La eficiencia energética avanza lentamente en la región, un estudio sugiere cambios normativos para lanzar la transición.
Latinoamérica avanza lentamente por un camino que debería transitar a la mayor velocidad posible: el de la eficiencia energética. No solo es un imperativo por los problemas aparejados al cambio climático, la región también se juega su competitividad y, por lo tanto, su desarrollo en los próximos años. Son algunas conclusiones de un estudio en sobre la materia publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo. Uno de sus autores, José Antonio Urteaga Dufour, explica cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el subcontinente.
Pregunta. ¿Cuáles son las principales recomendaciones para los países latinoamericanos en materia de eficiencia energética?
Respuesta. Los ejemplos en los países avanzados demuestran que una ley clara donde se establezca un marco institucional y líneas de trabajo concretas para cumplir con metas de eficiencia es fundamental. Ese sería el primer paso para lograr la eficiencia: contar con una normativa que permita tener un marco institucional para desarrollar las acciones.
P. ¿Es más importante la tecnología o la concienciación para aprovechar la energía?
R. Tanto contar con equipos adecuados como con una cultura sobre el uso de energía son elementos determinantes. Si puedo usar equipo de alta eficiencia, pero lo hago de manera irracional, no sirve para mucho. Una vez más, es importante el marco normativo que permita establecer regulaciones en coordinación con los fabricantes de equipos. Si no lo haces así, existe el riesgo de generar una norma que no se pueda implementar, creando una expectativa que luego no se cumple. Por eso es importante crear un grupo integrado tanto por sector público como privado para establecer niveles de exigencia y actualización permanente, con una estructura administrativa que vigile esto.
P. Cuando habla de equipos, ¿a qué tipo de maquinaria se refiere?
R. En cada país hay unos equipos que son los más intensivos dependiendo de la estructura por sectores. En algunos es la industria, donde se usan equipos motrices, compresores, hornos eléctricos. En otros lugares puede que la mayor demanda de energía venga del sector comercial y residencial: iluminación, refrigeración de alimentos, acondicionamiento de espacios. Depende la temperatura, la climatización, los aislamientos. Todo ello configura cuáles serán los equipos en los que hay que fijarse más para mejorar la eficiencia energética de un país.
P. ¿Cuáles son los países de Latinoamérica que tienen mejores políticas de eficiencia energética?
R. Existe un estudio con indicadores en el que solo aparecen dos en el grupo de cabeza: México y Brasil. El resto tienen un alto potencial para mejorar. En estos dos países los programas empezaron a finales de los ochenta; en el caso de México, a través del propio sector energético, que realizó inversiones de eficiencia, y en Brasil, con el impulso de etiquetado de equipos, normas y financiamiento para implementar las mejoras.
P. ¿Fuera de la región, qué país podría servir de ejemplo para los latinoamericanos?
R. España hizo avances muy importantes por la parte institucional. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía ha sido un organismo ejemplar. También se ha aprobado una interesante normativa en cogeneración y aprovechamiento de energía calorífica y eléctrica. En Europa hay otros buenos ejemplos, así como Estados Unidos y Japón.
P. ¿Qué programas concretos se podrían aplicar en la región?
R. Se puede hacer un esfuerzo muy importante en materia de alumbrado público, es algo que está muy a la mano, es altamente rentable y para ello existe la tecnología necesaria. Otra área es la de los programas dirigidos a edificios de los gobiernos federales y nacionales: oficinas, hospitales, escuelas… ahí existe un potencial muy grande. En el sector industrial, hay proyectos que tienen que ver con la eficiencia energética de los equipos que puede hacerse por dos caminos: reducir la energía con la misma producción, o aumentar esta con la misma energía. Finalmente, en el caso del sector residencial, se pueden sustituir lámparas incandescentes por LED, algo que supondría un avance relativo; otro mayor sería cambiar los refrigeradores y los aparatos de aire acondicionado.
P. ¿Existen suficientes recursos para implementar estos cambios?
R. Las buenas intenciones se han de convertir en buenas inversiones. Es un paso fundamental. Se pueden lograr ahorros con un programa de entrenamiento de personal y educación de ciudadanos, pero la sostenibilidad requiere también de inversiones.
P. ¿En cuestión de transporte hay espacio para la mejora?
R. Sí, sobre todo en la necesidad de fortalecer el transporte público. Existe en la región un uso excesivo de vehículos conducidos por un solo ocupante. Aquí hay varias alternativas, como el fomento de las bicicletas, pero esto requiere una planeación urbana. Mientras los desarrollos de viviendas estén lejos de los centros de trabajo, es un problema de difícil solución.
P. ¿Qué papel tienen en todo esto las energías renovables?
R. La eficiencia energética tiene que ir de la mano de las renovables. Latinoamérica es de las regiones que mejor las aprovechan: tiene grandes recursos hidráulicos y potencial eólico y solar. Y hay otro muy importante, el geotérmico, que tiene la ventaja de nos ser intermitente, como los anteriores.