Petróleo rebota por recuperación de Aramco. JP Morgan: Precios peligrosos . El apoyo de Asia
18/09/2019
ENERNEWS/Agencias
Los nuevos informes prevén una recuperación más rápida de la refinería que fue atacada el sábado. Los mercados también siguen de cerca la tensión en Washington y Teherán
Un grupo de estrategas de JPMorgan ha calculado el nivel de precios del petróleo que podría ser "peligroso" para EE.UU., informa Bloomberg.
Según explicó el estratega jefe de la compañía, Marko Kolanovic, si el crudo sube a costar de 80 a 85 dólares, el mercado de valores de EE.UU. experimentará serios problemas con uno de sus índices bursátiles más importantes, el S&P 500, compuesto por 500 grandes empresas. No obstante, agregó, actualmente esta cifra "todavía está muy lejos". Este 18 de septiembre, el precio del barril de Brent es de aproximadamente 64 dólares, un 30 % por debajo del nivel amenazador.
Aunque este lunes los precios del crudo han experimentado una de sus alzas porcentuales más rápidas registradas, el nivel actual todavía está a menos de la mitad del índice máximo observado en 2008, cuando los precios del petróleo se acercaron a los 150 dólares por barril.
El auge de los precios de esta semana se produjo en medio de la brusca caída del índice clave de la Bolsa de Valores de Arabia Saudita, Tadawul All Share (TASI), tras los recientes ataques con drones contra las refinerías de su principal productor petrolero estatal, Saudi Aramco, el pasado sábado. Como consecuencia, la producción diaria del reino árabe se redujo casi a lamitad, en 5,7 millones de barriles, lo que corresponde al 5 % del suministro de crudo global.
No obstante, esta mitad, suspendida tras los acontecimientos del pasado fin de semana, ya se ha restablecido. Así lo anunció el martes el ministro saudí de Energía, Abdulaziz bin Salman, señalando que Riad aspira a alcanzar los 11 millones de barriles de petróleo diarios antes del final de septiembre.
Los precios del petróleo caen con fuerza esta martes, tras haberse disparado el lunes como consecuencia del ataque contra instalaciones petroleras en Arabia Saudita que hacen temer una escasez de crudo y una escalada militar con Irán.
La jornada había amanecido estable o con ligeras bajas para la cotización de los barriles. Sin embargo, la divulgación de informaciones según las cuales la producción de Arabia Saudita podría restablecerse dentro de dos a tres semanas, despejó temores sobre el abastecimiento mundial.
Hacia las 15 GMT, el petróleo de Texas (WTI, crudo de referencia estadounidense) marcaba los USD 59, una variación de -6,15% con respecto al cierre del lunes. A su vez, el barril de Brent cotiza a USD 64,5 (-6,5%).
"Una vez más, los mercados fueron engañados por las noticias sauditas", indicó Fawad Razaqzada, analista de Forex.com, quien destacó los nuevos reportes que son más optimistas sobre la recuperación de la refinería más importante de la monarquía.
Previamente, un informe de S&P Global Platts señaló como "alta" la probabilidad de que cerca de 3 millones de barriles diarios de suministro estén fueron de servicio "al menos durante un mes".
En todo caso, el secretario estadounidense de Energía, Rick Perry, mostró su confianza este martes desde Viena en que el mercado petrolero mundial siga bien abastecido pese a la caída de la producción en Arabia Saudí por el ataque a sus refinerías, y reiteró que es pronto para recurrir a la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR).
El sábado los ataques de drones contra dos plantas petroleras en Arabia Saudita hicieron caer a la mitad la producción de petróleo del país, 5,7 millones de barriles diarios menos que representan aproximadamente un 6% del suministro mundial.
El lunes el precio del Brent, la referencia en el mercado mundial, se había disparado un 14,6%, el aumento más fuerte desde que se creó este tipo de contrato, en 1988. Por su parte el barril de WTI, la referencia del crudo en Nueva York, ganó 14,7% el lunes, su mayor aumento desde diciembre de 2008.
Además de disparar los precios, los ataques hacen temer una escalada militar entre Estados Unidos e Irán, acusado por Washington y Arabia Saudita de ser el responsable.
Advertencia iraní
Hasan Rohani no nombró directamente a los hutíes, rebeldes yemeníes apoyados por el régimen persa. Arabia Saudita, que respalda las fuerzas progubernamentales de Yemen, combate a los hutíes con una coalición árabe desde 2015
Hasan Rohani, presidente de Irán (AFP)
Los ataques que tuvieron por blanco el sábado instalaciones petroleras sauditas fueron una "advertencia" lanzada por los rebeldes yemeníes a Riad, cuyas autoridades deberían "aprender la lección", declaró el presidente iraní, Hassan Rohani.
