Donald Trump ya es el presidente de los Estados Unidos, en su discurso de asunción prometió devolver el poder al pueblo en un primer discurso como presidente de Estados Unidos populista y patriótico. Nada más jurar el cargo, Trump ha afirmado que "desde hoy, América será lo primero", un mensaje dirigido a las clases medias más desfavorecidas, claves en su victoria electoral.
Con el pulgar levantado en señal de victoria, el magnate, ya convertido en el 45º presidente de EE.UU., ha pronunciado un esperado discurso, en el que más que presentar las líneas maestras de su gobierno, ha repetido palabra por palabra los eslóganes de su campaña electoral: Make America Great Again y America First.
"La ceremonia de hoy tiene un significado especial. No estamos transfiriendo el poder de un partido a otro; estamos transfiriendo el poder de Washington D.C a vosotros al pueblo (...). Este es vuestro momento", ha afirmado el presidente estadounidense, que ha atacado al establishment por "enriquecerse" a costa de los ciudadanos.
Ante la clase dirigente del país que, con mucha seriedad ha presenciado el discurso en la escalinata del Capitolio, ha reprochado que durante años no hayan compartidos sus "victorias" y "triunfos" con "las mujeres y los hombres olvidados" del país. "Esto cambia justo aquí y justo ahora", ha advertido.
Trump ha asegurado que empieza una nueva era, resumida en la frase: "América primero", y ha invitado a todos a "formar parte de un movimiento histórico". "A partir de ahora las decisiones sobre impuestos, inmigración, comercio o exteriores se harán para beneficiar a las familias estadounidenses", ha dicho.
- Hemos defendido a otros países mientras nos negamos a defender nuestras fronteras.
- A partir de este día va a ser sólo primero Estados Unidos. Cada decisión sobre comercio, impuestos e inmigración, asuntos extranjeros, se tomará para beneficiar a los trabajadores estadounidenses, para defender a nuestras fronteras.
ISIS y el terrorismo- Vamos a reforzar todas las alianzas contra el terrorismo radical islámico. Lo vamos a erradicar completamente: de la faz de la tierra.
Los puestos laborales y la industria- Vamos a seguir dos reglas simples: compren estadounidense y contraten estadounidenses.
- Hemos gastado millones en el exterior, mientras la infraestructura estadounidense ha caído. Una a una, las fábricas han cerrado, sin pensar en los millones de estadounidenses. La riqueza de la clase media se ha salido de nuestros hogares. Pero ese es el pasado. Y ahora estamos viendo hacia el futuro.
- Hay problemas en nuestras fábricas, y esos son problemas de nuestra nación.
- Lucharé con ustedes con todas mis fuerzas. Traeremos de vuelta los empleos, nuestras fronteras, nuestra riqueza y recuperaremos nuestros sueños. Construiremos autopistas, puentes, túneles y líneas férreas por toda nuestra hermosa nación. Vamos a sacar a nuestra gente de los sistemas de beneficencia para que tengan empleos: que construyan los caminos, todo con las manos estadounidenses.
- Las pandillas y las drogas nos han robado muchos días en nuestro país. Esta carnicería humana se detiene aquí mismo y ahora mismo.
- Somos una nación. Y su dolor es nuestro dolor. Sus sueños son nuestros sueños.Y sus éxitos, serán nuestros éxitos. Compartimos un corazón, un lugar, y un destino.
- Nos reunimos aquí hoy, emitiendo un nuevo decreto, que se ocupe en cada ciudad, en cada capital extranjera: a partir de este día una nueva visión va a gobernar a nuestra patria, a partir de este día va a ser sólo primero Estados Unidos.
- No buscamos imponer nuestro modo de vida a nadie, pero que brille como un ejemplo: vamos a brillar para que todos nos sigan.
Los políticos y "el pueblo"- Durante mucho tiempo, en nuestra capital, ha sacado las ganancias del Gobierno mientras que la gente ha llevado el costo de esto. washington ha enriquecido, pero la gente no compartió esa riqueza. Las fábricas se cerraron. El poder político se fortaleció, pero no a los ciudadanos de este país. Sus triunfos no han sido sus triunfos.
- Lo que realmente importa es que nuestro Gobierno esté controlado por el pueblo, el 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo se convirtió en el gobernador de esta nación, una vez más.
- Hoy no sólo transferimos el poder de una administración a otra: lo estamos transfiriendo desde Washington y se lo estamos dando a ustedes, el pueblo.
