Chile busca alcanzar una ambiciosa carbono neutralidad en el año 2050
El ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, adelantó que "Chile es el país que tiene la posibilidad de producir hidrógeno verde al menor costo en todo el mundo, si hacemos las cosas bien".
El desarrollo económico de Chile le ha costado muy caro durante años a miles de personas. Los espacios donde niños y niñas, hombres y mujeres, han tenido que convivir con la contaminación de vertederos, plantas industriales y termoeléctricas se les conoce como “zonas de sacrificio”. Quintero y Puchuncaví son algunos de esos lugares.
Experiencias que el país no quiere seguir viviendo, ya que actualmente no se concibe un desarrollo económico que no respete el medio ambiente y sus comunidades.
Algo que sustentan los expertos, ya que destacan que si el desarrollo no es sustentable, no es desarrollo. Bien lo saben los polémicos proyectos caídos en Chile como Hidroaysén, Barrick Chile y Pascua Lama, cuyo cierre definitivo se anunció hace algunos días.
Así lo comenta Carlos Finat, director ejecutivo de Acera: “Creó un cambio de esa profunda conciencia relacionada con el medio ambiente, el cambio climático, que se ha instalado en Chile. Todo tiene un impacto en el medio ambiente, lo que se busca es que esos impactos no sean irreversibles“.
En tanto, el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, apuntó que “el avance de la tecnología hizo posible que pudiéramos compatibilizar de mejor manera el crecimiento económico y el desarrollo con el cuidado del medio ambiente“.
Cambio de paradigma que presiona a nuestro país a tomar un camino distinto. Chile busca alcanzar una ambiciosa carbono neutralidad en el año 2050. Y para llegar a esa meta, el gobierno quiere retirar de operación 28 centrales termoeléctricas de aquí a 2040. Una transición que plantea nuevos desafíos considerando también la pandemia.
Claudio Seebach, presidente ejecutivo de Generadoras Chile, expresó que “tenemos que hacernos cargo cómo esto nos puede ayudar a resolver los grandes desafíos de contaminación en el aire de Santiago Temuco, todo el centro-sur“.
Por su parte, Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, acotó que “este compromiso tiene ciertas falencias y ciertas incertidumbres. Primero, porque no hay un cronograma claro de aquí al 2040 de cómo salen las centrales, no solo deberían haber incorporado apagar las centrales, sino el desmantelamiento”.
Hasta el segundo documental de Al Gore llegó la buena fama chilena en materia de energía limpia y crecimiento de energía solar. Actualmente el 44% de la matriz chilena es renovable y el gobierno espera alcanzar el 70% para 2030.Y es ese liderazgo el que podría catapultarnos a una posición de ventaja en un prometedor nuevo mercado: el del hidrógeno verde.
Aunque su uso no es nuevo, es el hidrógeno verde el que surge como alternativa sostenible para generar grandes cantidades de energía, reemplazando al petróleo, gas natural y carbón. Se estima que en 2050 podría representar la mitad del mercado del petróleo.
Mediante electrólisis el agua es posible separar el hidrógeno del oxígeno. Si este hidrógeno se obtiene mediante energía limpias, entonces estamos hablando de hidrógeno verde y según el ministerio de Energía, para el 2050 la exportación chilena podría equipararse a la exportación de cobre.
Al respecto, Jobet puntualizó que “la estimación que hay es que Chile es el país que tiene la posibilidad de producir hidrógeno verde al menor costo en todo el mundo, si hacemos las cosas bien, por el enorme potencial que tenemos de producción de energías renovables como el sol y el viento a costos muy bajos”.
Ya hay autos, trenes y hasta un avión verde con motor de hidrógeno. Chile cuenta con las energías limpias para liderar este boom, el desafío ahora es reducir el precio de producción. Aunque algunos expertos están preocupados de que Chile quede atrás en esta carrera.
El mismo titular de Energía declaró que “lo que tenemos que hacer es cooperar para asegurarnos que el costo de producción de hidrógeno verde, que aún es muy alto, baje todo lo rápido que necesitamos para que pueda ser competitivo con el petróleo”.
Y el hidrógeno verde nos lleva a otro mercado prometedor: el del cobre verde, es decir cobre producido de forma sustentable. Mercado que podría beneficiarse del boom de los autos eléctricos.
En noviembre, en un encuentro internacional, Chile revelará su estrategia nacional de hidrógeno verde, combustible que está en el centro de la atención mundial.
Aparentemente Chile corre con ventajas en una carrera en la que no está solo. Japón es uno de sus competidores más entusiastas, de hecho bautizaron a los Juegos Olímpicos de Tokio como los “juegos del hidrógeno”, usando por primera vez este combustible para prender la llama olímpica 2021.
Existen diversos tipos de hidrógeno con fines energéticos, cada uno nombrado con un color en particular, diferenciados según qué tan “limpio” resulta generarlo. Partamos por el más común de todos. Extraído desde el gas natural, el Hidrógeno Azul, tiene el potencial de ser bastante limpio, si es que se evita que libere CO2. El problema con este tipo de hidrógeno es que evitar esa descarga al medio ambiente hace que los costos se eleven considerablemente, por lo que no es producido masivamente de esta manera.
Luego está el Hidrógeno Negro. Su nombre ya dice bastante. También apodado como café o gris, es el que se ha producido durante años a partir de energías no renovables, como el carbón o el petróleo. Es básicamente parte del problema y lo que se pretende reemplazar en los próximos años con el siguiente tipo de hidrógeno y el que es especialmente importante para Chile.
Hablamos del Hidrógeno Verde. El proceso para dar con este combustible es relativamente simple y es llamado electrólisis. Consiste en separar las moléculas de oxígeno e hidrógeno, necesitando para esto únicamente agua y electricidad. Al hacerse a través de energías limpias, como la solar, el procedimiento es totalmente “verde”. Este tipo en particular es tan relevante para Chile, que tiene la capacidad de transformar al país en un líder mundial. La razón de esto es la posición privilegiada en que se encuentra nuestra industria como potencia productora de hidrógeno verde, ya que posee territorios con algunas de las mejores radiaciones del mundo a nivel de suelo[i].
Víctor Opazo Carvallo, CEO de Solek Chile, empresa de origen checo que se dedica al desarrollo, construcción y operación de parques solares, con numerosos proyectos en Chile, comenta que “en la industria de las energías renovables tenemos perfectamente claro lo importante que es el hidrógeno verde para el país. Particularmente en la fotovoltaica, estamos sentando las bases y preparándonos para eventualmente dedicar una buena parte de nuestros recursos a esta generación. Podría transformarse literalmente en el futuro de Chile. Un futuro verde”.
La importancia que reviste el hidrógeno verde para la nación es tal, que muchos lo han considerado el “próximo cobre” en cuanto a que la economía podría girar en torno a esta generación y la cadena que se geste en torno a su producción. No es descabellado pensar en que tanto camiones, barcos y aviones podrían estar alimentados con este combustible, transformando la distribución en su totalidad en una completamente verde.
Además, serviría para aportar calefacción y potenciar tanto industrias como edificios residenciales y como materia prima para procesos industriales y muchísimos otros usos que podrían irse desarrollando a través de los años[ii], sin olvidar mencionar que aportaría a la descentralización y generación de empleo regional.