Las inversiones aprobadas en planes de exploración, evaluación y desarrollo de las rondas realizadas en el sexenio anterior suman US$ 40.415 M a mayo de 2020.
La inversión aprobada por petroleras privadas y Petróleos Mexicanos (Pemex) en los planes aprobados de exploración, evaluación y desarrollo en México al mes de mayo del 2020 suman un total de US$ 40.415 M, informó la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH).
A través del portal del Sistema de Información de Hidrocarburos (SIH), se observa que la mayoría de la inversión en los planes aprobados se concentra después del 2025, con un total de 15 mil 219 millones de dólares.
En lo que va del 2020 se han aprobado inversiones por 4 mil 740 millones de dólares, la mayoría de ellas se concentra en migraciones de Pemex y en los proyectos de la segunda licitación de la ronda uno.
El área que más inversión aprobada registra hasta mayo de este año es Ichalkil – Pokoch con 7 mil 757 millones de dólares, seguida de cerca de EK-Balam, en la cual Pemex ha comprometido 7 mil 652 millones de dólares.
El tercer lugar en inversión comprometida se encuentra Eni con el área 1 de la segunda licitación de la ronda uno, donde se encuentran Amoca, Miztón y Tecoalli, en las cuales se tiene una inversión aprobada de 2 mil 740 millones de dólares.
Petróleos Mexicanos (Pemex) informó que al 18 de junio, se han registrado 9 mil 834 casos sospechosos de COVID-19, de los cuales se han descartado mil 897 y se confirmaron 2 mil 570 contagios, 43 casos más a los registrados ayer, un 1.70% más de un día a otro.
De acuerdo con Pemex, se logró detener el contagio entre los trabajadores de la petrolera, pese a que los contagios en número no parecen detenerse.
“En apego a la política de la empresa productiva del Estado, de que los trabajadores son el activo más valioso, la estrategia de prevención integral contra el Covid-19 ha logrado contener la propagación de contagios entre los trabajadores” se lee en el comunicado.
La empresa productiva del estado dio a conocer que hasta el momento han sido dados de alta mil 523 personas, mientras que 474 continúan en aislamiento domiciliario, 101 en hospitalización en un pabellón aislado y 48 se encuentran en terapia intensiva.
“En apego a la política de la empresa productiva del Estado, de que los trabajadores son el activo más valioso, la estrategia de prevención integral contra el Covid-19 ha logrado contener la propagación de contagios entre los trabajadores” se lee en el comunicado.
Lamentablemente se confirman 441 defunciones, 13 el mismo número que ayer, de las cuales 162 han ocurrido en jubilados, 143 en familiares de trabajadores, 131 trabajadores en funciones y 5 empleados externos. Hasta el momento la enfermedad presenta un porcentaje de letalidad del 16.94%.
Hoy Pemex dejó de publicar el desglose de edad y sexo de los fallecidos.
Por la enfermedad, la empresa productiva del estado puso en marcha la Fase 3, en la cual se concluyó el desembarcado de instalaciones marinas de 3 mil 094 trabajadores propios y externos, el personal evacuado de las plataformas está centrado en funciones no esenciales que no afectan la operatividad de las instalaciones petroleras costa afuera.
De acuerdo a Pemex, todos pasaron a tierra a través de los filtros sanitarios instalados, no se identificó ningún trabajador sospechoso de COVID-19 que requiriera envío a hospital; todos se fueron a su domicilio.
Con esto se disminuye el 50% de la población a bordo, para disminuir el riesgo de contagio y favorecer las medidas de “Sana Distancia” a bordo de plataformas marinas.
Infobae
LUIS ANGEL OSORIO UGARTE*
Abril del 2020 es ya reconocido como el Black April o “El Abril Negro” para el sector energético de hidrocarburos según la Agencia Internacional de Energía (IEA, 2020). Sin dudas, este periodo del impacto del COVID-19, será recordado como uno de los eventos más trágicos, de la historia de la industria petrolera. En principio debemos salir del pensamiento tradicional de las crisis petroleras, para entender la huella que ya ha dejado el COVID-19. En esta ocasión, no fue producto de bajas de precios por consecuencias geopolíticas; ataques con drones; guerras en el medio oriente, o cualquier episodio que el lector pueda recordar. Esta crisis del COVID-19, y que tocará a México de manera muy relevante, la podemos definir como una “caída brutal del consumo de petróleo” que puede ascender, este año 2020, a más de 30 millones de barriles por día.
En los últimos meses, el consumo sostenido de petróleo se hundió (en pocos días) en más de 20% (22 millones de Barriles por día): es decir, de 100.3 millones de Barriles por día al cierre de diciembre del 2019, pasó a un estimado de 78.5 millones de Barriles por día en el mes de abril del 2020, de acuerdo con los cálculos publicados por la IEA (IEA, 2020). Esta caída del consumo ocurrió solo en muy poco periodo de tiempo.
