Como se pide: Los firmantes del manifiesto solicitaron a Mining Press la fe de erratas, argullendo que son 33 firmantes y 500 adherentes. El listado al pie del documento
A raíz de los intentos de modificar las legislaciones locales en Mendoza y Chubut para habilitar la megaminería, un grupo del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires difundieron un duro comunicado en el cual refutan los principales argumentos de quienes defienden este tipo actividad y llamaron al resto de la comunidad científica a sentar su posición para “fortalecer” el debate público.
El documento, firmado por varias decenas de especialistas, comienza por señalar que, a diferencia de la minería tradicional, la megaminería se encuentra prohibida en muchos países del mundo debido a que la utilización de sustancias químicas como el cianuro, el mercurio y el ácido sulfúrico -utilizadas para separar los metales preciosos de las rocas- generan “irreversibles efectos socio-ambientales”.
Sin embargo, los investigadores aseguran que en los medios de comunicación circulan “una serie de argumentos discutibles” esgrimidos por quienes apoyan la implementación de la megaminería.
Uno de estos argumentos afirma que esta actividad “bien hecha” puede no tener efectos dañinos en el medio ambiente y la salud pública. Al respecto, el documento explica que los desechos de los químicos utilizados para separar los metales preciosos de la roca son descartados en enormes piletas artificiales, llamados diques de cola, que en innumerables ocasiones han tenido filtraciones hacia las napas y los ríos. Situacione s como esta tuvieron lugar en la mina Veladero, en San Juan, en Minas Gerais, Brasil, y el Mar de Cortés, en México. A veces, incluso, las filtraciones comienzan después del cierre de la mina y de que las empresas se hayan retirado. Por otro lado, la naturaleza misma de la actividad implica la utilización de grandes cantidades de agua en zonas de Argentina donde generalmente es escasa.
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Los investigadores también explicaron que un solo emprendimiento de megaminería puede llegar a abarcar hasta mil hectáreas sólo para el área de mina –la que será completamente destruida-, llegando a remover hasta 300.000 toneladas de roca diarias, y empleando por día hasta 100 toneladas de explosivos, más de 100.000 litros de combustibles y decenas de toneladas de sustancias químicas de alta toxicidad.
En segundo lugar, el documento busca refutar a quienes aseguran que la megaminería genera desarrollo, empleo y diversificación de la economía regional.
Sobre este punto, detallaron que se trata de una actividad muy intensiva en capitales pero no así en mano de obra. “La generación de empleo es ínfima en relación al monto de las inversiones: en promedio, la megaminería sólo genera un puesto de trabajo por cada millón de dólares invertido”, argumentan.
Al mismo tiempo, explicaron que la megaminería tiende a “destruir empleo por sus impactos potencialmente negativos sobre otras actividades locales, como la agricultura, la ganadería y, el turismo, aumentando los niveles de pobreza local”.
“La explotación de minas y canteras aportó sólo el 2,95% del Valor Bruto de producción total en Argentina desde 2004 hasta 2018, siendo que la megaminería metalífera aportó apenas 0,49%, en comparación con el 6,95% de la ganadería, agricultura, caza y silvicultura (INDEC, 2019). En los últimos 23 años, el total de la minería (metalífera, no metalífera, y principalmente hidrocarburífera) ha generado sólo el 1,15% del empleo total, en comparación con el 5,9% de la ganadería, agricultura y silvicultura”, plantea el documento.
Finalmente, los investigadores le responden a quienes aseguran que ellos no plantean alternativas de desarrollo local.
“Existen múltiples producciones alternativas a la megaminería, que ya funcionan o que tienen una alta potencialidad de desarrollarse, que no perjudican al medio ambiente ni a la sociedad y contribuyen a la diversificación productiva, como la vitivinicultura, la olivicultura, la fruticultura y el turismo. Estas producciones alternativas responden directamente a los intereses y posibilidades de acción de las poblaciones locales”, aseguran.
Científicos/as e investigadores/as: No es posible una megaminería sustentable.Invitamos a adherir al siguiente comunicado.Los últimos días de diciembre el pueblo mendocino salió a la calle contra la modificación de la Ley 7722. Esta prohíbe la utilización de cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias tóxicas similares en procesos de explotación minera y, de este modo, protege el agua.
Esto implicó un nuevo hito en un largo proceso de conflictividad en torno a la actividad minera y sus implicancias socio-ambientales. El eje del conflicto gira en torno a un tipo de explotación minera en particular: la megaminería. A diferencia de la minería tradicional, esta se encuentra prohibida o muy restringida en muchos lugares del mundo por sus ya comprobados irreversibles efectos socio-ambientales debidos, entre otros motivos, al uso de químicos tóxicos como el cianuro.
Lo que detonó este nuevo hito es un renovado intento por ampliar la frontera de la megaminería, procurando forzar su habilitación en provincias donde el rechazo social yahabía logrado plasmarse en resguardo jurídico. Es ése el propósito de quienes intentanmodificar la Ley n° 7722 en Mendoza, la Ley n° 5001 en Chubut y la Ley Nacional de Glaciares. Y es para frenar la avanzada de la megaminería que el pueblo salió a la calle. A pesar de que se logró frenar la modificación de la ley mendocina, los intentos por modificar la legislación para habilitar la megaminería continúan. En este contexto, circulan enlos medios una serie de argumentos discutibles, que favorecen la implementación de nuevosproyectos de megaminería en el país.
A continuación presentamos algunos de estos argumentos y respondemos críticamente a cada uno. Quienes adherimos a este comunicado queremos expresar una fuerte preocupación porlas consecuencias que la megaminería tiene sobre nuestra salud y nuestros territorios. Y nos vemos compelidas/os a hacer de público conocimiento algunas cuestiones técnicasinsoslayables, desde una mirada interdisciplinaria y en diálogo con el conocimiento de las comunidades expuestas. Queremos ser claros: en el estado actual de situación, no es posibleuna “megaminería sustentable”.
Las experiencias históricas y las evidencias científicas disponibles llevan a la conclusión inequívoca de que la megaminería atenta gravemente contra la salud y el ambiente de las sociedades donde se instala. Todo conocimiento tiene implicancias políticas y sociales. Abogamos por un conocimiento no mercantilizado, funcional a las necesidades colectivas y no al lucro minero. Pensamos que nuestra tarea no debe ser la de arrogarnos el lugar de “la verdad” y decidir por la sociedad en nombre de ésta. Más bien debemos fortalecer los procesos de deliberación pública, asumiendo que nuestras producciones científicas son un insumo clave para estos.
