IVÁN RUIZ
Identificado por la Justicia como presunto "testaferro" del ex ministro de Economía y vicepresidente Amado Boudou, el abogado Alejandro Vandenbroele, también figura en los documentos que integran la investigación Panamá Papers.
Vandenbroele aparece en esos documentos como el representante del estudio jurídico Alfaro Abogados ante Mossack Fonseca, que le asignó un número de cliente y lo incluyó en sus listados de destinatarios de regalos empresariales especiales, dado que el bufet que representaba compró "cinco o más" sociedades offshore.
El nombre de esas supuestas firmas en paraísos fiscales, sin embargo, permanece en las sombras. No hay rastros entre los documentos que analizó LA NACION a instancias del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
Vandenbroele y la familia Ciccone no son los únicos que aparecen en los Panamá Papers vinculados con el caso Ciccone. También aparece el responsable del Fondo Fiduciario Provincial (FonFiPro) de Formosa, Jorge Melchor, quien giró $ 7,8 millones a la firma The Old Fund en lo que la Justicia sospecha que sería el pago de una coima. Aparece vinculado con una fundación.
En el caso de Vandenbroele, aparecen múltiples constancias del rol que asumió en nombre del estudio Alfaro Abogados ante diversos interlocutores panameños del bufet Mossack Fonseca. Ese bufet recibió el número de cliente 14354 y fijó su domicilio en Madrid. Y como e-mail de contacto brindó el correo laboral de quien tiempo después trabajaría a las órdenes de Boudou y su socio comercial, José María Núñez Carmona.
Vandenbroele trabajó varios años para Alfaro Abogados, donde conoció a quien sería su esposa y luego denunciante, Laura Muñoz. El estudio tiene oficinas en Buenos Aires, Madrid, Nueva York y Londres y, según su carta de presentación, brinda "soluciones legales innovativas a las complejas transacciones de la economía mundial de hoy".
Desde Alfaro Abogados trataron de reducir el rol de Vandenbroele cuando estalló el escándalo por el caso Ciccone. Pero de acuerdo con el testimonio de Muñoz, su ex marido era "socio residente" de ese estudio cuando empezó a interactuar con Boudou y Núñez Carmona.
Así, para agosto de 2010, mientras se concretaba el levantamiento de la quiebra de la imprenta Ciccone a través de la sociedad The Old Fund, un e-mail de Mossack Fonseca detallaba cuáles eran los clientes que recibirían regalos de fin de año. Y Vandenbroele figuraba en el listado de los beneficiarios.
El requisito para ser agasajado por Mossack Fonseca era preciso: "Haber comprado cinco o más sociedades". Pero qué firmas habría adquirido, en qué paraísos fiscales y para quiénes, sigue en las sombras.
Esa fue la última vez, además, que Vandenbroele apareció en los registros de Mossack Fonseca, al tiempo que en la página de Internet del estudio Alfaro Abogados, el letrado monotributista también dejó de figurar desde que estalló el escándalo. Para entonces, los panameños tampoco desconocían los problemas legales de Vandenbroele. De hecho, una nota al pie en su ficha de cliente indicaba: "El departamento de cumplimientos encontró información negativa sobre el contacto Alejandro Vandenbroele. Cualquier consulta por favor, póngase en contacto con ese departamento".
Investigado por la Justicia por el pago de 7,8 millones de pesos a The Old Fund que podría encubrir una coima, el administrador del Fondo Fiduciario Provincia (FonFiPro) formoseño, Jorge Melchor, ya aparecía entonces en los documentos de los Panamá Papers. En su caso, a través de la fundación panameña Colbert Foundation. "El fin de la fundación es sufragar los gastos de educación, crianza, preparación y asistencia así como la manutención general de uno o varios miembros de las familias determinadas en el reglamento", se indicó en su acta de constitución. Mossack Fonseca le proveyó a Melchor los miembros de su "consejo fundacional" y un domicilio, forma habitual usada en paraísos fiscales para administrar fondos.
Al borde de la quiebra y poco antes de desatar el escándalo que terminaría con el procesamiento de Amado Boudou, la familia Ciccone abrió una firma offshore para operar lejos de los controles de la Justicia local, según surge de los documentos que analizó LA NACION a instancias del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
A través de la firma Mossack Fonseca, los Ciccone registraron en Panamá la sociedad Santa Fe Investments Worldwide SA el 14 de enero de 2009, con acciones al portador. Es decir, pocos meses antes de que la misteriosa The Old Fund, liderada por Alejandro Vandenbroele, se quedara con la imprenta más emblemática del país y se gestara la causa que más complica al ex vicepresidente.
