Refinerías en crisis resisten el precio por encima de US$ 40 que pretenden productoras y provincias
SOFÍA DIAMANTE
En medio de una crisis inédita para el sector, con fuertes caídas en el consumo y en el precio internacional del petróleo , el Gobierno todavía no logra definir el valor del barril criollo con las productoras, refinadoras, empresas de servicios, provincias y sindicatos, que -según dijeron- ayudaría a paliar el impacto en la actividad hidrocarburífera. Se trata de un precio por encima del valor internacional para sostener la actividad que implicaría un subsidio de los consumidores al sector y a las finanzas provinciales.
Por un lado están las productoras no integradas -Vista Oil (de Miguel Galuccio), Pluspetrol, Tecpetrol, Sinopec, ENAP-, que piden un precio mayor a US$40 para sostener las inversiones y la actividad en los campos petroleros.
En la otra punta de la cadena de valor se encuentran las refinadoras no integradas: Raízen, que opera las estaciones de servicio de Shell, y Trafigura, a cargo de Puma Energy. En el medio están las empresas integradas que tienen operaciones en ambas industrias: YPF y Pan American Energy (PAE), dueña de las estaciones Axion. Estos dos últimos se inclinan por un valor más bajo.
Las conversaciones no son sencillas y por eso se dilata la definición, luego de haber anunciado hace casi un mes que se avanzaría con el precio sostén. El último borrador que trascendió hablaba de un barril criollo en torno de los US$45 que duraría hasta fin de año. Al momento, este sería el valor que en el Ministerio de Desarrollo Productivo continúan teniendo en mente.
"Con el barril criollo buscamos evitar que se derrumbe la producción local. Si las petroleras levantan inversiones, será difícil recuperarlas después. Nuestra visión es que con sostener la producción en el corto plazo evitamos que se derrumbe por completo y quiebren las empresas. Una compañía que quiebra tarda mucho tiempo en volver a recuperarse", dijo el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, al programa de radio CNN Economía.
El precio de US$45, más que el doble del valor internacional, es pedido también por algunas productoras locales para mantener las inversiones y por las provincias petroleras, cuyo principal ingreso son las regalías que dependen del valor del barril (reciben entre 12 y 15% del total). Lejos quedó ya la solicitud de establecer un piso de US$54, cuando los valores internacionales rondan los US$20.
Las cámaras empresariales que agrupan a las pymes regionales y los sindicatos también comparten la necesidad de establecer un barril criollo, siempre y cuando esté atado a un compromiso de las operadoras para mantener la actividad y los puestos de trabajo.
"Estábamos en un contexto difícil desde agosto y la pandemia lo complicó aún más. A principio de año buscábamos impulsar una ley para promocionar inversiones; ahora se transformó en una realidad distinta y buscamos sostener la actividad. Creemos que el precio sostén debe estar atado con un compromiso de las operadoras para mantener las inversiones", dijo Darío Martínez, diputado nacional de Neuquén por el Frente de Todos, anteayer, en una videoconferencia organizada por la Federación de Cámaras del Sector Energético de Neuquén (Fecene).
Por otro lado, las refinerías dicen que el precio sostén debería estar entre US$30 y US$35. YPF es el principal impulsor de este valor, ya que el principal ingreso de la empresa viene de la diferencia entre el barril que procesa y los combustibles que vende. Su análisis se basa en que, como la demanda se derrumbó 80% en las naftas, 50% en el gasoil y 90% en el combustible para aviones, con esta caída en las ventas no recuperan el costo del barril a US$45.
De hecho, Raízen dejó de procesar crudo en su refinería de Dock Sud, la segunda más grande del país. Sus plantas de almacenamiento están repletas y contrataron un buque de carga Panamax, que tiene capacidad de almacenaje de 150.000 barriles.
YPF, por su parte, paralizó su refinería de Plaza Huincul (Neuquén) y tiene en niveles mínimos la de La Plata y la de Luján de Cuyo (Mendoza). Axion y Trafigura (Puma Energy) tienen su capacidad de refinación en entre el 70% y el 75% para exportar el petróleo procesado, aunque a precios bajísimos. Esta es la única alternativa a la caída del consumo interno, que se vería totalmente imposibilitada con un costo de US$45 por barril, ya que venderían la nafta a pérdida.
Cualquier libro de economía diría que si la demanda baja, el precio debería seguir el mismo camino , si la oferta no ajusta. En la Argentina, aún con un desplome del precio internacional, los valores en surtidos se mantienen sin alteración desde el aumento de 6% del 1º de diciembre pasado.