"No atacaron un hospital (…) no atacaron una escuela (…) Atacaron un centro industrial para advertirles", dijo Rohani durante el consejo de ministros, según informaciones publicadas en su cuenta en Twitter.
"Aprendan la lección de esta advertencia y consideren que podría haber una guerra en toda la región", añadió el mandatario, dirigiéndose a los líderes de Arabia Saudita, rival de Teherán.
En su alocución, Rohani no nombra directamente a los hutíes, rebeldes yemeníes apoyados por Irán. Arabia Saudita, que respalda las fuerzas progubernamentales de Yemen, combate a los hutíes con una coalición árabe desde 2015.
El sábado, los hutíes reivindicaron los ataques con drones contra dos instalaciones petroleras en Arabia Saudita.
Varios responsables estadounidenses, entre ellos el secretario de Estado, Mike Pompeo, y de Defensa, Mark Esper, acusaron a Irán de ser directamente responsable de este ataque, que hizo reducir a la mitad la producción petrolera saudita.
Impacto global
Los ataques a las refinerías sauditas tuvieron un gran impacto sobre la economía global, así como también sobre las decisiones políticas ya que, por ejemplo, el encuentro que podría haber existido entre Irán y Estados Unidos ya no será, y Rusia salió a aprovechar la oportunidad y venderle sistemas de defensa a Arabia Saudita. Pero quienes también reaccionaron fueron los gigantes asiáticos: China, Japón, India y Corea del Sur, y mientras están los aliados de Estados Unidos y los del bando contrario, todos coinciden y priorizan el acceso al petróleo.
El continente asiático comprende casi el 70% de las exportaciones del petróleo saudí, es así que fueron una de las regiones más afectadas luego de la explosión y el ataque a las 2 refinerías de Saudi Aramco el pasado fin de semana, ya que a comparación del efecto que esto causó en la economía global, estos países: Corea del Sur, Japón, India y China, sufrirán el mayor impacto porque su economía depende de ellos. Aunque es algo difícil intentar imaginarse que todas estas regiones tengan intereses en común.
"Pekín está preocupado por las consecuencias de los ataques contra las instalaciones petroleras en Arabia Saudí para el mercado petrolero mundial", aseguró este martes 17/09 la portavoz de la Cancillería china, Hua Chunying luego de que el lunes anterior el petróleo toque sus precios máximos desde la Guerra del Golfo en 1991 ya que se incrementó hasta un 19,5%. Esta es una baja que China no está en condiciones de soportar teniendo en cuenta su debilidad consecuente de la guerra comercial con Trump.
Si bien Arabia Saudita ya anunció que ya ha restablecido la mitad de la producción de petróleo, la cuál fue totalmente suspendida luego de los ataques, esto no es completamente una solución y los países compradores siguen alarmados, al igual que los propios saudíes que aseguran no saber quien estuvo detrás de los ataques. "A finales de septiembre el reino árabe alcanzará los 11 millones de barriles de petróleo diarios (bpd)", explicó desde Riad el ministro de Energía de Arabia Saudita, Abdulaziz bin Salman, y claro asegurando el suministro total de petróleo a sus clientes.
Sin embargo la preocupación continúa, tanto que Japón y Corea del Sur también intentan equilibrar los lazos entre Irán y Arabia Saudita y así poder restableces el mercado petrolero y que este funcione sin restricciones, sin contar las de Estados Unidos a Irán por supuesto. Sin embargo tengamos en cuenta que Estados Unidos es famoso por aplicar presión para lograr el apoyo de sus aliados, en este caso en contra de Irán, y es algo que no favorece al escenario global.
Por otro lado es la primera vez en mucho tiempo que Japón y Corea del Sur quieren cosas similares en términos de comercio. Desde la Corea aliada de Estados Unidos, el Ministerio de Relaciones Exteriores aseguró que los últimos ataques, como los anteriores en oleoductos y en Estrecho de Ormuz, atentan directamente sobre la "seguridad y estabilidad energética a nivel mundial", aseguran desde Bloomberg. Es así que a través de un comunicado, el presidente Moon Jae-in ordenó una reunión de emergencia para recordar la situación.
A su vez en Japón la situación es un poco más complicada debido a que es la segunda economía más grande de la región luego de China, y también es aliado número 1 de Trump en la región. Sin embargo a través de un comunicado aseguró hacer todo lo posible por mantener la paz en Medio Oriente, algo que va en contra de lo que al parecer quiere hacer Trump y su círculo rojo, ya que el vice presidente, Mike Pence ya aseguró que las tropas norteamericanas estarían listas para un contraataque en defensa de los saudíes.