A diferencia de otros clientes de Mossack Fonseca, sin embargo, los Ciccone operaron en el mundo offshore con sus nombres. Así, al registrar Santa Fe Investments Worldwide, se identificaron como beneficiarios finales tres miembros de la familia: Nicolás Ciccone, cofundador del emporio, y sus sobrinas Silvia y Graciela Ciccone, también accionistas de la imprenta.
Uno de los yernos de Nicolás Ciccone, en tanto, quedó registrado como apoderado de esa firma panameña. ¿Quién? Pablo Amato, que durante 2010 se reunió con Vandenbroele y el socio y álter ego de Boudou, José María Nuñez Carmona, para negociar los términos del traspaso de la imprenta y el cobro de dinero, según reconstruyó LA NACION.
Señalado como presunto "testaferro" de Boudou, Vandenbroele también apareció en los "Panamá Papers", pero como representante del estudio Alfaro Abogados ante Mossack Fonseca y tuvo un rol como intermediario y receptor de regalos empresarios del bufet panameño (de lo que se informa por separado).
La offshore de los Ciccone, en tanto, Santa Fe Investments Worldwide, permaneció sin mayores movimientos durante cuatro años. Tanto, que cerca estuvo de ser dada de baja por la falta de pago del canon de mantenimiento.
Recién en junio de 2013, la sociedad retomó su actividad. "Esta firma será member de una compañía LLC, la cual se dedicara a la explotación de marcas e inventos en el mundo (excepto USA)", consta en un e-mail que por entonces envió Mossack Fonseca. Ese trámite se concretó en julio de ese año, cuando se constituyó Avelino LLC en Florida, con Santa Fe Investments Worldwide como su accionista.
Tanto Nicolás Ciccone como Amato confirmaron a LA NACION la veracidad de los documentos. Explicaron que Santa Fe Investments Worldwide se creó para desarrollar un proyecto que no prosperó. "Jamás movió dinero, ni tuvo una cuenta bancaria asociada", indicó Amato.
Con Avelino LLC, en cambio, Nicolás Ciccone sí espera encaminar una operación comercial. "La creamos para vender en Estados Unidos la patente de un sello de seguridad para impresiones que es mejor y más barato que el de agua", indicó. "Pero es todo muy reciente y aún está en el aire, por lo que de prosperar tendremos tiempo para declarar todo ante la AFIP hasta el año próximo", estimó.
En diciembre del año pasado, en tanto, los Ciccone decidieron que las acciones de Santa Fe Investments pasaran a ser nominativas, aunque los mails no revelaron quiénes serían todos los nuevos portadores. Así, mientras se detalló que Amato, el yerno y apoderado original, portaría el 50% de las acciones, el segundo accionista permaneció en las sombras. "Estamos recabando su información", se limitó a decir Mossack Fonseca.
De todos modos,las gestiones en Panamá se frustraron hace meses. Días después del registro de las acciones como nominativas, cerca de fin de año, Mossack Fonseca cortó sus gestiones. Una nota de LA NACION, que decía que los Ciccone fueron procesados por "cohecho y concierto para delinquir", los llevó a detenerse.
El estudio panameño les escribió entonces a sus interlocutores del bufet uruguayo de Carlos Casarotti, que representaba a los Ciccone, para solicitar información más profunda sobre los clientes y su sociedad. Plantearon que, dado que le estaban brindando a los Ciccone un "servicio premium", querían verificar que toda la operatoria estuviera "bajo control y acorde a la ley".
El estudio Casarotti propuso entonces conversar por teléfono sobre lo que había ocurrido en Buenos Aires. "Son simples notas periodísticas de hace muchos años sin ningún valor legal o investigativo", intentó relativizar.
Sin embargo, las novedades judiciales mostraban otro panorama. El juez federal Ariel Lijo había procesado a Nicolás Ciccone, por el delito de cohecho (coimas). Es decir, que para la Justicia el empresario había pasado de ser la supuesta víctima de una presunta estafa que le quitó su empresa a convertirse en el hombre que sobornó al ex vicepresidente.
Tras esa alerta que se encendió dentro de Mossack Fonseca, no hay más rastros de Santa Fe Investments Worlwide en los millones de documentos Panama Papers. Según indicaron desde la familia Ciccone a LA NACION, es porque esa firma se cerró. Ahora apuestan todo a Avelino LLC.
La imprenta abrió una firma en Panamá antes de quebrar
Nicolás Ciccone
Cofundador de la empresa
La firma
Ciccone abrió una firma offshore para operar lejos de los controles de la Justicia local
Operatoria
A través de Mossack Fonseca, los Ciccone registraron en Panamá la sociedad Santa Fe Investments Worldwide SA en 2009 con acciones al portador
El momento
La operación se hizo antes de la quiebra de la empresa