ANA PORTELLA
La construcción de una nueva refinería se ha convertido en símbolo de los planes energéticos del Gobierno federal, que sigue prefiriendo los pozos a los paneles solares o aerogeneradores.
La petrolera nacional mexicana, Petróleos Mexicanos (Pemex), quiere lanzar una red de 500 estaciones de servicio que recuperen el diseño de las gasolineras de los años 50, para despertar el sentimentalismo de la época de oro del petróleo mexicano. Pero más que nostálgica, la nueva imagen propuesta para Pemex no podría ser más actual.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha puesto en marcha un plan de rescate de la compañía estatal con inyecciones de dinero público y rebajas de impuestos. El objetivo del presidente, a punto de cumplir su primer año de mandato, es doble.
Primero, sanear las cuentas de la petrolera, la más endeudada del mundo, con obligaciones por valor de unos 100.000 millones de euros. Y segundo, recuperar la producción de petróleo, que tocó mínimos históricos en enero de este año, con 1.625 millones de barriles diarios. Todo tiene que estar listo para 2021.
Uno de los proyectos más representativos de esta política, que busca revivir los años en los que las finanzas públicas se alimentaban del oro negro mexicano, es la construcción de una refinería en el sureño estado de Tabasco. La intención de AMLO, siglas por las que se conoce popularmente al presidente, es que México deje de depender de las refinerías estadounidenses.
"¿Cómo respondemos a ese absurdo de que nos dedicamos a vender petróleo crudo y a comprar gasolinas, como si vendiéramos naranja y compráramos jugo de naranja?", decía, en una de sus conferencias de prensa matutinas.
Con estas palabras, remataba su promesa de campaña de recuperar la autosuficiencia energética de la nación. "A mediano plazo no se comprarán combustibles en el extranjero, ya que el plan es rescatar a Pemex y hacer del petróleo la palanca del desarrollo nacional", dijo, en otra ocasión.
Los planes del Gobierno de México — el más longevo de las últimas dos décadas, con un gabinete cuya media de edad ronda los 58 años — chocan con los valores de los estudiantes del movimiento Fridays for Future de la Ciudad de México.
A sus 19 años de edad en promedio, a estos jóvenes no les convence el discurso oficial de recuperar los días de gloria de Pemex, porque les queda lejos y porque rechazan cualquier puesta en marcha de proyectos que agraven la crisis climática.
Por esto, Dos Bocas, donde se está construyendo la sexta y nueva refinería, fue uno de los nombres que resonaban en la marcha por el clima del pasado 20 de septiembre, que el movimiento convocó en la capital del país.
Fridays for Future se une a las críticas que ya han hecho organizaciones como Greenpeace México. "La soberanía y seguridad energética debería conseguirse con energías renovables", dice el director de dicha ONG en el país, Gustavo Ampugnani, en entrevista para Público.
Una cuarta parte de la energía eléctrica que se genera en México procede de energías limpias, según datos de la Secretaría de Energía del primer semestre de 2018. De renovables, la principal fuente es la hidroeléctrica (10,31%), seguida de la eólica (3,63%) y la geotérmica (1,59%).
Desde Greenpeace, defienden que los fondos invertidos en la refinería deberían destinarse en aumentar la producción de energía solar y eólica. Pero las decisiones que ha tomado hasta ahora el Gobierno denotan que las energías limpias no son una prioridad.
Una de las que puso más en cuestión a México como país atractivo para invertir en renovables fue la cancelación de dos proyectos de construcción de líneas de transmisión eléctrica, en enero de este año. Las obras hubiesen permitido aumentar la cantidad de electricidad procedente de renovables que se vierte en la red y distribuirla por el centro de la República.
Preguntado por si estaría dispuesto a declarar la emergencia climática, AMLO respondió que ya están actuando para "regenerar el medio ambiente", y puso de ejemplo su plan de ayudas para la siembra de árboles en las zonas rurales.
Los pasos que ha tomado el nuevo Gobierno de México, dicen las organizaciones del ramo, ponen el país en la dirección opuesta para que cumpla con su compromiso para reducir en un 22% las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, en el marco del Acuerdo de París.
Sólo por operar, la refinería de Dos Bocas emitirá 2,16 millones de toneladas de dióxido de carbono, el equivalente a lo que emiten 855.030 vehículos compactos al año, según los cálculos de la ONG Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
Pero más allá del trasfondo político de los planes de López Obrador en el rescate de Pemex, está la estabilidad financiera de la Federación.
Gran parte de la deuda de la compañía estatal se debe los elevados impuestos que le graba el Gobierno federal, que históricamente le han servido para financiar hasta un tercio del gasto público.
"Era un préstamo disfrazado; Pemex emitía deuda en los mercados y el Gobierno le grababa el 85%", explica Ramses Pech, analista de la industria energética.
La carga fiscal, hoy del 65%, hizo que la mayor parte de los ingresos de la petrolera dejaran de invertirse en actividades de exploración, producción y refinación de hidrocarburos. A resultas de ello, desde 2004, cuando se llegó al pico de 3.382 millones de barriles diarios, la producción ha caído hasta la mitad en 2019.
Ni la Reforma Energética de 2013, que rompía con el monopolio de Pemex, logró frenar esta tendencia de baja inversión y excesiva carga impositiva. En 2015 y 2016, por ejemplo, llegó al absurdo de tener que importar más productos petroleros de los que exportaba, aún ser país petrolero.
El endeudamiento de Pemex llevó al secretario general de la OCDE, el mexicano José Ángel Gurría, a alertar de que este podría acabar contaminando a la calificación de la deuda soberana de la Federación. En junio de este año, la calificadora Fitch Ratings degradó la calificación de México a BBB — moderado riesgo de incumplimiento — y la de Pemex, a "bonos basura".
"Se tiene que hacer la refinería, porque es estratégica: si las que ya tenemos se echan a perder, la demanda e importación van aumentar y dependeremos aún más de EUA. La de Tampico es de 1914 y está al 15% de la capacidad instalada", afirma Pech, que concuerda con las intenciones del presidente López Obrador pero prevé su fracaso "porque no hay dinero".
En una de sus conferencias de prensa, López Obrador recordó el privilegio de México de ser uno de los veinte países del mundo con petróleo. "Nuestra madre naturaleza, que nos da este recurso, hay que también pensar que no es renovable y hay que cuidarlo", afirmaba.
En la marcha por el clima, los jóvenes le recordaron que lo que no es renovable, es el planeta.