La participación de Argentina era de hasta el 3%, oscilando entre el 2 y 3% hasta el comienzo de la 2 GM
Antes de la depresión del 30 del siglo pasado, Argentina era, en cualquier forma que se mida, uno de los mayores exportadores a nivel mundial, en per cápita era novena, solo superada por pequeñas economías de países europeos (Dinamarca, Bélgica, Holanda, Suiza y Suecia) o miembros de la British Commonwealth of Nations como Canadá, Australia y Nueva Zelandia. Era una economía grande, la número 14 muy ligada al mercado mundial. En per cápita nuestro país exportaba el doble que EE. UU. o el 50% más que Alemania. En apertura comercial era solo superada por Canadá, Bélgica Holanda y Australia.
La calidad de vida, su educación y actividad cultural atraía a europeos de países empobrecidos por sus guerras y conflictos. Millones de ellos hacía décadas venían a hacer la América y se sumaron a la construcción de una de las más sólidas clases medias latinoamericanas del siglo XX.
Comparemos la performance con Brasil, Chile o Perú para indagar como fue el camino de cada uno de ellos desde comienzo del siglo XXI. Uno es vecino del MERCOSUR, Brasil y dos del Pacífico; Chile y Perú, todos con mix diferentes de exportaciones basadas en recursos naturales.
Aunque el territorio de Brasil es el triple que Argentina tiene 4,7 veces más habitantes, Chile es el 27% y Perú el 43 % de Argentina. Los tres países vecinos tienen mayor densidad poblacional, en torno 25/28 personas por km2 muy parecida entre sí, frente a las 16 p/km2 nuestra. Cuando vemos las exportaciones totales de 2019 son para Brasil son 3,7 veces la Argentina, con una exportación per cápita de poco más de 1000 dólares contra los 1400 nuestros, pero la sorpresa es que estamos a igual nivel que Perú y mucho menos que Chile que nos más duplica con 3700 dólares per cápita.
Esto no fue siempre así, la participación argentina en el comercio internacional, en 2000 era del 0,41 %, desde aquel lejano 2/3%, y hoy es de 0,34%, Brasil era de 0,84 y hoy es de 1,25% ganando participación igual que Chile que pasó del 0,28% a 0,4%. Y Perú sorprende con un salto del 0,11% al 0,26% dos veces y media más. Esto se debe a que en este periodo mientras en el mundo se multiplicó el total de dólares exportados por casi 3, Chile y Brasil casi cuadriplican y en Perú multiplica por 6. Mientras Argentina apenas poco más que duplica, retrocediendo mucho.
Alimentos de alto valor para consumo directo humano, productos boutique. Frutas de alto valor por 6700 millones (cerezas, uvas, berries) entre ellas 1500 millones de dólares de cerezas o 450 millones en nueces; peces por 6500 millones, entre ellos solo en salmón por 5100 millones, comparar con Argentina que el año pasado fue récord en carne bovina con 4000 millones U$S entre carne y cuero; vinos por 1900 contra Argentina con 1100. Además, forestales por 5500 millones de dólares. Chile Importa harina de soja y maíz y produce 530 mil tn de cerdo y exporta 373 mil tn a los mercados más exigentes en calidad (Japón, Corea del sur) y sumó China. Exportan también 183 mil tn de pollo y pavo por 30 mil tn de pavo, un total 600 mil tn, más que Argentina en estas carnes, a pesar de ser el primer exportador de harina de soja y segundo de maíz. Brasil exporta carne de cerdo por más de toda nuestra producción, unas 700 mil tn.
De los 4 países comparados y con casi cualquier otro que tomemos la performance de Argentina es mala. Estamos en el mismo mundo y la misma América Latina, sometidos a las mismas tensiones de los últimos años. Si a los demás les fue claramente mejor, nuestro desempeño no es responsabilidad del mundo y las circunstancias, solo es inherente a nuestro país. Está claro que algo estamos haciendo mal. Y creo que es no haber generado las condiciones para las inversiones que agregan valor y requiere la Vaca Viva.
Estamos transcurriendo la peor crisis en varias generaciones, con el estado nacional en quiebra al igual que la gran mayoría de las empresas, con recaudación impositiva, que a pesar de tener una muy alta carga impositiva, está por el piso y sin poder cubrir los gastos de funcionamiento, también sin acceso al crédito internacional. Es posible convocar a un proyecto nacional inclusivo, que exige que la comunidad en su conjunto sea el único objetivo, deponiendo todas las certezas y situaciones que ya eran insostenibles antes de la pandemia.
Todo muy complicado pero genera la oportunidad de poder reconfigurar el sistema impositivo y productivo sin costos adicionales a los que ya tenemos. Es una enorme oportunidad de barajar y dar de nuevo, de darse cuenta de que erramos el camino y como dice el GPS cuando nos equivocamos en el camino, recalculando…recalculando.