Las petroleras se automatizan para reducir costos, pero a las estadounidenses no les conviene hacerlo público
El robot que había en un buque de perforación petrolera en el Golfo de México facilitaba a Mark Rodgers la tarea de unir tubos pesados y sucios. Quizá también es la razón por la cual hoy no está trabajando allí.
El Iron Roughneck, fabricado por National Oilwell Varco Inc., automatiza la tarea repetitiva y peligrosa de conectar cientos de segmentos de tubería de perforación que son empujados a través de millas de agua del océano y roca con petróleo. La máquina también redujo de tres a dos la necesidad de operarios, estima Rodgers, que comenzó a trabajar reparando aparatos después de que lo despidieron de Transocean Ltd. “Me gustaría volver a trabajar en el mar”, dice. Tiene pocas probabilidades de hacerlo.
Ahora que el sector petrolero mundial está saliendo de un colapso que eliminó 440.000 empleos, entre un tercio y la mitad de éstos quizá nunca vuelvan. La combinación de unas torres de perforación más eficientes y una mayor automatización está reduciendo la necesidad de empleados. Y trae consigo una advertencia para el presidente estadounidense Donald Trump, quien predijo un aluvión de nuevos empleos en el sector de la energía durante su gestión.
Obviamente, la automatización ha revolucionado numerosas industrias, desde el sector automotor hasta la fabricación de alimentos e indumentaria. Las compañías de energía, que dependen de equipos grandes y complejos para perforar y mantener los pozos petroleros, están particularmente bien posicionadas para beneficiarse, dice Dennis Yang, máximo responsable de Udemy, una compañía de San Francisco que capacita a trabajadores cuyas carreras se vieron desbaratadas por las maquinarias avanzadas.
“Antes había que tener una caja de herramientas llena de llaves inglesas y dobladores de tuberías”, dice Donald McLain, presidente del departamento de programas industriales en Victoria College en el sur de Texas. “Ahora la herramienta principal es un portátil”.
McLain, que trabajó como obrero de equipos de perforación durante 25 años, está ayudando a recapacitar a operarios petroleros despedidos para trabajos más técnicos.
Durante el período de auge, las compañías estaban demasiado ocupadas extrayendo petróleo y gas como para preocuparse por el número de empleados, dice James West, analista en el banco de inversión Evercore ISI: “Nos inflamos demasiado”. La caída de dos años y medio, dice, dio tiempo a los ejecutivos para repensar la combinación de mano de obra humana y maquinarias automatizadas en los yacimientos petrolíferos. De todos modos, en el clima político actual, están procediendo con cautela.
Más perforación con robots significa en definitiva costos laborales más bajos y menos trabajadores cerca de algunas de las tareas más peligrosas. Pero es probable que las compañías petroleras estructuren sus tecnologías para bajar costos simplemente como una forma de ser más competitivas en el mundo, dice West.
“Probablemente se jactarán más de la automatización que de las nóminas de empleados”, dice West. “Es de alguna manera peligroso hablar sobre empleos en la administración Trump”. Sin embargo, a Trump se lo considera la gran esperanza para la creación de más empleos que nunca en el área del shale, dice Jay Colquitt, fundador de OilfieldTrash.com, un portal de noticias online dedicado a los trabajadores en yacimientos petrolíferos.
A medida que se comience a perforar en más tierras federales, se crearán más empleos, agrega. “Si bien la tecnología moderna es fantástica, no se puede eliminar a la persona”, dice Rodgers. “Para garantizar que nunca falle, se necesita a alguien que esté observando, verificando”.