Los hombres y mujeres olvidados ya no serán olvidados. Todos los están escuchando. Ustedes vinieron para ser parte de este movimiento histórico como no lo ha visto este mundo, nunca antes.
Sobre Barack y Michelle Obama- Vamos a enfrentar desafíos, calamidades: pero vamos a hacer el trabajo. Quiero agradecer a Obama y Michelle Obama por su ayuda. Han sido magníficos.
- La hora de las charlatanerías ha terminado: ahora, es el momento de la Nación. No permitan que nadie les diga que eso no se pueda hacer. No vamos a fracasar. Nuestro país va a florecer y prosperar otra vez. Estamos en el inicio del nuevo milenio, listos para hablar, buscando los misterios del espacio, eliminando enfermedades. Un nuevo orgullo nacional nos va a impulsar: es momento de recordar que es algo que nuestros soldados, sean negros o blancos, todos tenemos la misma sangre roja de patriotas.
PUBLICADO ESTA MAÑANA
EL PAÍS
Desde un escenario enmarcado por el monumento a uno de los máximos referentes del Partido Republicano, Abraham Lincoln, el presidente electo Donald Trump, prometió este jueves a sus seguidores que irá más allá de “hacer América grande de nuevo”, que la hará “más grande que nunca”. Una América que “volverá a estar unida”, subrayó. Estados Unidos, afirmó Trump en la víspera de su jura del cargo, “nunca ha visto un movimiento como este”, en referencia a su avance en la campaña electoral, derrotando a dieciséis rivales en las primarias republicanas y después a la favorita, la demócrata Hillary Clinton, en las elecciones.
Dan y Sheila, una pareja de mediana edad de Connecticut, asentían emocionados a cada palabra de Trump. “Así es”, decían al unísono cuando el presidente 45, que jurará su cargo en solo unas horas, se dirigía a los “hombres y mujeres olvidados” y les prometía: “Ya nunca más seréis olvidados”. Y celebraban con un abrazo el llamamiento a la unidad que lanzó el magnate desde la escalinata del icónico monumento a uno de los presidentes más admirados de la historia norteamericana.
“Vamos a unificar de nuevo el país y vamos a hacer América grande de nuevo”, proclamó Trump en referencia al lema de su campaña y que este jueves se reproducía en incontables gorras, camisetas y pancartas que portaban los miles de estadounidenses que han viajado hasta la capital para ver el traspaso de mando este viernes y celebrar la llegada del republicano a la Casa Blanca.
“Va a ser algo maravilloso, increíble”, se prometía Dan. “Todo el mundo necesitaba un cambio desde hace tanto tiempo, pero no llegaba. Ahora sí va a haber un cambio. Él lo va a hacer”, dijo señalando al escenario. “Siento que Dios lo ha elegido y lo ha ungido para tiempos como estos, quiero volver a vernos unidos como americanos y sentirnos de nuevo orgullosos de ser americanos”, acotó su mujer.
Los aplausos se convirtieron en vítores y gritos de “Trump, Trump” y “USA, USA” cuando el presidente electo reiteró sus promesas de campaña: volver a traer empleos a EE UU, reforzar al Ejército, asegurar la frontera.
Steve Scouten, un enfermero de Michigan, “republicano y cristiano de toda la vida”, celebraba sobre todo que Trump vaya a poner fin a la entrada de “ilegales” en el país. Tras su victoria, “le escribí una carta diciéndole que estaba dispuesto a ir voluntario a la frontera para construir el muro”, explicó, porque hay que frenar la entrada de “gente violenta, de yihadistas, y también de gente muy enferma, tenemos que tratar enfermedades de gente que viene del sur del país que aquí ya estaban erradicadas”.
Tras el breve discurso de Trump, fuegos artificiales cerraron en el histórico Mall de la capital estadounidense la primera gran celebración de la investidura del nuevo mandatario. Unos festejos un tanto deslucidos por la falta de estrellas dispuestas a participar en la transición al gobierno republicano y que obligó a los organizadores a rellenar amplios espacios con bandas militares. Y es que la lista de los artistas que han declinado participar en la inauguración de Trump —desde Elton John a Celine Dion, Moby o Garth Brooks, entre otros— es mucho más larga de los que han aceptado. Entre estos últimos además, hay varios que se echaron atrás en el último momento, debido a la gran reacción negativa de sus fans al conocer que iban a actuar para Trump. En este grupo se encuentra desde la B-Street Band, la banda más popular de tributo al Boss, Bruce Springsteen, que ha criticado abiertamente al republicano, a la estrella de “Dreamgirls” Jennifer Holliday.