Según la consultora Energy Consilium, que dirige el exministro de Energía Juan José Aranguren, en marzo, el precio del surtidor reflejaba un valor del barril de entre US$47 y US$52. El tipo de cambio mayorista oficial promediaba los $62,50. Desde entonces, el Gobierno incrementó el impuesto a los combustibles 25% (lo que equivaldría a una alza de 5% en surtidor si se trasladara a precios) y el dólar mayorista aumentó a $66,09.
En este contexto, las productoras señalan que a valores de barril en US$30, las refinerías se llevarían la mayor rentabilidad. Las refinadoras, por su parte, indican que el consumo se desplomó y que, con una inflación y una devaluación como la actual, establecer el barril criollo en US$45 hasta fin de año requerirá un aumento de precios en surtidor en solo unos pocos meses, para que los valores no vuelvan a quedar atrasados.
Por ahora, mientras el consumo se mantenga en niveles mínimos , el precio será un detalle. Sin embargo, la crisis dejará consecuencias en una industria que, hace solo unos meses, se esperaba que sea el segundo motor junto con el campo, que generaría divisas para sacar la economía adelante.
ELIANA RASZEWSKI
Argentina planea publicar en los próximos días un decreto que dispondrá de un precio más alto del barril de petróleo local para ayudar a proteger la industria nacional, duramente afectada por la pandemia de coronavirus y la caída de los precios mundiales, dijeron a Reuters dos fuentes del sector.
El “barril criollo”, que han utilizado gobiernos anteriores para mantener a la industria aislada de los vaivenes de los precios internacionales, se dispondrá en momentos en que la demanda de petróleo cayó por el parate de la economía mundial y el aislamiento obligatorio dispuesto en el país desde el 20 de marzo.
En Argentina, como en otros países durante la pandemia, el parate económico redujo drásticamente la demanda de combustible. Las refinerías no están comprando todo el crudo que se está produciendo y el espacio de almacenamiento se está agotando, lo que resulta en más presión sobre los precios.
Una de las fuentes, un ejecutivo de una petrolera con conocimiento de los planes del Gobierno, dijo que el anuncio sobre el “barril criollo” probablemente sería lanzado la próxima semana para ayudar a “ponerle un piso a la caída tan pronunciada” del precio del crudo. Agregó que el decreto oficial aún no está terminado.
Los precios del crudo cayeron en los últimos días a los niveles más bajos en dos décadas, mientras que los futuros del petróleo en Estados Unidos se hundieron a terreno negativo, dando un fuerte golpe a los productores mundiales, principalmente a los que desarrollan hidrocarburos no convencionales, que tienen mayores costos.
Argentina tiene sus esperanzas puestas en la promisoria formación de Vaca Muerta, considerada la segunda reserva del mundo de gas no convencional y la cuarta de petróleo.
“Es indispensable un barril criollo y sostener el precio en el surtidor. De lo contrario (las refinadoras) compran crudo a 20 dólares y lo venden en surtidor a 50, que es a lo que está hoy”, dijo la otra fuente que pertenece a una petrolera internacional con actividad en el país.
Ambas fuentes pidieron no ser identificadas porque los detalles de los planes están todavía en discusión.
La industria no convencional necesita de un valor de al menos 50 dólares para ser viable, según cálculos de José Luis Sureda, exsecretario de recursos hidrocarburíferos del país.
El Ministerio de producción de Argentina, del que depende la Secretaría de Energía, no respondió a las solicitudes de comentarios.
“En este período de crisis hay mucho diálogo con las petroleras, la refinerías, los sindicatos y los gobiernos provinciales para establecer algún esquema que permita sostener aunque sea en un bajo nivel la producción y el empleo del sector”, dijo esta semana el ministro de Producción, Matías Kulfas, en una entrevista con el canal Todo Noticias.
Ya en marzo, el Gobierno del presidente Alberto Fernández buscó proteger la producción local al ordenar la aplicación de licencias no automáticas para la importación de petróleo y gasolina para controlar su ingreso al país ante la caída del precio internacional del barril, publicó Reuters.
El ministro de Energía de Neuquén, Alejandro Monteiro, respaldó que se fije un precio sostén del barril de petróleo debido a la baja de la cotización y la caída de la demanda mundial de hidrocarburos en el marco de la pandemia de coronavirus. Monteiro participó en una videoconferencia organizada por la Federación de Cámaras del sector Energético de Neuquén (Fecene), y destacó que "el precio sostén de petróleo pretende mantener la actividad porque es una herramienta que va a permitir a las empresas productoras y de ahí al resto de la cadena de valor, contar con una expectativa de ingresos que hoy no tiene".
