reino, poner fin al apoyo a la guerra de Yemen.
El presidente turco y Donald Trump disfrutan de una relación natural y comparten el gusto por la política transaccional. El mandatario protegió a Turquía de las sanciones financieras por la compra de un sistema de defensa aérea a Rusia. También intervino en una investigación penal contra el banco estatal turco Halkbank a pedido de Recep Tayyip Erdogan.
Biden, que describió a Erdogan como un "autócrata", tendrá que equilibrar su deseo de adoptar una postura contra las políticas turcas que considera equivocadas con la necesidad de no hacer enojar a un miembro de la OTAN estratégico con frontera con Siria, Iraq e Irán. Pero los analistas dicen que, a diferencia de Trump, es poco probable que le haga favores personales al presidente turco.
El primer ministro húngaro, que ha consolidado el control de las instituciones del país durante su década en el poder, fue el primer líder europeo que respaldó a Trump en 2016. Durante la campaña, Viktor Orban arremetió contra lo que dijo que era el "imperialismo moral" de los demócratas.
Peter Szijjarto, ministro de Asuntos Exteriores de Orban, criticó a Biden a fines de octubre después de que el ex vicepresidente criticara a Polonia y Hungría por formar parte del "incremento de regímenes totalitarios en el mundo". Orban se había enfrentado duramente con Barack Obama, de quien Biden era vicepresidente.
Ya sea por el Brexit, o por el comercio, el primer ministro del Reino Unido se encuentra del lado equivocado. Joe Biden advirtió a Boris Johnson durante la campaña que no debilite el Acuerdo del Viernes Santo -parte fundamental de la identidad irlandesa del presidente electo.
Biden considera que la salida del Reino Unido de la Unión Europea es un error histórico y no tendrá prisa en impulsar un acuerdo de libre comercio con Brexit Britain. Si bien la política significa que los dos países están vinculados entre sí, es difícil imaginar la unión transatlántica que normalmente se forma entre el Reino Unido y EE.UU.
El presidente ruso, acusado de haberse inmiscuido en las elecciones de 2016 para ayudar a a que Trump fuera electo, se ha negado hasta ahora a reconocer la victoria de Joe Biden, mientras que los medios de comunicación controlados por el Kremlin y los altos funcionarios rusos repiten las afirmaciones de se trata de una "elección robada".
Moscú tiene motivos para estar triste: mientras que Trump elogiaba el liderazgo de Putin, Biden prometió aumentar la presión sobre el Kremlin como parte de una promesa de atacar a las autocracias y promover los derechos humanos en el marco de la política exterior de su administración. Es probable que se impongan sanciones más severas, que se renueve el apoyo de la OTAN y que se refuerce el apoyo a Ucrania.
La derrota de Donald Trump cierra un capítulo volátil de las relaciones entre EE.UU. y Corea del Norte, caracterizado por peligrosas pruebas de armas e inusuales propuestas norteamericanas a Kim. Biden es el fin de las teatrales cumbres que tanto le gustaban a su predecesor, que se reunió tres veces con el dictador norcoreano.
El hecho de que la administración Biden no le de prioridad a Corea del Norte supondrá un golpe para Kim, cuya legitimidad en la escena mundial se vio reforzada por su trato personal con Trump.
La buena relación entre los líderes de la India y de EE.UU. se demostró en un evento masivo conjunto el año pasado en Houston - donde Modi pareció apoyar la reelección de Donald Trump - y en Ahmedabad.
Los lazos estratégicos se han profundizado, ya que Washington ofreció a Nueva Delhi equipo militar más avanzado y se puso del lado de India en el enfrentamiento con China por la frontera en el Himalaya. Trump hizo la vista gorda a las políticas consideradas proclives a marginar a los musulmanes y reprimir la disidencia.
La relación podría volverse más díscola ya que Biden prometió una política exterior basada en valores, lo que podría hace foco en el historial de la India en materia de derechos humanos y libertades religiosas. Sin embargo, los funcionarios indios señalan que la relación bilateral ha mejorado de manera constante.