LUIS ALONSO LUGO Y FRANKLIN BRICEÑO
El discurso proteccionista de Donald Trump ha encendido alarmas sobre el futuro de las relaciones con América Latina. Pero ahora que está por llegar a la Casa Blanca hay quienes piensan que las perspectivas no son tan negativas... al menos no para todos.
Trump construyó parte de su candidatura a la presidencia con reiteradas promesas de erigir un muro a lo largo de la frontera con México, imponer aranceles a las importaciones de su vecino del sur y renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con sus socios mexicanos y canadienses.
Sin embargo, en medio de su oferta de hacer "grande a Estados Unidos otra vez" también dijo que su gobierno invertirá un billón de dólares en obras de infraestructura. Y si eso se vuelve realidad, habría algunos países latinoamericanos que según expertos saldrían potencialmente beneficiados.
Eduardo Muñoz, director de la maestría en administración de negocios de la universidad Sergio Arboleda en Colombia, consideró a la posible inversión una "oportunidad muy indirecta".
La atención se centra en particular en Chile y Perú, importantes productores de hierro y cobre. Y aunque ninguno de ellos es un gran exportador a Estados Unidos, una mayor inversión en infraestructura en ese país podría elevar los precios internacionales de los insumos básicos de la construcción y favorecer a esos países sudamericanos.
"Desde el momento mismo en que ganó Trump, inmediatamente el precio del cobre repuntó y sigue repuntando", refirió Alfredo Coutiño, director para América Latina de la consultoría Moody's Analytics.
El 8 de noviembre, el día de la elección en Estados Unidos, el cobre cotizaba a 2,38 dólares por libra. Desde entonces ha ido a la alza y a principios de diciembre llegó a 2,70 dólares, su precio máximo del año.
"Si eso se confirma tendremos un futuro más o menos estable en esos niveles de precios", dijo el presidente de la Sociedad de Minería, Petróleo y Energía de Perú, Carlos Gálvez, sobre el plan de Trump.
Tanto Perú como Chile tienen un tratado de libre comercio con Estados Unidos, aunque su primer socio comercial es China. Hasta ahora la nación asiática es la que importa la mayor cantidad de hierro y cobre de ambos países.
De hecho en los últimos años China ha desplazado a Estados Unidos como principal socio comercial en los países latinoamericanos al tiempo que la demanda de materias primas como soja, petróleo y hierro de la región contribuyó al crecimiento de ese país. Recientemente, sin embargo, la demanda china ha disminuido.
Perú es el tercer productor mundial de cobre y entre enero y octubre de 2016 exportó casi dos millones de toneladas de concentrado del metal, de las cuales 57% fueron a China, su principal socio comercial. Sus envíos de hierro a Estados Unidos han sido tan escasos que no figuran en las estadísticas oficiales.
Chile, por su parte, exportó en 2015 casi 10.000 millones de toneladas métricas de hierro a China y apenas 80 millones a Estados Unidos. En cuanto a cobre, el país exportó un total de 2,2 millones de toneladas, de las cuales 1,1 millón fueron a territorio chino y apenas 198.000 al mercado estadounidense.
"Si esa política de fuerte inversión en infraestructura en Estados Unidos se implementa desde el primer año del gobierno de Trump, eso va a seguir impulsando el precio de estos minerales", dijo Coutiño.
Trump llegará al poder en un momento en que una quinta parte del comercio exterior de Estados Unidos es con Latinoamérica, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Estados Unidos mantiene actualmente tratados de libre comercio con 20 países, de los cuales 10 son con naciones latinoamericanas: Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Perú y República Dominicana.
Pero ninguno tiene una relación tan estrecha con Estados Unidos como México, que exporta cerca de 80% de sus productos a su vecino del norte.
La CEPAL señaló en un reporte reciente que las economías latinoamericanas más integradas con Estados Unidos podrían beneficiarse de un mejor desempeño económico de ese país, aunque "por otro lado podrían verse afectadas por decisiones en materias comerciales que se han puesto en revisión después de las elecciones presidenciales".
"Hasta el momento obviamente lo que ha llamado la atención es el riesgo que hay para México", dijo Esteban Polidura, director ejecutivo de la firma financiera UBS en México.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto dijo el mes pasado que su gobierno no desea renegociar sino más bien "modernizar" el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, vigente desde 1994.
Para Polidura, una renegociación del tratado permitiría incluir "sectores nuevos, abiertos a la inversión estadounidense, que pudieran también tener un beneficio económico para México".
Desde una perspectiva opuesta, el director adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad Manuel Molano consideró que a su país no lo beneficiaría renegociar el tratado, sino más bien concentrarse en aspectos complementarios como seguridad y migración.
"Si Trump quisiera renegociar... tendríamos que decirle que no. Y si dijera me quiero salir, tendríamos que decirle 'es tu pérdida y si tú decides algo será en tu perjuicio", dijo Molano. "Él quiere exportar, pero que no le exporten. Eso no es posible en un mundo integrado".
Los ojos están ahora puestos en el 20 de enero, cuando Trump asumirá la presidencia y a partir de entonces se verá si cumplirá las cosas que prometió.
"Tendremos que esperar para saber cuántas de sus ideas podrá implementar. Es muy impredecible y todo permanece indefinido", dijo Denilde Holzhacker, profesora de relaciones internacionales en la Escuela Superior de Propaganda y Marketing de Brasil.