"Un aspecto que se ha planteado en las gestiones con la Nación es que se debe priorizar la cadena de valor regional por sobre todas las cosas y el sostenimiento del empleo", aseguró el ministro de Energía de Neuquén. En ese mismo sentido, el presidente de la Cámara Empresarial Industrial de Petróleo y Afines de Neuquén, Cristian Bergese, aseguró que las cámaras empresarias, de Neuquén, Mendoza, Río Negro, Chubut y Santa Cruz están "más que de acuerdo con la implementación de un precio sostén".
"Estamos de acuerdo en un barril criollo atado a ciertas obligaciones a cumplir como el desarrollo de empresas regionales, el mantenimiento de empleo y el recupero de la actividad", aclaró Bergese en diálogo con Télam tras el encuentro virtual al que se sumaron funcionarios y legisladores de las provincias productoras de hidrocarburos.
Si bien la discusión que se lleva adelante dentro de la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo tiene el respaldo casi unánime de la cadena productiva, desde la provincia de Buenos Aires se escucharon voces en disidencia, a través del titular de la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustible (FASiPeGyBio), Pedro Milla. "Si se decide establecer en 45 dólares el valor de referencia para el barril doméstico habrá un impacto directo en las refinerías y en los puestos de trabajo".
En declaraciones formuladas a Télam, Milla analizó que "un barril criollo en US$ 45, ese precio sostén, que se convertiría en un precio exuberante teniendo en cuenta la situación mundial, beneficiaría solamente al sector de las empresas integradas. Esto dejaría por fuera a las refinerías, que abundan en la provincia de Buenos Aires, aumentando la pérdida de puestos de trabajo".
Milla sostuvo que "defendiendo la decisión del gobernador Axel Kicillof, que propone impulsar a Buenos Aires como provincia petrolera, la Federación considera que es un momento crucial e importante para actuar en conjunto; desde organizaciones sindicales y empresas, con el gobierno provincial, para sumarse a la discusión sobre la fijación de los precios sostén".
Otra voz en disidencia fue la del vicedirector del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (OETEC), Juan Francisco Fernández, quien opinó que "un barril criollo en condiciones normales de mercado es una buena herramienta para ser anticíclicos cuando el mercado internacional cae mucho, pero con un precio del Brent que hoy llegó a tocar los US$ 16 y con una demanda de combustibles local que se retrajo a un 90'% no tiene mucho sentido".
Fernández, también consideró que en el mediano plazo la creación de un barril criollo le conviene básicamente a las petroleras, a todos los que trabajan en el petróleo y a las provincias que viven de las regalias. "Estamos de acuerdo desde OETEC pero desde estas condiciones de mercado excepcionales, contra algo gigante, el precio sostén es chico para todos. El gran problema es lograr un shock keynesiano de impacto de demanda para lo cual medidas chicas no mueven a la recuperación".
La cotización del crudo cae al valor más bajo de la historia Por su parte, Daniel Gerold, el analista, de G Consultants Energy alertó que "va a haber mucha menos inversión en Vaca Muerta; pero la industria petrolera internacional y la argentina históricamente mostró que en estos shocks logra disminuir sus costos y varios de los proyectos se van a volver más eficientes, van a volver a ser rentables con rangos de entre 30 y 40 dólares". "Las provincias van a tener que pensar cómo reducir algunos impuestos para que haya más inversión y lo mismo para el Estado nacional. Los gremios son muy realistas, y así como obtuvieron beneficios extraordinarios y muchas veces injustificados y muy poco productivos, hoy están dispuestos a ceder parte de esos privilegios irreales para volver a trabajar y que esto sea competitivo".
Finalmente, desde el último eslabón que afectaría un barril criollo, es decir las estaciones de servicio, el presidente de la Confederación de Entidades Comercializadoras de Hidrocarburos y Afines (Cecha), Gabriel Bornoromi, expresó que el sector también "está a favor de un barril criollo".
Un precio sostén del crudo es "una solución para conservar todos los puestos de trabajo de la industria del petróleo y para que cuando esta coyuntura pase exista la posibilidad de exportar y ser autosuficientes, pero las estaciones de servicio deben ser tenidas en cuenta en estas definiciones", informó Perfil.