Salvo los renombrados cantantes de country Lee Greenwod, que ha actuado en varias inauguraciones de presidentes republicanos, y Toby Keith, que defendió su participación en el primer concierto por Trump afirmando que también lo hizo en los celebrados en honor de George W. Bush o Barack Obama, la mayor parte de las “estrellas” que participaron el jueves eran bastante desconocidas para el público generalista. En el lugar en el que hace ocho años, en las celebraciones por la llegada de Barack Obama al poder, tocaron U2, Usher o Beyoncé, este jueves subieron al escenario el grupo 3 Doors Down, DJ RaviDrums o la “sensación de Youtube” The Piano Guys.
También Hollywood permanece alejado de Trump. Solo el actor John Voigt salió al escenario. Para la Marcha de las Mujeres que será, este sábado, la mayor protesta anti-Trump, artistas como Scarlett Johansson, Amy Schumer, America Ferrera, Cher o Katy Perry ya han confirmado su asistencia.
Pero el magnate no está dispuesto a que nadie le agüe la fiesta. Trump viajó este jueves de Nueva York a Washington, una ciudad predominantemente demócrata que estos días recibe a miles de seguidores de Trump entre cortes de tráfico e intensas medidas de seguridad, entre celebraciones de la era Obama y protestas contra su sucesor.
Trump participó al mediodía en una comida en su hotel en Washington, donde presumió de que su gabinete, el menos diverso en tres décadas, "tiene el cociente intelectual más alto" que ninguno de los que se hayan nombrado anteriormente al gobierno de EE UU. También en una cena de donantes a última hora de la noche volvió a alabar a los miembros de su gobierno, varios de los cuales se sometieron este mismo jueves a duras preguntas del Senado.
Posteriormente, el presidente electo acudió al cementerio militar de Arlington para realizar la tradicional ofrenda a los veteranos de guerra. En el acto estuvo acompañado del vicepresidente electo Mike Pence así como de su esposa Melania y sus cuatro hijos mayores.
Todo ello en el marco de unos actos calculados al milímetro y que, desde la Casa Blanca hasta la nueva residencia de la familia Obama, desde el Congreso hasta todas las agencias del Gobierno federal, buscan aprovechar el momento en que la mirada de millones de personas apunte hacia esta ciudad para convertir el Washington de Obama en el Washington de Trump.
Los casi dos millones de personas que hace ocho años llenaron las calles de la capital han dejado paso a cerca de 900.000 asistentes —la cifra que manejan las fuerzas de seguridad— ataviados con la icónica gorra de Trump y el mensaje “Make America Great Again”, a la venta en numerosas partes de la capital.
Sin embargo, la ciudad con mayor porcentaje de votantes demócratas del país (Trump apenas sumó el 4% de votos del Distrito de Columbia) también aprovecha estos últimos momentos para enviar un mensaje al próximo presidente con protestas y pintadas en rechazo, entre otros, a la “presidencia fascista” que temen traiga el republicano.
“Lo que se va a inaugurar mañana es un régimen fascista. Trump tiene una agenda fascista, ha reunido un gabinete que llevará esa agenda, ha intentado amordazar a la prensa, ha amenazado a quienes son críticos con él, ha prometido un muro fronterizo y un registro de musulmanes, y es un depredador sexual”, enumeraba Carl Dix, uno de los organizadores de la pequeña pero muy ruidosa protesta que en la tarde del jueves marchó desde el Hotel Trump hasta los alrededores de la Casa Blanca.
Otros, más calmados, mostraban pancartas de agradecimiento a Obama por haber recuperado la economía o avanzado los derechos de la comunidad LGTB.
El sábado, todas esas voces confluirán en una gran manifestación, la Marcha de las Mujeres que espera convocar hasta 200.000 personas.
El republicano y su esposa Melania también cumplirán con la tradición de pasar la última noche antes de asumir el poder en la Blair House, una residencia situada frente a la Casa Blanca, así como participar en una misa en la mañana del viernes. El presidente Obama, que ya desde el día posterior a las elecciones de noviembre insistió en su interés por colaborar en la transición de poderes, ha hecho un gesto más al invitar a su sucesor a tomar un té en la Casa Blanca antes de desplazarse al Capitolio. Las dos parejas viajarán además juntas desde la residencia presidencial hasta el escenario de la toma de posesión, en el otro extremo de la ciudad.