Convocamos a más científicos/as, investigadores/as, médicos/as, docentes, trabajadores/as de la salud y a sus organizaciones, a firmar este comunicado y apronunciarse en contra del avance de la megaminería en el país.Por último, es necesario aclarar que la megaminería no es la única actividad que presentagraves consecuencias socio-ambientales. Como éstas, el “fracking” y la agricultura basada en transgénicos y agroquímicos conllevan gravosas consecuencias. Queremos destacar laimportancia de involucrar al conjunto de nuestro pueblo en las decisiones políticas relativas aldesarrollo de la megaminería y cualquier otra actividad contaminante.
1- Argumento: “Siempre hubo minería y no trajo problemas graves a la humanidad”.No, la megaminería es una de las múltiples formas de minería existentes y esrelativamente nueva (en nuestro país funciona desde la década del ‘90). Utiliza técnicas dealto impacto socio-ambiental que, por eso, están prohibidas en muchos lugares del mundo.La megaminería metalífera difiere de la extracción de minerales no metalíferos tales como la salde mesa, la roca caliza para cal y cemento, la arena o el ripio para la construcción.
Este tipo deminería es el que ha predominado ampliamente en Argentina y, en términos generales, no ha dado lugar a grandes conflictos sociales (Machado et al., 2011). En contraste, la megaminería hagenerado una fuerte oposición social (Walter 2008; Svampa y Antonelli 2009; Wagner y Giraud2010; Weinstock 2012; Wagner 2016a y b; Wagner y Walter 2019). Esto está vinculado a lasdimensiones de los proyectos y sus características tecnológicas de alto impacto socio-ambiental.Es por esto que algunas técnicas megamineras han sido prohibidas en países centrales e inclusoel Parlamento Europeo, por amplia mayoría, aprobó pedidos a la Comisión Europea de queprohibiera el cianuro en minería en 2010 y 2017 (Saguier y Peinado, 2016). La megaminería seconvirtió en política de estado en la Argentina en los ‘90, y los primeros emprendimientos demegaminería empezaron a funcionar a fines de esa década. Menem facilitó el ejercicio por partede empresas extranjeras. La actividad creció un 3311% desde el 2002 al 2011.
Siete provinciashabilitaron la actividad (Catamarca, Río Negro, La Rioja, San Juan, Santa Cruz, Salta y Jujuy). Sinembargo, gracias a la lucha de asambleas y movimientos socio-ambientales, en siete provincias(Chubut, Mendoza, Córdoba, San Luis, Tucumán, La Pampa, Tierra del Fuego) rigen leyes querestringen fuertemente la minería metalífera, mediante prohibiciones de diverso tipo.En 2010, a pesar de las fuertes presiones de las mineras y del veto inicial a la ley aprobada en2008, fue finalmente sancionada la Ley Nacional de Glaciares (26.639) que prohíbe lasactividades contaminantes en glaciares y zonas de periglaciar.
La ley define a los glaciares comoreservas estratégicas de recursos hídricos para el consumo humano, para la agricultura y comoproveedores de agua para la recarga de cuencas hidrográficas y para la protección de la biodiversidad. A la vez que los clasifica como "bienes de carácter público", prohíbe las actividades que pudieran afectar su condición natural o funciones, entre otras, la exploración y explotación minera e hidrocarburífera (Bottaro, L. y Sola Álvarez, M., 2018). Sin embargo, esta ley no seterminó de aplicar, pues de haber sido así, no se habrían producido los cuatro derrames de cianuro de la mina Veladero en San Juan que contaminaron 5 ríos (este emprendimiento minerose encuentra dentro del ambiente periglaciar (Svampa y Viale, en prensa)). Como muestra de ladistancia entre una ciencia crecientemente mercantilizada y las necesidades de los territorios, lapropia comunidad de Jáchal (San Juan), con el apoyo de algunos/as científicos/as con mirada crítica, se vio obligada a generar evidencia de que la mina se encuentra en ambiente periglacial,que presenta grandes falencias en sus medidas de seguridad y que la empresa minera oculta lainformación necesaria para evaluar las implicancias del derrame. Además, la municipalidad de Jáchal pidió un informe a la Universidad Nacional de Cuyo (con sede en Mendoza), que detectóvalores de metales pesados muy por encima de los permitidos, informe que fue muy criticado porel sector empresarial minero y el propio gobierno de San Juan.
Este conflicto también acarreacríticas por parte de la comunidad de Jáchal a los criterios técnicos con los que fue realizado elInventario Nacional de Glaciares. Como ya fue mencionado, queda evidenciado que los criteriostécnico-científicos nunca están libres de implicancias políticas, sociales y ambientales; por esoencarnan y también producen posiciones divergentes.
Esto expone la necesidad de abrir ladiscusión dentro y fuera de la comunidad científica para problematizar la idea de un conocimientocientífico y de criterios técnicos neutros y absolutos, y así discutir también las implicanciassociales y ambientales de las decisiones en materia de ciencia y tecnología.La provincia de San Juan intentó frenar la aplicación de la Ley Nacional de Glaciares en suterritorio, sancionando una ley propia, evitando el avance del Inventario Nacional de Glaciaresmediante una medida cautelar, y presentando una demanda de inconstitucionalidad contra la leynacional.
En 2012, la Corte Suprema de Justicia de la Nación restituyó la aplicación de la leynacional en territorio sanjuanino. Y en 2019, la misma corte ratificó la constitucionalidad de la LeyNacional de Glaciares, ante las demandas presentadas por la empresa Barrick Gold, MineraArgentina Gold y la provincia de San Juan. Pero los intentos por modificar las legislacionesque establecen diversas prohibiciones a la megaminería continúan a nivel provincial (recientemente en Mendoza y Chubut) y nacional.
2- Argumento: “La megaminería ‘bien hecha’ puede no tener efectos dañinos en el medioambiente y la salud pública”.No es posible. La megaminería tiene inevitables impactos perjudiciales en el medioambiente y la salud pública. ¿Cómo se realiza la megaminería? A diferencia de la minería tradicional, principalmente subterránea, esta minería se realiza usualmente “a cielo abierto” e implica el uso de técnicas de alto impacto ambiental. Mediante la utilización de explosivos (generalmente nitrato de amonio y fuel oil) se producen voladuras de grandes volúmenes de rocadonde se encuentra el mineral de interés. Así se forman escalones que dan lugar al “tajo abierto”donde se aplican tratamientos químicos que separan los metales de la roca.
El químico a utilizar depende del tipo de yacimiento, pero suelen ser sustancias de alta toxicidad. Los desechos sedescartan en los diques de cola, que son extensos cuerpos de agua artificiales donde se depositan los millones de litros de agua “enriquecidos” con químicos y metales pesados como plomo, cianuro, ácido sulfúrico, mercurio, arsénico, entre otros.
