Según un análisis de BCG, el 50% de la flota mundial de automóviles tendrá un componente eléctrico o híbrido para 2035
JUAN MANUEL SALDARRIAGA
La preocupación por el cambio climático está transformando de forma dramática al sector hidrocarburos. En diciembre del 2019, la española Repsol anunció su intención de reducir a “cero” sus emisiones netas de carbono al 2050. Y hace solo una semana, el gigante BP se adhirió a esta iniciativa.
“No se trata solo de que tenemos que cambiar. Queremos cambiar”, manifestó Bernard Looney, flamante CEO de BP, en una conferencia ante inversionistas y analistas.
¿Cómo planea conseguirlo? Looney no dio muchos detalles, pero la estrategia no es un secreto. Se basa en priorizar la inversión en activos no hidrocarburíferos -como las energías renovables y la movilidad eléctrica– para dar tiempo a que la producción petrolera decaiga.
“Hay algo que es bastante claro. Y es que la industria del petróleo se tiene que transformar, porque el negocio tradicional que ha durado cerca de 150 años [desde el primer impulso dado por John Rockefeller], se está desplazando de sitio”, señala Rafael Agudo, socio de Boston Consulting Group (BCG).
Prueba de ello es la transformación energética que se viene gestando en el sector transporte, el mayor demandante de hidrocarburos líquidos.
De acuerdo a un reciente análisis de BCG, el 50% de la flota mundial de automóviles tendrá un componente eléctrico o hibrido hacia el 2035.
En el caso de Europa, este porcentaje será aun mayor: casi 60%. Y el impacto que ocasionará será significativo para la industria petrolera.
La demanda de petróleo para transporte terrestre será afectada dramáticamente por los vehículos eléctric
Solo en el continente europeo, señala Agudo, la irrupción de la movilidad eléctrica ocasionará un descenso en la capacidad de las refinerías, de cerca de 15 puntos porcentuales (de 86,9% a 71,7%).
Pero el efecto será aun más significativo en el sector ‘retail’. Según BCG, por lo menos el 25% de las estaciones de servicio (grifos) entrará en crisis al 2035.
“El incremento de los vehículos eléctricos ocasionará que muchas estaciones de servicios pierdan sentido económico. Por eso, muchas compañías que venden combustibles se están adelantando y ofreciendo todo tipo de energía, desde gasolina y gas natural hasta electricidad”, apunta Agudo.
Es el caso de BP, Chevron y Repsol, en Estados Unidos y Europa. Y de Shell y Primax en el Perú, empresas que acaban de inaugurar una electrolinera en la Av. Javier Prado.
La transformación más silenciosa se viene gestando, sin embargo, en el mar.
Las refinerías de petróleo y estaciones de servicio serán fuertemente impactadas por las nuevas tendencias energéticas.
Pocos conocen en el Perú que desde el 1 de enero del 2020 empezó a regir una nueva norma marítima internacional que prohíbe el uso de combustibles con más de 0,5% de azufre (el mínimo anterior era 3%). De acuerdo a Agudo, este cambio impactará al transporte de mercancías y a las flotas pesqueras, entre otras empresas.
“El resultado es que todas deberán cambiar el tipo de combustible que emplean o su forma de utilizarlo, lo cual quiere decir que muchos buques pasarán de consumir derivados de petróleo a consumir gas natural licuado (GNL)”, explica.
¿Qué significa todo esto para el petróleo? BCG calcula que las nuevas tendencias energéticas ralentizarán el crecimiento de la demanda de petróleo en el lustro de 2025-2030, en que alcanzará su máximo pico.
“Eso no quiere decir que el petróleo va a desaparecer, sino que sus aplicaciones energéticas ya no serán tan demandadas como antaño”, apunta Agudo.
Sería el caso del sector transporte. Por el contrario, seguirá habiendo grandes oportunidades en el campo petroquímico, para aplicaciones prácticas de uso cotidiano, como instrumentos de farmacia, materiales y productos cotidianos: cepillos, peines, vasos, camisetas y un largo etcétera.
Oil Price
IRINA SLAV
Después de que el viernes la OPEP recortara sus perspectivas de demanda de petróleo para este año en 230,000 bpd, la Administración de Información Energética lo siguió, revisando su pronóstico de demanda mundial de petróleo en hasta 378,000 bpd a raíz del brote de coronavirus chino.
La autoridad dijo que esperaba que el brote redujera la demanda de petróleo de China en unos 190,000 bpd este año debido a las restricciones de viaje provocadas por el brote.
La Agencia Internacional de Energía fue más allá: advirtió que la demanda mundial de petróleo en realidad disminuirá durante el primer trimestre del año debido al brote de coronavirus. La caída será significativa, dijo la AIE, en 435,000 bpd, lo que representa la primera contracción de la demanda en una década.
En cuanto al resto del año, la AIE dijo que esperaba que la demanda creciera en 825,000 bpd, una revisión a la baja cercana a la realizada por la EIA, en 365,000 bpd.
Estas actualizaciones deberían ser preocupantes para los productores de petróleo a pesar de que algunos observadores ya están hablando de una recuperación rápida.
En los Estados Unidos, los productores de esquisto se enfrentan a miles de millones en inminentes reembolsos de deuda este año y durante los próximos tres, combinados con una creciente cautela por parte de los bancos para proporcionar financiamiento nuevo.
Aun así, los precios han recuperado algunas de las pérdidas sufridas a principios de este mes por las noticias de que las refinerías chinas están reduciendo sus tasas de ejecución, con el crudo Brent subiendo más cerca de $ 60 esta semana y West Texas Intermediate en más de $ 53 por barril.
Al momento de escribir, Brent se cotizaba a $ 58.29 por barril, con WTI a $ 53.11 por barril, ambos más de un por ciento desde el cierre de ayer antes de que comenzara el comercio en los Estados Unidos.