Principalmente desde el 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó el cambio de la alerta causada por la infección del COVID-19 de epidemia a una pandemia. Tan solo la industria de transporte consume cerca de un 70% de la producción de petróleo y gasolinas, entre los principales, el combustible tipo JET que se utiliza para la industria aeronáutica (IEA, 2015). Otro fenómeno inédito de este “Abril Negro” fue la caída de los precios del West Texas Intermediate (WTI), uno de los precios de referencia del petróleo, el cual llegó a ser negativo el 20 de abril cotizando, al cierre del día en -2.6 dólares por barril. La caída de los precios del petróleo tiene una causa sistémica nunca vista en el mercado energético. Usualmente las crisis anteriores del sector tenían una pronta recuperación.
Petroleras europeas como Shell, Equinor, Eni y BP habían prometido a sus accionistas que podrían aventurarse a transformar la industria en un ecosistema: volverse más eficientes, pagar sus deudas y aumentar los dividendos, todo esto, mientras conducen la transición a energías más limpias y reducción de emisiones dióxido de carbono (CO2). El COVID-19 se presenta como un desafío, y la situación financiera de algunas de estas Majors es “tensa”. Pagos de compromisos adquiridos, menores ingresos, y principalmente la preocupación de sus acreedores, tiene a los mercados financieros en alerta.
En este caso quisiera incluir a Petróleos Mexicanos (PEMEX) como parte del contexto, la cual se encuentra en una situación crítica en términos de su salud financiera, evidenciado por la rebaja o pérdida reciente del grado de inversión de la calificación de riesgo más importante: Fitch Ratings (Fitch, 2020). Por otro lado, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), publicó la producción oficial de México que, al cierre de marzo 2020 mantuvo los niveles de 1.7 millones de barriles por día; sostenidos desde noviembre 2019 (CNH, 2020). Los meses por venir serán cruciales para México a nivel de toma de decisiones sobre posibles acciones en el recorte de su producción, cierre de campos petroleros y atraso de proyectos de perforación y reactivación de pozos.
¡No todo está perdido! No se han hecho esperar, múltiples comunicaciones sobre la necesidad de restablecer el orden de tipología del consumo en términos de energía fósil. “La profunda caída de los precios del petróleo hoy es otro poderoso ejemplo de cómo los combustibles fósiles son demasiado volátiles para ser la base de una economía resistente.” (350.org, 2020). La recesión producto del COVID-19 muestra que son necesarios sistemas económicos sostenibles, resistentes y estables, basados en fuentes de energía renovables y accesibles.
Hay una esperanza de cambio originaria y radical en toda la situación que se avecina. Muchas de las majors citadas anteriormente, ya tienen años trabajando en una nueva conceptualización de la energía orientada hacia energías limpias, y reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2). Por citar algunas, la estatal noruega Equinor ya ha cambiado sus estructuras organizacionales, gobierno corporativo y contenido estratégico, con acciones contundentes a lo que ellos denominan: How and Why: Shaping the future of energy (Equinor, 2020). Shell también ha realizado lo propio cuando hace varios años, cambió el concepto de una empresa petrolera a una integrada en energía, son vastos los proyectos de investigación y desarrollo que esta multinacional ha realizado en aras de lograr una transición rápida a energías sin CO2 (Shell, 2020).
Desde nuestras acciones es perceptible cómo la población ha reaccionado de manera muy objetiva antes las medidas recomendadas por la OMS, aunque ya empiezan a ver resultados en las cifras de desempleos y quiebre de muchas empresas que pueden desbalancear esa ecuanimidad. Este contexto de aislamiento - de Paro Cohesionado Colectivo - que hemos realizado de forma involuntaria, ha traído como consecuencia un desgarro parcial o total de todos los ritmos económicos de casi todos los sistemas industriales e institucionales en general. Confirmando así, lo que algunos pensadores han predicado desde hace muchos años en el mundo corporativo y educativo, respecto a la necesidad de colocar al individuo en el centro de todas las organizaciones, en palabras de Fernando Véliz “cuidar” a las personas.
Las decisiones que deberán ser tomadas en este caso por el sector energético, no dejan de tener el mismo núcleo que el de todas las empresas: el individuo y su colectivo. Daniel Goleman y Peter Senge es su teoría del Triple Focus (Goleman y Senge, 2016) han insistido en integrar tres factores comportamentales que cohesionados logran el verdadero cambio empresarial que necesitamos: la autoconciencia; la preocupación empática y el pensamiento sistémico.
¿Cuándo alcanzaremos los niveles de consumo de petróleo que teníamos en 2019? ¿Cuándo llegaremos a recobrar el ritmo de vida que teníamos en diciembre de 2019? ¿Cuáles son los actores que están guiando la transición hacia energías alternativas y limpias? ¿Cómo las organizaciones se tornarán más humanas en su gestión cotidiana de aquí en adelante con sus partes interesadas? Son preguntas cuyas respuestas, y en mi opinión, tienen al colectivo en una importante crisis de incertidumbre.
*Doctor en Administración, experto en innovación organizacional por la Universidad La Salle México. Consultor organizacional y especialista de la industria de energía desde hace 26 años