La extracción de cualquier material puede dar lugar a complejos impactos ambientales y sociales
WINNIE YEH
El mundo tiene hambre de recursos para impulsar la transición verde. A medida que miramos cada vez más hacia la energía solar, eólica, geotérmica y avanzamos hacia la descarbonización, el consumo de minerales como el cobalto, el litio y el cobre, que los sustentan, crecerá notablemente.
Un estudio realizado por el Banco Mundial estima que para satisfacer esta demanda, la producción de cobalto necesitará crecer un 450% de 2018 a 2050, con el fin de mantener el aumento de la temperatura promedio mundial por debajo de 2 ° C.
La extracción de cualquier material puede dar lugar a complejos impactos ambientales y sociales. Sin embargo, el cobalto ha atraído particular atención en los últimos años por las preocupaciones sobre las condiciones de trabajo inseguras y los abusos de los derechos laborales asociados con su producción.
Se están desarrollando nuevas tecnologías de batería con contenido de cobalto reducido o cero, pero aún no se determina qué tan rápido y en qué medida estas tecnologías y las innovaciones de economía circular pueden disminuir la demanda general de cobalto.
La minería en aguas profundas tiene el potencial de suministrar cobalto y otros metales libres de asociación con tales conflictos sociales, y puede reducir el costo de la materia prima y la huella de carbono de las tecnologías verdes que tanto se necesitan.
Por otro lado, los científicos preocupados han resaltado nuestro conocimiento limitado de las profundidades del mar y sus ecosistemas. El potencial impacto de la minería sobre la biodiversidad en alta mar , de aguas profundas hábitats y la pesca están todavía en estudio, y algunos expertos han cuestionado la idea de que los impactos ambientales de la minería en la alta mar pueden ser mitigados en la misma forma que los de tierra .
Ante esta incertidumbre, el Parlamento Europeo, los primeros ministros de Fiji, Vanuatu, Papua Nueva Guinea y más de 80 organizaciones han pedido una moratoria de 10 años sobre la minería en aguas profundas, hasta que sus posibles impactos y sus métodos de gestión sean investigado más a fondo.
El mundo enfrenta una gran elección, ya sea seguir adelante con la extracción de los fondos oceánicos, con la esperanza de que los beneficios superen los costos ambientales aún desconocidos, o si hacer una pausa para la investigación y una mejor comprensión de lo que está en juego.
La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos se estableció para organizar, regular y controlar la minería en el fondo del océano más allá de las fronteras nacionales. Sus regulaciones determinan las regulaciones ambientales, el régimen de pago financiero para la distribución de beneficios y otras normas y pautas.
La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos ya ha redactado reglamentos de explotación de minerales de aguas profundas, que se decidirán en su asamblea de octubre de 2020 o su asamblea de 2021. Una vez que los estados miembros finalicen y adopten los reglamentos, se podrían emitir contratos de explotación de fondos marinos para que comience la minería.
Paralelamente, los países que tienen depósitos minerales en sus zonas económicas exclusivas, donde el país tiene el derecho exclusivo de usar los recursos marinos, también están explorando técnicas de minería y formando sus propias regulaciones. Japón probó con éxito la extracción de minerales de los fondos marinos profundos ya en 2017, con el objetivo de reducir la dependencia de las importaciones de minerales. Islas Cook también está considerando otorgar licencias de prospección en 2021 para diversificar su economía del turismo.
Los gobiernos y las compañías mineras de los fondos marinos han estado explorando el contenido mineral, midiendo datos ambientales de las profundidades marinas y probando tecnologías de extracción de fondos marinos durante más de 30 años.
Mapa que muestra depósitos minerales de aguas profundas. Fuente: China Focus
Las empresas de automoción, electrónica, baterías, aviación y desarrollo de energía han permanecido en gran medida en silencio en el debate sobre la minería en aguas profundas, hasta ahora. Pero el cobalto extraído en aguas profundas podría ingresar a sus cadenas de suministro en una década.
Como se demostró a Apple, Google, Microsoft, Dell y Tesla en 2019, las dimensiones éticas de las opciones de abastecimiento de materias primas de las empresas pueden tener consecuencias legales y de reputación. Ese año, se entabló una demanda colectiva federal contra las cinco empresas por su presunto uso de cobalto producido a través del trabajo infantil en la República Democrática del Congo.
Las dimensiones éticas de la extracción de cobalto en aguas profundas tienen el potencial de ser igualmente polémicas, y podrían representar un riesgo legal y de reputación para los fabricantes.
Mientras tanto, los fabricantes de automóviles y productos electrónicos reconocen cada vez más la importancia estratégica de sus decisiones de abastecimiento de cobalto.
BMW, Tesla, Samsung SDI, SK Innovation han comenzado a pasar por alto a sus proveedores de piezas manufacturadas para firmar contratos de abastecimiento directo con compañías mineras que tradicionalmente son muchos niveles de la cadena de suministro eliminados de sus departamentos de compras. Para estos fabricantes, el acceso a un suministro estable y ético de cobalto es más importante que nunca. A medida que obtienen cada vez más metales directamente, la necesidad de conocer las consideraciones ambientales y sociales de sus diversas opciones de suministro también aumenta.
Los fabricantes que no participan en el debate sobre la minería en aguas profundas ahora corren el riesgo de ser tomados por sorpresa por sus implicaciones en los próximos años.
Se ha estimado que las reservas minerales del fondo marino contienen 94,000 toneladas de cobalto en varias regiones diferentes, aproximadamente seis veces las reservas actuales en tierra. Si es posible la explotación responsable, estas nuevas fuentes minerales tienen el potencial de catalizar dramáticamente la transición baja en carbono. Si se explota de manera irresponsable, corremos el riesgo de sufrir un impacto adverso y duradero en las especies, hábitats y ecosistemas que nos regala el océano.
Una decisión sobre si y cómo seguir adelante está sobre nosotros. Con el fin de garantizar que estemos a la altura del desafío de esa decisión, y decidamos sabiamente, todas las partes interesadas, incluidas las empresas que utilizarán este material extraído del océano, deben estar alertas a este debate emergente y comprometerse plenamente con él.
Es probable que las decisiones tomadas hoy sobre la minería en aguas profundas tengan efectos duraderos en las cadenas de suministro de materiales, la economía mineral global, las economías de algunos países, el ecosistema oceánico y nuestra capacidad para abordar el cambio climático a medida que miramos hacia el futuro.