Miles de personas se dieron cita a los pies del Hotel Trump, en la plaza Columbus Circle de Manhattan, para recordar al todavía presidente electo que muchos neoyorquinos iban a alzar la voz por los derechos de todos. "Estaremos unidos para transformar el odio en amor, el miedo en esperanza y la injusticia en justicia", dijo la actriz Rosie Perez.
Aún faltaban unas horas para que el magnate jurase el cargo, pero el director de cine Michael Moore ya anunciaba que "no durará los cuatro años". El cineasta llamó a la acción a los descontentos con Trump para iniciar "100 días de resistencia" frente a la nueva administración. Según explicó a los asistentes, un "narcisista sociópata" en el Despacho Oval es "muy peligroso".
Moore supo cómo templar el ánimo del público ante las gélidas temperaturas. "Todo el mundo tiene que hacer algo cada día", les dijo, añadiendo que no tendrían que dejar el trabajo o los estudios. Basta con llamar al Congreso y contactar con el congresista o senador de su estado. "Lleva tres minutos", subrayó indicando que esto debería convertirse en una rutina.
Vista la "fina piel' de Trump ante las imitaciones y ridiculizaciones, Moore hizo unas cuantas de Trump que hicieron reír a la audiencia. Incluso instó al público a formar un "ejército de comediantes", dado que es lo único que parece tener un efecto en él. También el director y actor Robert De Niro despertó carcajadas al compartir unos potenciales tuits del presidente electo sobre su participación. "Debería devolver el Oscar", comentó ante unos "amigos sobrevalorados" -en clara alusión al calificativo que Trump usó para referirse a Meryl Streep hace unas semanas. De Niro lamentó el "mal ejemplo" que supone Trump e instó a los "estadounidenses, neoyorquinos, patriotas" a permanecer "unidos por nuestros derechos y los de nuestros compañeros".
En cuestión de despertar risas entre el público, el ganador absoluto fue Alec Baldwin. El actor, que imita al magnate en el programa Saturday Night Live desde la campaña, ha sido objeto de varios tuits envenenados de Trump por sus interpretaciones. También ha acusado al show de tendencioso.
Entre bromas y dando vida al personaje que interpreta, Baldwin abogó por unos Estados Unidos participativos y un gobierno transparente. En su opinión, hay esperanza. Y esta no es otra que ellos "luchando, 100 días de resistencia". El también actor Marc Ruffalo defendió la acción de resistir ante lo que se avecina. Pero subrayó que ha de ser de manera "pacífica y cariñosa".
Encapsulada entre vallas desde la calle 59 hasta la 67 junto a Central Park, la gente aplaudía sin cesar y coreaba consignas como "no abandono" o "somos la mayoría" -en referencia a los 3 millones más que obtuvo Hillary Clinton-. A ellos ser refirió Ruffalo para recordarles que no son "manifestantes, somos los guardianes".
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, acudió al acto que llevaba por lema "We stand United". No mencionó la resistencia, pero si la acción. En concreto, la que van a llevar a cabo los regidores de varias ciudades en Estados Unidos para proteger los derechos ganados. En el escenario recordó las bondades de la reforma sanitaria de Obama, defendió la igualdad de oportunidad sin que importe la raza o la religión y abogó por proteger la Tierra del cambio climático. "Mañana [el viernes] no es el final. Es el principio", apuntaba de Blasio que instaba a todos a construir un movimiento para tener la nación deseada.
En la última noche de Barack Obama como presidente también pidió un reconocimiento para "una gran administración". Los asistentes le respondieron con un largo aplauso.
Entre ellos estaba Esther Moreno que portaba una pancarta que rezaba "Donald eres un pendejo". Nacida en Estados Unidos, de madre mexicana y padre texano, Moreno se manifestaba contra "cosas que no creo, como que este presiente electo representa nuestro valores. Como mujer hispana, encuentro ofensivo que no seamos bienvenidos aquí".
Aunque la mayoría de los manifestantes-guardianes eran contrarios a Trump, también hubo algunos infiltrados. Un seguidor del magnate, con su pancarta bajo el brazo, criticaba que la gente no le estuviera dando una oportunidad. "Cuando Obama ganó no salimos a la calle", censuraba.
La representación de actores en esta marcha-protesta fue numerosa. Por el escenario también desfilaron Marisa Tomei, Sally Field y Julianne Moore.