Aunque también tengamos en cuenta que Corea y Japón no están teniendo su mejor relación en la actualidad dado que el pasado jueves 02/08 los surcoreanos decidieron desechar un acuerdo con el objetivo de compartir inteligencia militar entre ambos países, un gran golpe a la política exterior y relaciones diplomáticas de Trump ya que dos de sus aliados estuvieron al borde de seguir sus pasos y convertirse de ingresar en otra guerra comercial.
El tratado que los relacionaba fue llamado GSOMIA, el Acuerdo de Seguridad General de Información Militar. El mismo tendría que haber sido renovado el próximo sábado pero Corea del Sur, frente a previas decisiones comerciales de Japón a principios de mes, la cuál consistió en eliminar a Seúl de la lista de socios comerciales del país, decidió retirarse.
Quien también hizo su aparición en el panorama internacional fue India, que si bien también enfrenta las restricciones impuestas por Estados Unidos para recibir petróleo iraní, y en consecuencia tuvo que reducir los envíos de petróleo, este se encuentra en una peor situación sobretodo política cuando el gobierno de Narenda Modi tomó las calles del territorio pakistaní: Cachemira. En tanto Modi también lucha contra la economía, y la realidad es que como todos los países, por más arsenal nuclear que exista, también enfrenta una situación económica algo difícil.
En conclusión, desde Bloomberg aseguran que todos los países asiáticos recientemente mencionados se unan por garantizar el suministro de energía estable. "China argumentará que Estados Unidos es un socio voluble y poco confiable que provoca disturbios e inestabilidad en una región estratégica clave, y la narrativa china será que si te esfuerzas por alinearte con los Estados Unidos, estarás asociado con eso" dijo a Bloomberg, Alexander Neill, miembro senior de Shangri-La Dialogu.
Cinco claves de la rivalidad
BBC
El ataque de este fin de semana contra importantes instalaciones petroleras sauditas -del que los gobiernos de Riad y Washington culpan a Irán- ha vuelto a tensionar las relaciones entre los dos países.
Pero ¿cuál es el origen de esta histórica rivalidad? Te damos la respuesta en 5 claves.
1. ¿A qué se debe que Irán y Arabia Saudita no se lleven bien?
Los dos países —ambos poderosos vecinos— se encuentran en una lucha feroz por el dominio regional.
A esto se suma que la disputa en la que se encuentran desde hace décadas se ve exacerbada por las diferencias religiosas, ya que cada país sigue a una de las dos ramas principales del Islam: Irán es principalmente chiita, mientras que Arabia Saudita se considera la principal potencia musulmana sunita.
Este cisma religioso se puede ver reflejado en el resto del Medio Oriente, también dividido entre chiitas y sunitas. Algunos de los países que conforman la región buscan en Irán o Arabia Saudita apoyo y orientación dependiendo de su inclinación religiosa.
Históricamente, Arabia Saudita, monarquía y hogar del lugar de nacimiento del Islam, se vio a sí misma como el líder del mundo musulmán.
Sin embargo, esto fue desafiado en 1979 por la revolución islámica en Irán que creó un nuevo tipo de Estado en la región, una especie de teocracia revolucionaria que tenía el objetivo explícito de exportar su ideología más allá de sus fronteras.
En los últimos 15 años en particular, las diferencias entre Arabia Saudita e Irán se han agudizado debido a varios eventos.
Por un lado, la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en 2003 en la que se derrocó a Saddam Hussein, un árabe sunita que había sido un importante adversario iraní, quien además eliminó un contrapeso militar crucial para Irán y abrió el camino para un gobierno dominado por chiitas en Bagdad.
La influencia iraní en el país ha aumentado desde entonces.
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Después, en 2011, los levantamientos en todo el mundo árabe causaron inestabilidad política en la región. Irán y Arabia Saudita aprovecharon estos conflictos para expandir su influencia, especialmente en Siria, Bahréin y Yemen, lo que aumentó aún más la desconfianza mutua.
Los críticos de los iraníes aseguran tienen la intención de establecerse —o a sus representantes en la región— y lograr el control de un corredor terrestre que se extiende desde Irán hasta el Mediterráneo.
2. ¿Cómo han empeorado las cosas?
La rivalidad estratégica entre ambos países está empeorando debido a que Irán está ganando en muchos sentidos la lucha regional.
En Siria, por ejemplo, el apoyo iraní (y ruso) al presidente Bashar al-Assad permitió que las fuerzas gubernamentales superaran en gran medida a los grupos respaldados por Arabia Saudita.
A esto se suma que mientras Arabia Saudita trata desesperadamente de contener la creciente influencia iraní, el arrojo militar del joven e impulsivo príncipe heredero Mohammed bin Salman —el gobernante de facto del país— exacerba las tensiones regionales.
Bin Salman se encuentra liderando una guerra en contra del movimiento rebelde de los hutíes en el país vecino, Yemen. Esto es en parte para frenar la percepción de la influencia iraní, pero después de cuatro años la estrategia se está convirtiendo en una costosa apuesta.