Uno de los aspectos fundamentales de esta metodología es que utiliza grandes cantidades de agua, en zonas deArgentina donde generalmente es escasa, y contamina las cuencas hídricas con los metales y químicos mencionados. El drenaje ácido, las filtraciones de los diques de cola hacialas napas y los ríos, así como otras formas de contaminación, son efectos comprobados y, aveces, comienzan después del cierre de la mina y de que las empresas se hayan retirado. Un solo emprendimiento de megaminería puede llegar a abarcar hasta mil hectáreas sólopara el área de mina –la que será completamente destruida-, llegando a remover hasta 300.000toneladas de roca diarias, y empleando por día hasta 100 toneladas de explosivos, más de100.000 litros de combustibles y decenas de toneladas de sustancias químicas de alta toxicidad (Machado et al., 2011).
Esto invalida también el argumento de que la megaminería es tancontaminante como cualquier otra actividad industrial: como actividad intensiva, su contaminación real, y su riesgo potencial, está aumentada respecto a otras actividades económicas. En virtud delo anteriormente descrito, se presentan dos graves problemáticas: 1) la degradación del paisajey del suelo de forma permanente en el lugar de extracción, la contaminación del aire conmaterial particulado, la contaminación sonora y otros daños causados por la voladura degrandes masas de roca a partir de explosiones a gran escala; y 2) la acumulación y eventualesderrames de sustancias tóxicas a gran escala, que causa severos daños en la salud de laspoblaciones aledañas e irreversibles impactos ambientales, como quedó en evidencia endiferentes lugares del mundo (Minas Gerais, Brasil; Mina Veladero, San Juan; Mar de Cortés,México).
3- Argumento: “Los impactos en la salud y el ambiente de la megaminería ocurren a muylargo plazo o son reversibles”.No es cierto, la megaminería tiene impactos de largo plazo en la salud y el ambiente, ytambién inmediatos e irreversibles. En primer lugar, cabe aclarar que los principales químicosempleados en la megaminería (cianuro, ácido sulfúrico y otros) son tóxicos para los sereshumanos y los seres vivos en general. Hay sobrada evidencia de que producen perjuiciosdependiendo de la dosis y el tipo de exposición. Aunque las dosis empleadas durante el procesode extracción son bajas, la exposición prolongada en el tiempo -como la de las poblacionesaledañas-, suele implicar una acumulación de estas sustancias a niveles que pueden serperjudiciales para la salud.
Los químicos permanecen por años en los tejidos en niveles mayoresa los tolerables según la Organización Mundial de la Salud (Greer, 1993), y están asociados a unmayor riesgo de enfermedades crónicas respiratorias, tuberculosis, silicosis, cáncer depulmón, enfermedades renales, de la sangre, piel y sistema musculoesquelético, entreotras (Eisler, 2003). A la exposición crónica se suma la exposición aguda, producto deaccidentes como derrames, accidentes de transporte, rotura de caños, o emisiones de los diquesde cola.
Por ejemplo, la exposición aguda al cianuro genera trastornos principalmentecardiovasculares, respiratorios y al sistema nervioso central (Agency for Toxic Substancesand Disease Registry, 1991), incluyendo congestión traqueal con hemorragia, edema cerebral ypulmonar, erosiones gástricas y petequias de las meninges cerebrales y pericardio (Way, 1984).Más de 30 liberaciones accidentales de cianuro a gran escala en aguas comunes (ríos,lagunas, etc.) han sido reportados desde 1975 (hasta el 2000) en distintos lugares del mundo(Korte et al., 2000; WHO, 2004). En todos los casos, los efectos sobre las poblaciones y los ecosistemas han sido altamente perjudiciales. Las liberaciones de cianuro fueron fuente deintoxicación aguda o crónica en las poblaciones humanas, tanto a través del agua, elconsumo de animales contaminados, o incluso el aire. También fueron la causa de una alta mortalidad de animales regionales (Committee on the Environment Public Health and Food Safety,2013). Entre los ejemplos más drásticos, pueden contarse:
1- el mayor colapso de diques de colas en la historia minera mundial, de dos represas de la empresa Samarco, que liberó 55 millones dem3 de lodo tóxico en el estado de Minas Gerais, Brasil (2015), causando 19 muertos,contaminando 670 km del río Doce y causando incontables daños a la fauna y la flora ; 2- la ruptura del dique de cola por “accidente” en otra mina de Vale (2019) que sepultó en lodo tóxico ala población de Brumadinho, dejando 270 muertos, y daños irreversibles en el mismo estado ; 3-los cuatro derrames de unos cinco millones de litros de agua cianurada en cuencas hídricas porparte de Barrick Gold, en San Juan (2015-2017), el primero de los cuales fue el peor accidenteminero ambiental de la historia de nuestro país, e implicó irreversibles daños para el ecosistema yla población local; 4- el derrame de ácido sulfúrico en el Mar de Cortés, México, (2019) queprodujo daños a las poblaciones aledañas y una elevada mortalidad de la fauna local, por partedel mismo Grupo México, cuya empresa Buenavista del Cobre había vertido 40.000 metroscúbicos de desechos tóxicos en 2014 en el agua del río Sonora.
4- Argumento: “No es posible vivir sin megaminería; quienes se oponen deberían renunciara consumir y utilizar objetos que contengan metales”. La extracción de metales preciosos se utiliza, principalmente, para acumulación de riquezas y reservas para las clases altas del mundo. Desde fines de la década de los noventala minería metalífera fue ganando terreno a la producción minera total (Alvarez Huwiler Godfrid,2018). Más del 70% del oro que se extrae en Argentina se utiliza para reservas de otros países, y está vinculado, principalmente a su uso como patrón monetario: no es cierto que sea imprescindible su extracción (Luna, 2015). Con respecto a los metales que se extraen para fabricar equipos electrónicos, a modo de ejemplo, en una computadora de escritorio, el 25% es recuperable, el 72% corresponde a material reciclable y sólo el 3% son desechos contaminantes(Prince, 2009).
Durante la década 2010-2019, los usos tecnológicos representaron sólo 8% de la demanda mundial de oro, contra 51% de la joyería y 41% de privados y bancos centrales para lingotes, monedas y otras formas de acumulación. Y el 30% de esa demanda total mundial fue abastecida por oro reciclado (World Gold Council, 2020). Esto nos lleva a pensar que lo que necesitamos son políticas de recuperación y reciclado, y no de extracción. Antes de pensar en cómo explotar más montañas de forma “sustentable”, una opción propuesta es la reutilización de metales. Ello debería ser acompañado por una producción planificada de bienes que desestimule las políticas de obsolescencia programada y actualización escalonada que imponen las empresasfabricantes de artículos electrónicos para aumentar sus tasas de ganancia. Asimismo, desde 1970 los países latinoamericanos, en conjunto, han aumentado suparticipación en la producción mundial de minerales metalíferos a un ritmo mucho más elevadoque el de su procesamiento, refinamiento, utilización y al de su crecimiento poblacional.