La pandemia ha golpeado a los productores en Vaca Muerta, que era vista como una fuente potencial de importantes ingresos por exportaciones para el país, que busca salir de una fuerte recesión y reestructurar 83.000 millones de dólares en deuda que dice que no puede pagar.
“Las empresas de todo el mundo están recortando presupuestos”, dijo a Reuters un ejecutivo de una empresa energética de Estados Unidos.
“Vaca Muerta no tenía un costo competitivo respecto a la ‘cuenca del Permian’ u otro lugar de Estados Unidos ya de antes de que el mercado se derrumbara, entonces, ¿por qué alguien gastaría un centavo en Vaca Muerta ahora?”, se preguntó el ejecutivo.
Guillermo Pereyra, secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas de Río Negro, Neuquén y La Pampa, dijo a Reuters que la mayoría de los trabajadores han sido enviados a casa y la producción ha caído abruptamente en abril.
Su sindicato, que nuclea a 25.000 trabajadores, firmará el jueves un acuerdo con las compañías petroleras para garantizar que los 20.500 empleados suspendidos reciban al menos el 60% de sus salarios en abril y mayo, explicó.
“La pandemia nos llevó a que se paralizara la economía, aviones y vehículos que dejaron de funcionar, fábricas que cerraron y cayó la demanda. Las refinerías empezaron a ‘estockear’ sus productos. Los oleoductos no pueden bombear más porque no hay donde meter el petróleo”, describió el sindicalista, determinó Reuters.
“Vaca muerta está más muerta que nunca”, sentenció.
Río Negro
VICTORIA TERZAGHI
La crisis abierta en la industria petrolera por la baja demanda de combustibles a raíz de la cuarentena obligatoria está mostrando un escenario impensado en el segmento del downstream en donde ya son tres las refinerías del país que debieron parar su producción ante la imposibilidad de seguir acopiando los combustibles que nadie compra.
Desde el inicio de la cuarentena las ventas de combustibles se desplomaron, primero en un 80% y de momento
La primera refinería en frenar su actividad fue la que posee YPF en Plaza Huincul y que procesa mayoritariamente el petróleo de Vaca Muerta. Allí los tanques de acopio se colmaron rápidamente y desde hace dos semanas el complejo trabaja despachando los combustibles ya procesados.
El viernes pasado una de las grandes refinerías del país también debió frenar su producción. Se trata del complejo industrial que posee la firma Raízen en Dock Sud en donde elaboran los combustibles que se venden bajo la marca Shell en todo el país.
Las instalaciones también colmaron su capacidad de acopio y llevaron a que se paralice la producción, hasta tanto se recuperen niveles de almacenamiento.
Esta semana fue el turno del norte, dado que la refinería de Campo Durán, Refinor, también frenó su producción. En este caso el paro de la planta, que es operada por YPF en un consorcio con Pampa Energía y Pluspetrol, no es demasiado diferente a lo que ya venía ocurriendo en las instalaciones en donde por la falta de crudo para procesar, se han tenido que frenar los procesos productivos en varias ocasiones en los últimos meses.
En contraposición, la refinería de la firma Trafigura en Bahía Blanca, se encuentra funcionando al 90% de su capacidad para abastecer a las estaciones de servicio de marca Puma Energy ante la imposibilidad de importar productos.
No obstante, se supo que el complejo se prepara para reducir su funcionamiento al 50% el mes próximo, un freno que podría ser aún mayor si se aplica un barril criollo y se limitan las exportaciones.
Las refinerías que han paralizado su actividad no están cerradas, sino que interrumpieron sus procesos de producción. Una situación en la que la seguridad de las instalaciones también juega un papel central, dado que con un nivel de procesamiento inferior al 40% los complejos deben frenar sus trabajos para evitar incidentes.
En una situación muy cercana a ese límite se encuentra de momento la refinería de YPF en Luján de Cuyo, Mendoza. En tanto que la producción también se redujo pero en menor medida en las refinerías de YPF en La Plata y en la de Axion (PAE) en Campana. En este último caso el complejo está funcionando a un poco más del 60% de su capacidad.
La paralización de las refinerías suma incertidumbre al sector laboral vinculado, dado que a diferencia de lo que ocurre con la producción de petróleo, en las refinerías el inicio de la cuarentena redujo pero no tanto las dotaciones de personal.
Sin embargo, con la paralización de los complejos son cerca de 2.000 los trabajadores afectados entre las tres refinerías que ya detuvieron su producción.