La localidad de Gan Gan fue escenario el último sábado de una nueva reunión de la Mesa de Desarrollo de la Meseta Central de Chubut que contó, por primera vez, con las participaciones del ministro de Ambiente de la Provincia, Eduardo Arzani; de representantes de las comunidades originarias de la región; y del sacerdote de la localidad anfitriona, Antonio “Tono” Sánchez.
Participaron además los presidentes comunales de Gastre, Genaro Pérez; de Telsen, Leonardo Bowman; de Lagunita Salada, Omar Ancamil; y de la localidad anfitriona, Santiago Huisca. Asimismo tomaron parte el juez de Paz local, Horacio Gutiérrez; y representantes de distintas instituciones y organizaciones sociales: de la escuela primaria número 33, de la Comisaría de Gan Gan, de la Asociación de Productores Minifundistas, del Hospital Rural, de la Cámara de Comercio, Turismo, Servicios e Industria de la Meseta del Chubut (CAMMECH), del Hogar de Ancianos, de la Biblioteca Popular, del Grupo de Jóvenes de Gan Gan y del Grupo de Trabajo 22 de Septiembre.
Por parte de los pueblos originarios estuvieron Andrea Pino (Comunidad Los Pino), Samuel Cual y Gabriela Cual (Comunidad Mallín de los Cual) y Fidelino Acosta (Comunidad El Puntudo). La Comunidad Laguna Fría, convocada también, no concurrió con su principal referente, aunque sí asistió Franco Riquelme, integrante de la misma y que se identificó además como parte de la Iniciativa Popular contra la Megaminería.
Durante el encuentro se debatió sobre las propuestas de actividades productivas pensadas por los distintos sectores con el fin de mejorar las condiciones de infraestructura y generar oportunidades de empleo en la zona, sobre la que todos los participantes coincidieron en resaltar su retraso y sus condiciones precarias que no posibilitan, en muchos casos, satisfacer necesidades básicas de sus habitantes.
La reunión se extendió por cuatro horas en las instalaciones de la Escuela Número 33, y se realizó con protocolos de prevención del contagio del COVID-19 consistentes en toma de temperatura a los participantes en el ingreso, así como utilización de tapabocas.
Los participantes comentaron los variados problemas existentes en los rubros productivos de la región, como la sequía, el abigeato y los depredadores que afectan a los campos, cuyas dificultades se ven agravadas por el abandono de los mismos, por factores como la falta de productividad y la emigración constante de los jóvenes a localidades más pobladas para buscar mejores condiciones de crecimiento.
También se habló del posible desarrollo minero, tema que fue introducido de manera crítica por parte del Padre Sánchez, conocido como “Tono” por los vecinos de la región.
En este sentido, Hugo Sepúlveda, del Grupo de Trabajo 22 de septiembre, defendió los beneficios de la industria minera, al mencionar que luego de recorrer distintas zonas del país regresó a Gan Gan; mientras que Genaro Pérez remarcó la necesidad de que, en el caso de que se pueda desarrollar la actividad, se dé continuidad a las Mesas de Desarrollo para garantizar el cuidado del ambiente y del agua que se extraerá de las cuencas que atraviesan la zona, y que no tienen conexión con el Río Chubut.
Al finalizar la reunión, el ministro Arzani se comprometió a seguir el diálogo con los jefes comunales para fortalecer la Mesa de Desarrollo, así como a convocar en las próximas reuniones, previstas para el mes que viene, a autoridades de otros organismos provinciales, como Vialidad, Familia, Producción e Infraestructura, para canalizar respuestas a los distintos requerimientos.
Rodrigo Acuña es un joven de 25 años de Los Altares que actualmente reside en la ciudad de Trelew por cuestiones laborales. Aficionado a la recolección de minerales, cuenta su verdad desde el interior profundo. Imposibilidad de crecer y falta de visión de futuro es la actualidad de los jóvenes del pueblo.
“Yo viví toda la vida en Los Altares pero como la Delegación de Familia se cerró, el año pasado me enviaron a Trelew a trabajar. Me sigue costando el desarraigo. Uno se acostumbra a su lugar y la familia, pero no había opción”, indicó.
En Los Altares quedó toda su familia. Su mamá es la única con trabajo, es portera de la escuela. Su papá hace changas y sus dos hermanos, de 19 y 26 años, son desocupados. “La mayoría de mi familia está sin trabajo. En Los Altares la gente no consigue trabajo estable para desarrollarse porque nunca crearon las posibilidades para los jóvenes”, cuestiona.
“Hoy en día la minería sería una salida muy importante para muchos jóvenes y personas más grandes. Actualmente la ganadería y agricultura están muertas en el pueblo. Los campos están abandonados. Los pobladores fueron emigrando porque se iban quedando sin animales”, comentó.
Añadió que la falta de infraestructura es otra de las problemáticas. “La posibilidad que existan empresas que puedan invertir en el lugar nos cambiaría la vida, porque nos traería infraestructura y trabajo estable”.
Agregó en este sentido: “A la gente que se opone al desarrollo minero desde la comodidad de su casa, la invitaría a que vaya a vivir a Los Altares o los pueblos del interior que están abandonados prácticamente. Si vivieran la realidad que vivimos nosotros, no tendrían esa mentalidad. Muchos jóvenes y familias enteras están sin nada. Las poblaciones de otras ciudades están queriendo decidir por algo que es nuestro. Nosotros no vamos a decidir a Comodoro para que no exploten el petróleo ni a Madryn que no saquen el aluminio. Que nos dejen decidir por las cosas que son nuestras y que sólo nosotros sabemos cómo se vive”, pidió Acuña.
Rodrigo es aficionado a los minerales. “Desde los 13 años que me dedico a juntar minerales. En Los Altares hay de todo. Es mi cable a tierra salir a caminar y juntarlos. Cuando recién empecé los juntaba para mí, luego los usé como una salida laboral al venderlos. Hay mucho cuarzo y sus derivados. Esto sería otra alternativa. Como está la mina de amatista Wanda, en Los Altares sería oportuno que se pueda trabajar en ello porque si hablamos de minerales, en el pueblo abundan”, aseveró.
Por último, brindó un mensaje a los jóvenes: “No se queden callados. Reclamen por lo que quieren para sus comunidades. Muchas veces los callan porque dependen de alguna manera de algún organismo. Alcen su voz porque quedarse callado no sirve de nada. Ya basta con que la única salida es salir del pueblo. Hay muchos que quisieran volver, pero no lo hacen porque no hay oportunidades”, declaró.