El cobre extraído de América Latina pasó de representar 17% del total mundial en la década de 1970 a 45% del total desde 2010, la plata de 32% a 52%, y el oro de 3% a 20% en el mismo período.Durante la última década se extrajo también nuestra región el 15% del hierro, 19% de la bauxita,21% del zinc, 10% del níquel, 14% del plomo, 19% del estaño y 29% del molibdeno (BritishGeological Survey, 2019).
En contraste, en América Latina vive el 8,4% de la población mundial, y nuestro consumo de metales ronda apenas 5 a 7% del total global. Resulta claro entonces que eldebate sobre la megaminería supone también posicionamientos respecto del lugar de nuestraregión en la división internacional del trabajo. En vez de seguir expandiendo la frontera extractiva,se podrían cerrar muchas minas y, aun así, seguir proveyendo a las legítimas necesidadesinternas latinoamericanas de metales básicos.
5. Argumento: “La megaminería genera desarrollo, empleo y diversificación de la economíaregional”.No es así. La megaminería no genera desarrollo ni empleo ni diversifica las economíasregionales. La “explotación de minas y canteras” aportó sólo el 2,95% del Valor Bruto deproducción total en Argentina desde 2004 hasta 2018, siendo que la megaminería metalífera aportó apenas 0,49%, en comparación con el 6,95% de la ganadería, agricultura, caza ysilvicultura (INDEC, 2019).
En los últimos 23 años, el total de la minería (metalífera, no metalífera,y principalmente hidrocarburífera) ha generado sólo el 1,15% del empleo total, en comparacióncon el 5,9% de la ganadería, agricultura y silvicultura. En el 2o trimestre de 2019 hubo sólo 9.653empleos directos en extracción de minerales metalíferos en todo el país, apenas 0,08% del totalde 12,1 millones de trabajadores registrados (Ministerio de Trabajo, 2019a, b y c). Además, porser la megaminería muy capital-intensiva, la generación de empleo es ínfima en relación al montode las inversiones: en promedio, la megaminería sólo genera un puesto de trabajo por cada millónde dólares invertido.
Por otro lado, la megaminería tiende a destruir empleo por sus impactospotencialmente negativos sobre otras actividades locales, como la agricultura, la ganadería y, elturismo, aumentando los niveles de pobreza local. De este modo, cuando una corporaciónmegaminera se instala en una economía local, esta no se diversifica, sino que, muy por elcontrario, tiende a contraerse al pasar a depender casi exclusivamente de la megaminería (eincluso de una sola empresa) para la generación de empleo y riqueza. Esto queda muy claro en elanálisis del Producto Bruto Geográfico de las regiones con explotaciones megamineras: el sectoracapara entre 2/3 y 3/4 del total.
6. Argumento: “Quienes critican a la megaminería no plantean alternativas de desarrollolocal”.
No es cierto, proponen alternativas para promover el desarrollo local. Quienes se oponen al avance de la megaminería en sus territorios han ido construyendo diferentes alternativas al desarrollo local de acuerdo a las particularidades de cada región (Wahren ySchvartz, 2015). Se ha propuesto la promoción de actividades que ya existían en la zona (por ejemplo la vitivinicultura, olivicultura, fruticultura, turismo, etcétera) y que se ven (en algunoscasos) afectadas por el avance de la megaminería. También se han propuesto alternativas basadas en la agroecología, la producción de alimentos así como también el turismo. Es decir queexisten múltiples producciones alternativas a la megaminería, que ya funcionan o que tienen unaalta potencialidad de desarrollarse, que no perjudican al medio ambiente ni a la sociedad y contribuyen a la diversificación productiva.
Estas producciones alternativas responden directamente a los intereses y posibilidades de acción de las poblaciones locales. Lo mismo ha ocurrido con la propuesta de las energías renovables por parte de diversas poblaciones locales que se enfrentan al fracking en distintas provincias o la agroecología que se impulsa ensimultáneo a las luchas contra los impactos socioambientales del agronegocio en casi todo el país.
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- World Gold Council (2020) “Gold Demand Trends full year and Q4 2019
Abbondanza, Sara (Unca); Abulafia, Carolina (BIOMED-CONICET); Acacio, Juan Antonio (Idhics/UNLP- CONICET); Aguilar, Laura (UNA -); Alabarces, Pablo (CONICET); Albea, Javier (Instituto de Salud Socioambiental - Fac. Cs. Médicas - UNR); Aldao, Martin (CONICET/UBA Derecho); Ale, Leandro (Universidad Nacional de La Plata); Alejandro, Vallini (UNR); Algranati, Clara (UBA); Allende, Fatima (UNCordoba); Alomar, M.Lis (INTECH UNSAM/CONICET); Altamira, mariana (Universidad Provincial de Córdoba); Altamirano, Andrea (UNR); Alvarez, Laura (UNQ); Alvarez Manriquez, Lorena Vanesa (CONICET UTN); Alvaro, María Belén (Universidad Nacional del Comahue); Alves Salgueiro, Tomás (UBA); Angel, Sergio (UNSAM); ANTÓN, Cecilia Cristina (Fac. Cs. Políticas y Sociales. Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza.); Antonelli, Mirta Alejandra (UNC); Añón, Valeria (Unlp Conicet); Arancibia, Florencia (CENIT-UNSAM); Arancibia, Milena (Flacso-CONICET); Argento, Melisa (UNR/ UBA IEALC); Arias, Pablo (FFyL / UNCUYO); Arnulphi, Cristina (Universidad Nacional de Córdoba); Arrejoria, Guillermo (Universidad de Concepción del Uruguay); Arriaga, Maria Cristina (UNR); Aruguete, Natalia (CONICET); Ashworth, Lorena (Conicet); Astegiano, Julia (IMBIV (UNC-CONICET)); Astudillo Pizarro, Francisco (UNR); Avila-Vazquez, Medardo (Universidad Nacional de Córdoba); Azuri, Fatima (Universidad Nacional de Cuyo); Bach, Camila Agustina (IByME); Balaguer, Emiliano (FSOC-UBA); Barrera, Federico (Universidad Torcuato di tella); Barrera, Cristina (Hospital Perrupato); Barril, Camila (FCEN-UBA); Barros, Mariano (Fundación Biodiversidad - Argentina); Bassarsky, Magalí (CBC (UBA)); Bazterrica, Cielo (Unmdp); Belfanti, Andres (UNVM); Bellelli, Cristina (CONICET - INAPL); Bellomo, Guido (ICC CONICET / UBA); Bellucci, Mabel (UBA); Bendersky, Ariel (UBA - CONICET); Benitez-Vieyra, Santiago (IMBIV (Universidad Nacional de Córdoba - CONICET)); Beret, Facundo (UBA FFyL); Bergel, Martín (UNSAM-UNQ-UBA-CONICET); Bergel, Pablo (U.B.A., U.N.Sa, U.N.Lu); Bergel, Laura (UNLa); Bermúdez, Angeles (UBA); BERNÁ VACCARINO, Federico Antonio (INAHE-CCT CONICET Mza; DOTyDS-FFyL-UNCuyo); Berra, Cecilia (Universidad Nacional de Córdoba); Berraute, Sebastián (Fundacion aprender patagonia educativa y Ministerio de educación); Bertea, Jorgelina (CIFFYH/UNC/CONICET); Besana, Patricio Bruno (UNGS y UNSAM); Bianchi, Leonardo (UTN Facultad Regional Mendoza); Bianchinotti, María Virginia (CERZOS- CCT CONICET - Bahía Blanca); Biset, Emmanuel (CIECS (UNC y CONICET)); Blaustein, Matías (CONICET - UBA); Blaustein Kappelmacher, Ana Lea (FSoc-UBA); Blois, María Paula (UBA); Bober, Gabriel (CEIL-CONICET); Bocles, Ignacio (Medicina UBA); Bonard, Eliana (ESEA Nivel Terciario); Bonavitta, Paola (Conicet); Bonnet, Alberto (UBA / UNQ); Boron, Ignacio (CONICET); Botta, Roberto (UNC); Bottaro, Lorena (Universidad Nacional de General Sarmiento); Boulet, Patrick (Universidad Nacional de Cuyo); Bouzas, Pia (UNA); Brown, Brenda (Leset/ceil); Brunetti, Paulina (UNC (jubilada)); Bunge Campos, Luis María (Facultad de Derecho UBA); Burguener, German (Universidad Nacional de Rosario); Busan, Tomás Emilio (UBA); Bustelo, Natalia (CeDInCI/CONICET); Cáceres, Noelia Maria Guadalupe (Municipalidad Gral Pueyrredón); Cademartori, Fiorella (UNSE / UNT); Calafell Sala, Núria (Ciecs); Calendino, Alicia Liliana (ESRN 98); Caligaris, Gastón (Universidad Nacional de Quilmes); Calvo, Gustavo (CONICET); Camarero, Hernán (Universidad de Buenos Aires / CONICET); Camiña, María Alejandra (Docente); Candelero, Rosanna\n (UNR); Cano Kelly, Maria Laura (Hospital José Ingenieros. La Plata.); Canosa, Ivana (CONICET); Cantamutto, Francisco (IIESS UNS-CONICET); Cañizares, Francisco (UBA); Carabajal, María Inés (UBA); Carman, Maria (UBA - CONICET); Caro, miguel (facultad de ciencias de la comunicacion); Carriquiriborde, Francisco (UNLP); Carrizo, Cecilia (Iifap - FCS -UNC); Caselly, Carolina Samanta (Ministerio de Educación); Castillo, Rodrigo (UNR-CONICET); Castro, Fernando (UTN); Castro, Guillermo R. (UNLP); Ceballos, Leandro (UBA); Cedrón, Elena (FCEN/UBA); Chaufan, Gabriela (CONICET - UBA); Chioli, Carolina (UBA); Christel, Lucas (Unsam/CONICET); Chueco, Andrea (Clínica Olivos); Ciancaglini, Nicolás Atahualpa (CBC/FCEN-UBA); Cinti, Ana (Cesimar-CONICET); Cisterna, Noelia (Unca); Cittadini, Natalia (Ministerio de Educacion Cordoba); Claps, Luis Manuel (UBA); Colavitto, Bruno (CONICET/San Juan); Coli, Lucia (Departamento de Bioquimica de la UBA); Collado, Adriana (Universidad Nacional de San Juan); Collado, Patricia (CONICET UNCUYO); Collo, Gilda (Cicterra-CONICET-Fcefyn UNC); Comerci, María Eugenia (UNLPam/CONICET); Corbella, Stella Maris (Farmacia y Bioquimica (Universidad Maimonides)); Córdoba, Lorena (Hospital Eva Perón- Tucumán); Coronel, Betiana Melisa (Universidad Nacional de Cuyo); Corti, Berenice (UBA); Corts Briones, Mauricio (DGE Mendoza CCT 6-061'BAUTISTA GARGANTINI\"); Costas, Santiago (Imbiv (CONICET-UNC)); Cotaimich, Valeria (Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Córdoba); Cousinet, Graciela (Universidad Nacional de Cuyo); Coviello, Ana Luisa (Universidad Nacional de Tucumán); Crespo, Sebastián Andrés (CR2); Cristeche, Mauro (CONICET / UNLP); Cristiano, Piedad María (IEGEBA-UBA-CONICET); Crovetto, Marcela (CONICET/UBA); D'Amico, Gabriela (Universidad Nacional de La Plata); D'Urso, Lucila (CONICET / UBA); De Cicco, Maria Alba (UNTREF); De la Cruz, Eduardo (Facultad de Ciencias de la Comunicación); de la Mata, Manuel (UBA); De Mauro, Sofía (Universidad Nacional de Córdoba); Decaroli, Lara (Fceia); Dediol, Cora (Fac. C. Agrarias. UNCuyo); del Castillo, Daniela (UBA); dell'Erba, Matías (IFIMAR (CONICET-UNMdP)); Delupi, Baal (Centro de Estudios Avanzados-Universidad Nacional de Córdova); Di Giacomo, María Angélica (UBA); di Pasquo, Federico (Facultad de Filosofía y Letras / Facultad de Ciencias Exactas Y Naturales); Diaz lopez, Ramiro (Unr ciencias médicas); Diez, Adriana (FFyL