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Por su parte, Irán ha negado las acusaciones de que contrabandea armas para los hutíes, aunque varios informes de un panel de expertos de la ONU han demostrado que el grupo rebelde ha recibido apoyo significativo de Teherán en términos de tecnología y armamento.
Mientras tanto, en Líbano, país aliado de Irán, el grupo de milicias chiitas Hezbolá lidera un bloque políticamente poderoso y controla una enorme fuerza de combate muy bien armada.
Muchos observadores consideran que los sauditas obligaron al primer ministro libanés Saad Hariri —a quien respaldan— a renunciar en 2017 por la participación del Hezbolá en conflictos regionales. Hariri regresó más tarde a Líbano y suspendió su renuncia.
También hay fuerzas externas involucradas. Arabia Saudita se ha envalentonado por el apoyo de la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mientras que Israel, que ve a Irán como una amenaza mortal, en cierto modo "respalda" el esfuerzo saudí para contener a Teherán.
El Estado judío teme a los combatientes partidarios de Irán en Siria, que están cada vez más cerca de su frontera.
Israel y Arabia Saudita fueron los dos países que más vehementemente se opusieron al acuerdo internacional de 2015 que limitaba el programa nuclear iraní e insistieron en que no era suficiente para evitar que Teherán obtenga una bomba atómica.
3. ¿Quiénes son sus aliados regionales?
En términos generales, el mapa estratégico de Medio Oriente refleja la división entre chiitas y sunitas.
Del lado saudí se encuentran otros países sunitas importantes en el golfo —los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin—, así como en Egipto y Jordania.
Del lado iraní se encuentra el presidente de Siria, Bashar al-Assad, miembro de una secta chiita heterodoxa, que ha contado con grupos milicianos chiitas pro Irán como el Hezbolá, para luchar contra los grupos rebeldes predominantemente sunitas.
Otro aliado importante de Irán es el gobierno dominado por los chiitas en Irak, aunque paradójicamente este mantiene una estrecha relación con Washington, la cual ha sido importante en la lucha contra Estado Islámico.
4. ¿Cómo se está desarrollando la rivalidad entre los dos países?
Esta situación regional es muy similar, en muchos sentidos, a la Guerra Fría que enfrentó a Estados Unidos contra la Unión Soviética.
Irán y Arabia Saudita no están luchando directamente, pero están involucrados en varias guerras de poder (conflictos en los que apoyan a bandos y milicias rivales) en toda la región.
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Siria es el ejemplo más obvio, mientras que, en Yemen, Arabia Saudita ha acusado a Irán de suministrar misiles balísticos disparados contra territorio saudí por los rebeldes.
A Irán también se le acusa de involucrarse en las vías estratégicas del golfo, a través de las cuales se transporta petróleo desde Arabia Saudita. Estados Unidos dice que Irán estuvo detrás de los recientes ataques contra buques petroleros extranjeros en la zona y de los ataques contra instalaciones petroleras sauditas de este fin de semana.
Teherán niega que esto sea cierto.
5. ¿Se avecina una guerra directa entre Arabia Saudita e Irán?
Hasta ahora, Teherán y Riad han luchado por medio de representantes. Ninguno de los dos está realmente preparado para una guerra directa contra el otro. Pero un gran ataque hutí contra la capital saudita o, como en el caso más reciente, contra un objetivo económico clave podría alterar la situación.
Los ataques hutíes contra la infraestructura de Arabia Saudita han añadido inevitablemente un nuevo frente a la confrontación entre Teherán y Riad. Al igual que en el Golfo, donde Irán y Arabia Saudita se enfrentan entre sí a través de una frontera marítima, el aumento de las tensiones podría llevar a un conflicto mayor.
Para Estados Unidos, así como para otras potencias occidentales, la libertad de navegación en el Golfo es esencial. Cualquier conflicto que llegue a bloquear la vía fluvial, esencial para el transporte de petróleo, podría atraer fácilmente a las fuerzas navales y aéreas estadounidenses.
Durante mucho tiempo, Estados Unidos y sus aliados han visto a Irán como una fuerza desestabilizadora en Medio Oriente. El liderazgo saudita ve cada vez más a Irán como una amenaza existencial y el príncipe heredero parece dispuesto a tomar cualquier acción que considere necesaria, donde considere necesario, para enfrentar la creciente influencia de Teherán.
La vulnerabilidad de Arabia Saudita ha sido demostrada en estos últimos ataques contra sus instalaciones petroleras.
Si estalla una guerra, tal vez sea más por accidente que por diseño. Pero el propio activismo de los sauditas, alentado en parte por una persistente incertidumbre sobre los objetivos de la administración de Trump en la región, inevitablemente agrega otro elemento de tensión.