El sector petrolero en Bolivia pasa por una de las crisis más profundas de su historia, afirman algunos especialistas. Y es que las reservas menguantes, la baja producción y la creciente importación de diésel, entre otras señales, revelan la precariedad por la que atraviesa en la actualidad el sostén económico del país.
En este contexto, surge la pregunta: ¿qué acciones se deben aplicar con urgencia para mejorar la situación? El exministro de Hidrocarburos Álvaro Ríos señala que, para llevar a cabo esa tarea, se debe elaborar un reglamento claro, transparente y sencillo para la Ley 767 de incentivo a la perforación y producción de líquidos. Esto, de acuerdo con Ríos, fomentaría la producción en campos maduros pequeños.
“El Gobierno actual no ha hecho nada. Podía haber elaborado esa reglamentación muy sencilla y que empresas pequeñas inviertan 1 o 2 millones de dólares, para llevar a cabo una recuperación secundaria en pozos que ya no producen como antes. En tres o cuatro años se puede llegar a producir entre 5.000 y 6.000 barriles adicionales”, indicó Ríos.
Además, de acuerdo con la exautoridad, también se debe mejorar el ámbito de las inversiones en exploración y realizar asociaciones públicas y privadas para que administren eficientemente algunas plantas.
El exsuperintendente de Hidrocarburos, Hugo de La Fuente comparte la visión de Ríos y considera que se deben posponer los proyectos exploratorios riesgosos y priorizar los que puedan garantizar éxito, buscar nuevos mercados para el gas y recurrir a la empresa que diseñó la planta de Bulo Bulo, para que arregle los problemas técnicos que presenta y que han ocasionado que esté parada desde principios de año.
“Se tiene que apurar la conclusión del ferrocarril Bulo Bulo-Montero, para abaratar los costos de transporte.
Hay una serie de problemas que pueden y deben ser resueltos por este Gobierno de transición, de modo que se sienten las bases para superar las crisis”, sostuvo de La Fuente.
Tanto Ríos como De la Fuente coinciden en que a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) le urge una reestructuración que permite su funcionamiento de forma eficiente. Este tema fue anunciado días atrás por el ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, cuando anticipó el plan de reactivación del sector.
Por su parte, el analista en energía Francesco Zaratti, sostiene que el tema de los campos maduros es una cuestión de conveniencia económica. “Con el actual régimen impositivo y con los precios actuales del barril de petróleo dudo que esa recuperación tenga sentido económico.
En suma, se puede, pero si se acompaña esa actividad con incentivos que la Ley 3058 contempla, sin olvidar que el futuro del transporte son los vehículos eléctricos”, señala. En general, Zaratti considera que hay que abordar la crisis del sector en tiempos cortos y tiempos largos.
En lo inmediato se tiene que reactivar la exploración, repensar YPFB y mantener activos los mercados de exportación para generar divisas e impuestos. De acuerdo con el experto, no debería haber discrepancias en la sustitución de la generación eléctrica vía gas por plantas hidroeléctricas amigables con el medioambiente y plantas solares. Tampoco en seguir extrayendo el gas natural para acompañar y financiar la transición energética
Tanto Ríos como De la Fuente coinciden en señalar que el actual ministro de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, debe concentrar todos sus esfuerzos en reencauzar el rumbo de YPFB y hacer un diagnóstico para mejorar las condiciones del sector petrolero, en lugar de estar concentrándose en atender la pandemia, cuando hay otras carteras del Estado para ello.
Ambos expertos también señalan que el mayor responsable de la frágil condición del sector petrolero es el anterior Gobierno. A decir de Ríos, el próximo Gobierno será el que diga si el sector se a va reactivar (lo que demorará entre cuatro o cinco años), lo cual ocurrirá a partir de 2022.
“El motor de la economía boliviana fue destruido por el MAS”, sostuvo. Para De la Fuente no hay problemas irresolubles, ya que la capacidad del sector es grande, solo que hay que contar con gente inteligente que brinde soluciones también inteligentes. Afirma que no hacer nada es la “peor solución” del actual Gobierno.