España tiene reservas de tierras rarasy «potencial» para explotarlas, aunque «ni se ha investigado», explica a Efe el presidente del Colegio de Geólogos (ICOG), Manuel Regueiro, sobre esos 17 metales necesarios para fabricar móviles y cuyo suministro depende de China y podría verse amenazado por la tensión comercial con Estados Unidos.
Según Regueiro, España podría ser productora de tierras raras pero «la gente de la zona se ha opuesto» al estudio de los yacimientos de Campo de Montiel (Ciudad Real) que Quantum Minería solicitó en 2013, uno de los dos únicos proyectos de este tipo —el otro en Galicia— que se han puesto en marcha en España.
La firma especializada en tierras raras, que consiguió posteriormente la concesión de explotación para este proyecto, llamado Matamulas, se encuentra actualmente a la espera de que los tribunales de Castilla-La Mancha se pronuncien sobre la paralización del mismo. Este fue denegado por el Ejecutivo autonómico, presidido por Emiliano García-Page, por su impacto ambiental negativo.
La directora facultativa de Matamulas, Raquel Vergara, cuenta a EFE la «alarma social» con la que se topó el proyecto, a pesar de que «se desmintieron los argumentos en contra» de su viabilidad ambiental, por lo que Quantum decidió recurrir; al «no estar de acuerdo» con estos argumentos, añade Vergara. El presidente del ICOG, Regueiro, coincide en que «no se encontró ninguna afección al medio ambiente».
En Pontevedra, el grupo de inversión Umbono obtuvo un permiso de tres años para estudiar el potencial minero de tierras raras y determinar la posibilidad de extraer estos yacimientos en monte Galiñeiro (entre Vigo y Gondomar), aunque la firma acabó renunciando en 2013. Umbono se enfrentó a la oposición social de colectivos y autoridades locales. En España «ni hay ni ha habido» producción de estos metales «ni se ha querido» explorar, afirma Regueiro, aunque sí haya minerales para aplicaciones tecnológicas.
Más del 85% de la oferta mundial de tierras raras viene de China, según un estudio del ICOG que, al mismo tiempo, subraya que, sin estos metales, los aparatos electrónicos pesarían más del doble. El presidente del ICOG cuestiona el lugar que ocupa España en la industria de los teléfonos inteligentes y su necesidad de explotar tierras raras y concluye que los costes y las consecuencias para los consumidores nacionales son indirectas, dado que, al controlar China los suministros de estos metales, podrá decidir los precios de sus terminales. «Si los chinos dejan de vender, los países se pondrán a buscar», asegura Regueiro.
Bernardo Herradón, investigador del Instituto de Química Orgánica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explicó la semana pasada a Efe que hasta ahora ha sido «cómodo y seguro» obtener estas materias primas pero que reducir el flujo de tierras raras «es una herramienta más a la hora de hacer presión en la guerra comercial».
Este experto explicó a Efe la importancia del gadolinio, uno de los diecisiete metales del grupo de las tierras raras, para fabricar los sofisticados sistemas de sonido y micrófonos que incorporan los teléfonos inteligentes.
El lutecio es otro de estos metales que, entre otras aplicaciones, sirve para hacer memorias de almacenamiento; el cerio, por ejemplo, es fundamental para elaborar pantallas de dispositivos electrónicos y el neodimio y el disprosio se utilizan en auriculares, micrófonos, discos duros para ordenadores e infrarrojos.
China podría responder al veto de Google a Huawei en Estados Unidosmodificando el suministro de tierras raras y cambiando las condiciones de aprovisionamiento. Aunque haya reservas de tierras raras por todo el planeta, el país asiático es el que, por sus estándares medioambientales, ha conseguido hacer rentable su explotación.