UBA); Dome, Carolina (Universidad de Buenos Aires); Domecq, Gabriela (Universidad Nacional de General Sarmiento); Duarte, Juan (UBA); Duperron, María (FCEN, UBA); Dutto, Susana (Universidad Nacional de Villa María); Echarri, Juan Manuel (UNLP); Echeverría, Olga (UNCPBA-CONICET); Eder, Elena (CESIMAR-CONICET); Efron, Samanta Thais (IEGEBA - FCEN - UBA); Elisio, Santiago (UNRN); Escalante, Aldo Ruben (ISFD 6012); Escobar, Rosario (UNTREF); FALCON, VERONICA (uncuyo); Falvo, Marina V (FCS-UNC, Conicet, CEA); Faraci, Noelia (UNLaM); Farina, Paloma (Facultad de Agronomía, UBA); Felder, Ruth (Ontario Tech); Féliz, Mariano (CONICET / UNLP); Fernández Bouzo, Soledad (CONICET-UBA); Fernández Bravo, Álvaro (CONICET); Fernández Cordero, Laura (CeDInCI-CONICET); Fernandez Hasan, Valeria (Conicet/Uncuyo); Fernández Larrosa, Pablo Nicolás (IFIByNE (UBA-CONICET); DFBMC, FCEyN, UBA); Finquelievich, Susana (UBA); Fioretti, Fernando (Ministerio de justicia y DDHH de la Nación - ATE Justicia.); Fischer, Sylvia (DEGE e IEGEBA-FCEN (UBA-CONICET)); Flores, Beatriz (Normal Tomas Godoy Cruz); Folguera, Guillermo (UBA-CONICET); Fonseca, Sofia (UNC); Fontenla, Manuel (UNCA CONICeT); Forcinito, María Karina (Universidad Nacional De General Samiento); Formía, Martin Ezequiel (ICSOH/CONICET/Universidad Nacional de Salta); Forte, Ana Paula (Universidad Nacional de San Juan - CONICET); Francescone, Kirsten (MiningWatch Canada; Universidad Carleton); Francese, Christian Federico (UBA); Frega, Mariana (UNDAV - CONICET - UBA); Frega, Graciela (U.N.C.); Frisco, Matias Nicolas (CEIL - CONICET); Frojan, Lisandro (UBA); Funes, Patricia (D.G.E. Mendoza. Universidad Aconcagua); Gabiniz, Martín Pablo C. (Esc. Prov. De Danza Nigelia Soria - Rosario); Galante, Mariana (Medicina UBA); Galfioni, Maria de los Ángeles (Universidad Nacional de Río Cuarto); Gallego, Juana (Fac. Ingeniería UNLP); Gamba, Martina (CETMIC - UNLP); Gamboa, Marianela (Citca-CONICET); Garcia, Nerella (UBA y unlam); Garcia, Cecilia (INECOA (UNJu-CONICET)); García, Miguel A. (CONICET - UBA); García Carrillo, Mercedes (iB3-FCEyN, UBA); García Chicote, Francisco (UBA); García Guerreiro, Luciana (Universidas de Buenos Aires); García Lucero, Dafne (Universidad nacional de Córdoba); Gardey Merino, Maria Celeste (UTN); Garelli, Fernando (CONICET); Gárgano, Cecilia (CONICET/LICH-UNSAM/FCEN-UBA); Gargarella, Roberto (CONICET); Garraza, Mariela (CONICET UNLP); Gasetúa, Flavia (ISFD Albino Sánchez Barros); Gasulla, Javier (CIM UNLP); Gatica, Mónica (Universidad Nacional de la Patagonia); Gelman Constantin, Francisco (UBA - CONICET); Genisans, Myrian (Facultad de Artes, Universidad Nacional de Tucumán); Gerbaudo Suárez, Débora (CONICET - IDAES/UNSAM); Giardino, Sergio (ENACOM); Giaretto, Mariana (Universidad Nacional del Comahue); Giese, Adriana Carolina (CENPAT-CONICET); Gigena, Andrea Ivanna (Universidad Católica de Córdoba); Gil Cardeza, Lourdes (IICAR/FCA-UNR); Giosa Zuazua, Noemi (UNM/CIEPP); Giovannetti, Federico (Unidad de Neurobiología Aplicada (UNA, CEMIC - CONICET)); Giovis, Maria (Ex docente Facultad de Psicología. UBA); Giraud, Marcelo (U.N.Cuyo); Giraud, Cristina (Universidad Nacional de Cuyo); Glustein, Jazmín (FCEyN UBA); Gómez, Mariana Daniela (CONICET-UBA); Gómez, Raúl Angel (Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Córdoba); Gómez Pucheta, Darío (ULA-Universidad libre del Ambiente); Gonzalez, Aira (INTA/CONICET/UNMDP); González Maraschio, Fernanda (Universidad Nacional de Luján); Gorriti, Ramiro (UNC); Gras, Carla (CONICET/UNSAM); Graziano, Martin (IEGEBA-CONICET, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA); Grinberg, Silvia (LICH/CONICET-UNSAM); Guidotti, Beatriz (UNLP); Gutierrez, Maria Alicia (Facultad de Ciencias Sociales. UBA); Gutiérrez, Andrea Elizabeth (Universidad nacional de Córdoba); Hadad, María Gisela (IIGG-UBA); Hirsch, Mariana (Universidad Nacional de Luján); Hochbaum, Daniel (UBA); Holik, Federico (IFLP-CONICET); Hrvoj Alvarez, Brenda Marina (FyCEN UBA); Inchauspe, Leandro (Fac. de Filosofía y Humanidades y Fac. de Cs Sociales, Univ Nac de Córdoba); Iraola, Verónica Beatriz (Unlu); Isidro, Maria Eugenia (UNRC); Isla Larrain, Marina T. (CINIBA. UNLP. CIC); Iturrieta, Patricia (Privada); Jadur, Anoux (UBA); Jaure, Julián (UBA); Jerusalinsky, Diana (UBA); Jofre, Juan (IES 9-010 R Vera Peñaloza); Juarez, Roxana (UNSa); Julián, Francisca (UNCUYO); Kandus, Alejandra (UESC-Brasil); Kessler, Maria Elena (Universidad Nacional del Litoral); Kindernecht, Natalia (UNLu); Klier, Gabriela (Universidad Nacional de Río Negro); Kochen, Silvia (CONICET Unaj UBA); Kohen, Micaela (UBA/UNPA); Kossmann, María Irene (Instituto Superior La Fuente); La Valle, María Teresa (UNTREF); Labarca, Martín (CONICET - UBA); Lamberti, Matias (FCEyN, UBA); Landa, María Inés (CONICET); Laterra, Patricia (CIEPP-CONICET (UBA/UNLP/UNSAM)); Lauria, Daniela (Universidad de Buenos Aires); Lavagnino, Nicolás José (CONICET / UBA); Lavelli, Gabriela (Hospital Durand); Leguizamon, María Agustina (UBA); Lemes, Estela (Escuela N° 66 Bartolito Mitre,Gualeguaychu. Entre