El documento del Ex Ministro de Economía y Producción de la Nación y ex candidato a Presidente de la Nación
APORTES AL DEBATE
ROBERTO LAVAGNA - CONSENSO FEDERAL
Incluye la convivencia de dos sistemas de Trabajo: el actual y uno nuevo que contemple los cambios ocurridos en el presente siglo. Apunta también a liberar fuerzas productivas y creatividad social en el caso de la inversión.
La Economía argentina tiene por delante dos momentos diferentes:
1° el del control total o parcial de la pandemia,
2° el futuro de mediano plazo.
El primero, que empieza a recorrerse, será un momento de NORMALIZACION Y RECUPERACION. La sola reapertura y vuelta al trabajo permitirá durante algunos meses que aumenten la Producción y el Consumo.
Algunos hablarán de “rebote”, pero no es así. En economía no existe el “rebote” automático; así lo demuestran los 10 años de estancamiento argentino, incluida la recesión de los últimos tres. Lejosde rebotar, caímos. ¿Cómo llamarían a eso, “rebote hacia abajo”? Si se quieren ejemplosinternacionales más o menos recientes, ahí están los 15 años de estancamiento de Japón y los 10de Grecia.
Si hay recuperación, es porque cambia una “circunstancia” (pandemia) y del cierre y parálisis se pasa a la reapertura.
El FUTURO es diferente. Necesita de políticas públicas, en especial de políticas económico-sociales explícitas que apunten al corazón del esquema de crecimiento. Dos factores son esenciales; sin ellos, el resto de las acciones posibles y necesarias no alcanzan:
i) Crear trabajo en el sector privado
ii) Impulsar inversiones privadas (a la par de inversiones públicas en infraestructura física y educativa).
CREAR TRABAJO PRIVADO voluntario y diseminado requiere formular el OBJETIVO en el marco de dos SISTEMAS:
• EL SISTEMA QUE HOY EMPLEA, en blanco y con normas propias de la economía del bienestar de la II post guerra mundial, al 49,5 % de los asalariados privados. Este Sistema debe ser respetado integralmente por el principio de los derechos adquiridos.
• UN NUEVO SISTEMA, en blanco y con normas precisas, que responda a los cambios educativos, tecnológicos y productivos del siglo actual. Lo más importante es que permitaque el otro 50%, el de los trabajadores que actualmente están desempleados, subempleados,pseudo empleados (parte importante de monotributistas), etc., puedan trabajar dignamente. Ellos son los “descartables” de hoy, como lo ha dicho el Papa Francisco refiriéndose a quienes están sin empleo, con empleos en negro, changas, etc. y no tienen protección alguna.
No basta que el sistema actual proteja al 49,5%, los incluidos; hace falta también uno nuevo, que incluya a los que hoy sufren la exclusión absoluta.
Hay un método rápido para avanzar: el sistema que rige en la industria de la Construcción (Libreta de Trabajo, que supone aportes a un fondo de desempleo). Luego se puede perfeccionar. Pero por aquello de que lo perfecto es enemigo de lo bueno, hay que actuar rápido. Ya llevan demasiados años excluidos.
IMPULSAR INVERSIONES privadas, a su vez, requiere bajar el enorme costo impositivo que recae sobre la inversión. Ya hemos promovido a inicios del siglo XXI ideas como “cero impuesto a las ganancias reinvertidas de las PYMES”, o usado la amortización acelerada, la devolución del IVA a la inversión, créditos a tasas civilizadas, etc... Ello, combinado con reglas no solo más simples sino más estables.
Estos instrumentos junto a la capacidad de compra gradualmente en aumento, tipo de cambio real que empuje a las exportaciones y proteja sin burocracia al mercado local (ej. restricciones a importar); en definitiva con un sabio equilibrio entre la protección al trabajo y la necesaria competencia, son los pilares de un programa de CRECIMIENTO CON INCLUSION.
ROBERTO LAVAGNA, 11 agosto 2020.-