En el último año se dobló la capacidad de terminales de GNL con una inversión de US$196.000 millones
PEPA MOSQUER
Un nuevo informe del Global Energy Monitor sobre el gas natural licuado (GNL) señala que la expansión de este combustible de origen fósil se está hundiendo en la "tormenta perfecta": el exceso de oferta, los bajos precios de la gasolina, las perturbaciones pandémicas, la acciones de protesta y una creciente oposición política basada en la preocupación por el cambio climático están haciendo que el panorama del GNL esté cambiando drásticamente desde la primavera de 2019.
El informe, basado en los datos de la última actualización del Global Fossil Infrastructure Tracker, indica que en el último año se dobló la capacidad de terminales de GNL en construcción en todo el mundo, invirtiéndose en ello 196.000 millones de dólares. Sin embargo, muchos proyectos en fase de pre-construcción o en construcción están ahora en serio peligro. Así, el informe revela que que al menos dos docenas de proyectos han sido cancelados recientemente o están sufriendo graves retrasos, en muchos casos por falta de financiación.
De acuerdo con el Global Energy Monitor, otro dato a tener en cuenta son los reveses políticos y financieros del último año. Por ejemplo, Berkshire Hathaway canceló varios miles de millones de dólares en financiamiento para el GNL de Energie Saguenay en Quebec después de las protestas en todo Canadá contra los oleoductos y gasoductos. Otra referencia la encontramos en Irlanda, donde el nuevo gobierno se ha comprometido a retirar a Shannon LNG de la lista de Proyectos de Interés Común de Europa, lo que pone en cuestión la viabilidad del proyecto. Otro tanto ha ocurrido en Suecia, que también ha retirado el GNL de Gotemburgo de la lista de proyectos de interés común.
No obstante, el GNL sigue teniendo muchos defensores, que lo promueven como un "combustible puente". Pero es importante tener en cuenta que cuatro de las cinco principales empresas que desarrollan terminales de exportación de GNL tienen su sede en Estados Unidos; y cinco de las seis principales empresas que desarrollan terminales de importación de GNL están en China. Esto significa que la huella que deja el GNL que viaja desde EEUU a Europa o Asia para ser quemado en estos continentes es, aproximadamente, la misma que la de un nueva central eléctrica de carbón construida in situ.
Además, la expansión del GNL contradice directamente los objetivos climáticos de París, que requieren una disminución del 15% en el uso de gas para 2030 y una disminución del 43% para 2040, en relación con 2020. La caída de los costes de las alternativas renovables completa la tormenta, haciendo que la expansión de la infraestructura de GNL se enfrente a su viabilidad financiera a largo plazo y a que los activos queden bloqueados.
Andrew McDowell, vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones, lo ha dejado claro: "Invertir en nuevas infraestructuras de combustibles fósiles como terminales de gas natural licuado es cada vez más una decisión económicamente errónea, como muestra este nuevo informe del Global Energy Monitor".
El BEI, recordaba McDowell, se comprometió el pasado mes de noviembre a eliminar progresivamente la financiación de proyectos energéticos con combustibles fósiles, lo que queda plasmado en su nueva política de Préstamos Energéticos. "Con la promesa de la UE de una recuperación económica verde y otras que la siguen a nivel mundial, debemos aprovechar las oportunidades que nos sitúan firmemente en la senda hacia emisiones netas cero para 2050, asegurando al mismo tiempo más puestos de trabajo a corto y largo plazo", subrayaba el vicepresidente del organismo.
McDowell reconoce que "esto será sin duda un desafío, y no puede ser instantáneo. Pero debe suceder". Y el BEI, concluía, "está dispuesto con nuestra nueva Hoja de Ruta del Clima a apoyar a los países en la expansión de las energías renovables, como la solar y la eólica".