Un nuevo estudio del Instituto Max Planck de Microbiología Marina advierte del peligro que supondría en el futuro la minería en el fondo del mar para el funcionamiento de los ecosistemas naturales y las comunidades microbianas que lo habitan.
A día de hoy todavía no existe la tecnología adecuada para llevar a cabo operaciones de minería en las profundidades, pero los depósitos de compuestos que se encuentran allí podrían aumentar su valor, al aumentar su demanda en tierra firme.
En la superficie del fondo marino hay una gran cantidad de nódulos polimetálicos, sedimentos que contienen manganeso, hierro, calcio y otros metales útiles para la producción, por ejemplo, de baterías y productos tecnológicos, por lo que desde hace años se planea su extracción.
Es por eso que el informe publicado por el Instituto Max Planck pone el foco en los habitantes de estas llanuras marinas plagadas de materiales económicamente rentables, que serían afectadas directamente por estos proyectos mineros.
Científicos alemanes ya trataron en 1989 de predecir los efectos de estas prácticas, creando a 4 kilómetros bajo la superficie perturbaciones similares a las que se derivarían de la minería marina, en una zona del Océano Pacífico a 3.000 kilómetros de la costa de Perú.
Uno de los autores del estudio, Tobias Vonnahme, también participó hace 26 años en este experimento, y asegura que incluso ahora "las marcas todavía son visibles en el fondo del mar", y que las bacterias que lo habitan "se ven claramente afectadas".
En este caso, calcula, los organismos no recuperarán sus funciones normales "hasta dentro de al menos 50 años".
El líder del grupo en el Instituto de Microbiología Marina, Antje Boetius, señala que no sólo se verán afectados por el propio movimiento que causarían las operaciones mineras. En el experimento que utilizan como base, también han sufrido cambios "las condiciones bioquímicas", apunta.
Durante la extracción de los nódulos polimetálicos se retiraría la primera capa de sedimento en el fondo del mar, que por sí misma se encuentra muy estable al estar alejada de las corrientes marinas, dañando así de forma extrema los ecosistemas que allí sobreviven.
Este estudio es uno de los pocos que analizan el impacto de la minería marina, una industria hasta ahora sin práctica, pero que puede desarrollarse en poco tiempo, y uno de sus objetivos, según Boetius, es promover que las "tecnologías ecológicamente sostenibles eviten eliminar la densamente poblada y activa capa superior del fondo del mar". EFE.