Rios); Lenarduzzi, Victor (UBA); Lichtig, Pablo (CNEA/UBA); Limache, Alejandro (CONICET); Lombardelli, Rodolfo (Ministerio de Salud del Chubut); Lopardo, Luciana (FSOC-UBA); Lotito Kehoe, Julián (UBA); Lozano, Claudio Raul (Instituto de Pensamiento y Políticas Publicas); Lucero, Sergio (MACN - CONICET); Luna, Marcelo (EES N °2 Moreno); Machado Aráoz, Horacio (CONICET - Universidad Nacional de Catamarca); Madanes, Daniela (UBA); Madanes, Nora (UBA); Mafut, Alejandro (Exactas-UBA); Majul, Debora ((ELAPPSS-CEA-UNC)); Mallerman, Julieta (UBA); Mancini, Cristina (FFyh/CIFFyH.UNC); Mansilla, Natalia (Dirección de Suelos y Aguas); March, Samanta (UNC); Marchesino, César (Facultad de Filosofía y Humanidades UNC); Marcus, Juliana (IIGG); Marin, Marcela Cecilia (CIFFYH-CONICET- Escuela de Letras UNC); Marioli, Eliana (UNMdP); Martinez Romero, María Alejandra (Universidad Nacional de Cuyo); Massarini, Alicia (UBA); Massuh, Gabriela (UBA); Masuelli, Sofia (IHEM CONICET- UNCuyo MENDOZA); Matera, Juan Mauricio (IFLP / CONICET - UNLP); Mateyca, Celeste (CONICET UNLP); Mato, Daniel (Univesridad Nacional de Tres de Febbero); Mattio, Eduardo (Facultad de Filosofía y Humanidades, UNC); Meglioli, Pablo (IANIGLA, CCT, CONICET, UNCUYO); Melella, Cecilia (Uba); Mellado, Verónica Edith (Escuela nro 180); Mendoza Hurtado, Marcelo (UBA - UNQ); Menendez Helman, Renata (CONICET -UBA); Merlinsky, Gabriela (UBA); Micheletti, Emilio (Universidad Nacional de Rosario); Migliavacca, Adriana (Universidad Nacional de Luján); Minini, Pablo (Miembro CD APSLZ); Misuraca, Sergio (USI); Mola, Débora (Universidad Nacional de Córdoba); Molina, Cristian (Conicet); Mondini, Mariana (CONICET, UNC, UBA); Monteagudo, Graciela (Universidad de Massachusetts); Montero, Jerónimo (UNSAM-CONICET); Montes, Martin (CONICET-UNLP); Mora, Sol (CONICET/UNSAM); Morales Michelini, Nahuel (UNaM); Moré, Marcela (CONICET); Moreno, Griselda (IIFP CONICET UNLP); Moreno, María Laura (Universidad Nacional de La Rioja (UNLaR) y Universidad Siglo 21); Morgenfeld, Leandro (UBA); Mosquera, Mariano (UBA - CONICET); Moyano, Maria Leonor (Nora) (UNCUYO); Muglia, Cecilia (Conicet); Mut, Fernando (Normal 2 - 3 / Rosario); Nacif, Federico (IEALC); Naciff, Marcela (UNCuyo); Navarro Trujillo, Mina Lorena (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla); Nicanoff, Sergio (UBA); Nieto, Agustin (UNMDP/CONICET); Nogueira, Maria Luciana (CEIL / UNMDP); Nogueira, José Luis (CONICET); Novelli, Leonardo (FCA-UNER); Nuñez, Teresita (FADU UBA); Oberti, Alejandra (UBA); Ocampo, Carolina (UNSAM); Olejarczyk, Romina (IIGG-UBA/CONICET); Olguin, Eleonora (Gob de la provincia de San Luis); Olivera, Diego Sebastián (Independiente); Orfei, Jennifer (UNR); Ortega, Lucia ((FCE-UBA)); Ortelli, Julia (Colegio 17 DE 7); Ortiz, Victoria Estefanía (CONICET/Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA); Ortiz, Esteban Rafael (Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales, Facultad de Derecho, U. N. Córdoba); Osorio, Carina (Uncuyo); Padulles, Maria Luz (UNLU\n); Paesani, Candela (ICYTAC); Pagano Fernández, Carlos María (UNSa-UCASAL); Pais, Ana Inés (Universidad Nacional de Catamarca); Palermo, Juan Cruz (INQUIMAE (CONICET-UBA)); Pallitto, Nahuel (UBA-CONICET); Pallotti, Marina (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires); Palmisano, Tomás (UV); Pampa, Olga (Universidad Nacional de Córdoba); Panario, Daniel (Facultad de ciencias UdelaR); Panelli, Chiara (UNCuyo); Pascual, Rodrigo (UNTDF); Paulizzi, Cora (Universidad Nacional d Salta); Paz, Federico (Universidad Nacional de Córdoba); Pedone, Claudia (CONICET- IIEGE, UBA); Pedrazzani, Carla (UNC); Peláez, Pablo (FLACSO-CONICET); Pellegrino, NORMA NOEMI (E.L.A.P.S. FAC. PSICOLOGIA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA); Penchaszadeh, Ana P (CONICET UBA); Penda, María Natalia (Secundaria N°1de Berisso); Perea, Francisca (Escuela Secundaria N°17); Pereira, Pablo (UBA); Perez, Mariana (Conicet/ Uba); Pérez, Juan Manuel (FCEN, UBA); Pérez, Vilma (De NI); Pérez Caeam, Eduardo (UTN- Mendoza); Pérez Roig, Diego (CEIL-CONICET); Pérez Schuster, Verónica (Ib3- UBA); Petz, María Inés (IIGG-UBA); Piegari, Estefanía (UBA); Pittaluga, Roberto (UBA/UNLP/UNLPam); Pizarro, Haydée (IEGEBA-CONICET, FCEN-UBA); Prieto, Martín (Unsam-conicet); Priotto, José (ICBIA UNRC_CONICET); Quaglino, María Cecilia (UCA Rosario); Quintana, Sebastian (UBA / Facultad de Derecho); Quintana, Isabel (UBA- CONICET); Ramacciotti, Karina (Conicet/ universidad de quilmes); Ramírez, Laura (CIIPME-CONICET); Ramos, Carolina S. (Departamento de Ecología, Genética y Evolución, FCEyN-UBA); Rascovan, Nicolás (Institut Pasteur); Rascovan, Sergio (UNTREF); Rausch, Gisela (CONICET/CURDIUR (UNR)); Rendon, Constanza Alexandra (UBA); Renny, Mauricio (UNC-CONICET); Revillo, Damian (CONICET - UNC); Reyna, Franco (UNC-IEH Conicet); Reynaga, Andrea del Carmen (IES 6006); Richard-Jorba, Rodolfo (CONICET y UNCuyo); Riffo, Lorena (Universidad Nacional del Comahue / Ipehcs (CONICET-UNCo)); Rikap, Cecilia (CONICET); Rodriguez, Facundo (IATE - CONICET/UNC); Rodríguez, Esteban (ISPM Escuela Superior de Ciencias Ambientales); Rodríguez, Sofía (Universidad Juan Agustin Maza); Rodríguez Castro, Ma Carolina (UNLu); Rodríguez Ibañez, Griselda Yanina (INTA); Rojas, Julieta Mariana (INTA); Roman, Juan Ignacio (CONICET); Romero, lucia (CONICET UNQ UBA); Rosales, Fernando (CONICET-UNL); Rossi, Leonardo (CITCA-CONICET); Rossi, María Susana (IFIBYNE-CONICET); Rubel, Diana (FCEN / UBA); Rubinsten, Natalia (UBA); Ruiz, Maria Daniela (CONICET/UBA); Sabbino, Lisandro (DGCyE - Bs. As.); Sacca, Paula (CONICET/UBA); Saguier, Marcelo (EPyG-UNSAM/CONICET); Sahores, Marta (Universidad Nacional de la Patagonia Sede Esquel); Salcedo, Cecilia (Escuela Primaria N°184); Saldivia, Silvia (UNPA); Salgado, Leonardo (Universidad de Río Negro, CONICET); Salinas, Lucia Pilar (Docente UNSJ y empleada pública del Estado Provincial); Salomone, Mariano J. (Conicet- FCPyS, Uncu); Sanchez, Gabriela (UNMdP/UCA); Sánchez, Cecilia (UBA-CONICET); Sánchez, Sandra (de Buenos Aires); Santarelli, Fabricio (UTN FRM); Santiago, Fernando (UNGS); Santisteban, José Alberto (UCA sede Mendoza); Santos, Javier (CONICET); Santucho, Jose Maria (Universidad Nacionl de Tucuman); Sazatornil, Federico (IMBIV-CONICET); Sazatornil, Federico (IMBIV-CONICET); Scatena, Pablo (CUP); Schmidt, Ailin Iara (ESBA sede Barrio Norte); Schneider, Cristian (Universidad Provincial de Córdoba); Schnek, Adriana (UBA); Schweikofski, Noelia (ISFDYT 43); Schweitzer, Alejandro (CIT-Santa Cruz CONICET); Sciarini, Lorena (CONICET, UNC); Scirica, Elena (UNA/UBA); Scocco, Marianela (ISHIR/UNR); Sechi, Erica (Facultad de trabajo social - UNLP); Seitz, Ana Mirka (CONICET IDICSO USAL); Senar, Marcelo Sebastian (UJAM); Seoane, Silvio Manuel (IFD N° 1 (Cutral Co) - CPEM N° 75 (Las Coloradas)); Sfich, Vivian (Unlp); Sgroi, Alejandra (Facultad de Arquitectura y Urbanismo - UNLP); Silbermins, Micaela (IFIBYNE, UBA-CONICET); Silva, María Pía (Universidad Nacional de Chilecito); Silva Cantoni, Marcelo (Universidad Nacional de Córdoba); Simesen de Bielke, Ana silvia (Universidad Nacional de Salta); Simon, Gabriela (Universidad Nacional de San Juan); Singer, Mariela (UBA); Slipak, Ariel (UBA / UNM / UNGS); Sola Alvarez, Marian (Universidad Nacional de General Sarmiento); Soraire, Claudia Paola (Ministerio de Educación de Salta); Soria, Sofía (CONICET / UNC); Sosa, Andrea ((CONICET - UNSAM / UBA)); Sourrouille, Lucas (CONICET-UNLP); Stagnaro, Andrés (CONICET - UNLP); Stimbaum, Camila (Ministerio de Salud de la Nación); Suárez, María Eugenia (Grupo de Etnobiología, INMIBO (UBA-CONICET) y DBBE, FCEyN, UBA); Suden, Clarisa (CONICET/ UNCuyo); Svampa, Maristella (IDIHCS-Universidad Nacional de la Plata); Szalai, Alan (Cibion CONICET); Sznaider, Frank (UBA-CONICET); Sznaider, Beatriz (Facultad de Ciencias Sociales, UBA); Szurmuk, Mónica (UBA/CONICET); Taddei, Emilio (IEALC/Facultad de Ciencias Sociales UBA); Tamagno, Nora (FCAyF UNLP); Tapia, Mirta Lilian (DGE Mendoza); Tapia, Silvia (CONICET/UBA); Teglia, Vanina (ILH-UBA/CONICET); Tejada, Flavia (CIGEOBIO-UNSJ); Tejón, Marina (UNC); Tillet, Agustín (UBA / UCES); Toledo López, Virginia (INDES-UNSE CONICET); Tolosa, Sandra (CONICET); Tomasini, Eugenia (CONICET/UBA); Toro Pérez, Catalina (Universidad Nacional de Colombia); Torralba Agu, Valeria (Ininfa); Torrano, Andrea (CONICET-UNC); Torres, Rosa Elida (...); Travela, Juan Carlos (Centro Redes - Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica); Tropea, Ana (UBA); Trpin, Verónica (Ipehcs-Conicet-Unco); Unrein, Ricardo (UNLZ); Vaccarezza, Leonardo Silvio (Universidad Nacional de Quilmes); Vallejo, Noelia (UNLP); Vallory, Claudio (UNLP); Valverde, Alejandra (UNLu); Valverdi, Maria Laura (FCEN-UBA); Varela, Paula ((UBA-CEIL-CONICET)); Varela, Guillermo (FINDEL); Vazeilles, José Gabriel (Fac. Sociales); Vedda, Miguel (UBA / CONICET); Vega, Jose Federico (Universidad Nacional de Catamarca); Vega, María Angélica (Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba); Velasco Cano, Nicole (Universidad de San Buenaventura); Venerus, Leonardo (CESIMAR - CONICET); Venturino, Andrés (UNCo - CONICET); Veracierto, María Victoria (UBA); Verón Ponce, María Belén (Universidad Nacional de Catamarca); Vicente, Carlos A. (Facultad de Farmacia, UBA); Videla, Ignacio Martin (UBA); Vilá, Bibiana (CONICET. Universidad de Luján. VICAM); Villarroel, Cristian (CIGEOBIO-CONICET); Vilo, Mariana (Universidad Nacional del Comahue); Vinelli, Elena (UNAJ); Viola, Haydee (CONICET-UBA); Vuelta, Raquel (Universidad Nacional de Cordoba - UNC); Wagner, Virginia (UBA - UBA); Wahren, Juan (UBA CONICET); Wajnerman, Carolina (UBA); Wauters, Victoria (Cesac 41 - Htal Argerich); Yáñez, Eliseo (FCEyN/UBA); Yonzo, Marcela (Facultad de Psicología/Universidad Nacional de San Luis); Zalazar, Belisario (UNC-CONICET); Zalazar, Laura (CONICET/UNCuyo); Zamorano, Analia (INSSA/ Universidad Nacional de Rosario); Zamudio, Fernando (Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (CONICET-UNC)); Zilio, Cristina (FaHCE UNLP); Zó, Ramiro Esteban (Facultad de Filosofía y Letras, UNCUYO); Zylbersztejn, Matias (UBA)