El petróleo moviliza y sostiene la economía de Venezuela pero las decisiones políticas complican la operatividad de las empresas.

La producción petrolera de Venezuela aumentó un 9,4 % en enero respecto a diciembre, al subir de 669.000 barriles por día (bpd) a 732.000 bpd, de acuerdo con fuentes oficiales recogidas en el informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), publicado este martes 14 de febrero, recoge la agencia de noticias EFE.

El país que, tenía la meta de superar los 2 millones de bpd a finales de 2022, produjo el año pasado una media de 716.000 bpd, lo que supuso un incremento del 12,5 % en comparación con 2021, cuando el bombeo de crudo promedió en 636.000 bpd.

Las expectativas de que la nación incremente su producción mejoraron luego de que la compañía estadounidense Chevron recibiera, el pasado noviembre, el visto bueno de la administración Biden para retomar la producción y extracción de petróleo o derivados procedentes de las empresas conjuntas con la estatal venezolana Pdvsa, lo que, según el economista Víctor Álvarez, se traducirá en «un aumento de, al menos 125.000 bpd".

Reinaldo Quintero, ex presidente de la Cámara Petrolera Venezolana, consideró que la industria de hidrocarburos  está dominada en un 90% por la política, lo que a su juicio afecta directamente la operatividad de las empresas y la producción de crudo, informó Televe.

Quintero explicó que se deben hacer ajustes a lo interno para progresar y traer ingresos que dinamicen la producción y hagan “florecer” la cadena de trabajo que lleva más de 100 años en el país, pero el contexto geopolítico mundial y la situación interna en Venezuela ponen freno a las iniciativas.

Dijo que el conflicto de Rusia y Ucrania afecta directamente a Europa, que mira a Venezuela y pudiera considerar levantar sanciones, pero a su vez dependen de la política exterior de Estados Unidos por convenios firmados después de la Segunda Guerra Mundial y, a su vez, Washington mantiene sanciones al país y extiende licencias limitadas a ciertos empresas  petroleras.

Además, se está esperando un desenlace positivo en el diálogo que se lleva a cabo en México y que entre Caracas y Washington se puedan tener relaciones diplomáticas aunque no sean aliados en política.

Por eso, enfatizó que en promedio se produjeron en 2022 unos 690 barriles de petróleo y en enero de 2023 se elevó a 720.000. “Podemos sacar 1,5 millones de barriles, pero de acuerdo a lo que nos permitan hacer”, agregó.

Consideró que para Venezuela hay una cierta estabilidad creciente con el acercamiento entre los vecinos como Colombia, Brasil y la misma Trinidad y Tobago, lo que puede ayudar a la economía nacional  y a su vez atender las necesidades que hay de petróleo en el mundo.

Precisó que desde el sector oficial hay un “cierto interés y apertura” en que se deben enfilar a crear confianza y credibilidad en los inversionistas, que a su juicio se da cuando hay pagos solventes en "moneda universal" y se cumplan los acuerdos para que los capitales puedan llegar.

Cree que debe permitirse una apertura a la empresa privada en el sector petrolero para generar más empleos y robustecer la industria. En ese sentido, sugirió  que la Ley Antibloqueo pueda de alguna forma “arropar” la Ley de Hidrocarburos en la parte que es la creación de infraestructura para el país.

Expresó que Venezuela no necesita darle a Irán el permiso de arreglar el Complejo Refinador Paraguaná porque  en el país se cuenta con el talento suficiente para desarrollar tecnología local y subsanar los desperfectos que tienen estas instalaciones.

Según informa El Nuevo Orden Mundial, para colocar su petróleo en el mercado internacional Caracas ha echado mano de intermediarios mexicanos, redes opacas y paraísos fiscales, un oscuro entramado que ha reducido su cartera de clientes prácticamente a India y China.

A su vez, estos países han aprovechado el apuro venezolano para conseguir precios ventajosos o cobrarse en especie los préstamos que han concedido al Estado latinoamericano en los últimos años ―la petrolera rusa Rosneft, que gestiona gran parte de las exportaciones venezolanas a India, también se ha encargado de rentabilizar el dinero prestado por Moscú―. Además, como los buques asiáticos tenían problemas para acceder a los diminutos puertos del país, Caracas ha tenido que enviar el crudo que iba a ser vendido a las Antillas Neerlandesas, reduciendo más aún sus beneficios.

A pesar de ello, la guerra de Ucrania puede acabar abriéndole de nuevo las puertas de las refinerías del golfo de México y el mercado europeo al petróleo venezolano. Occidente está buscando nuevos proveedores de hidrocarburos para sustituir el suministro ruso, y las reservas bloqueadas del país latinoamericano ―el 20% de todos los depósitos globales probados― son muy jugosas.

Por esa razón Estados Unidos flexibilizó a finales de 2022 el embargo y autorizó a su petrolera Chevron a retomar parcialmente la extracción de crudo en Venezuela. Aun así, no será fácil para Caracas recuperar las cifras de exportación pasadas: requerirá de tiempo, inversión extranjera y, lo más difícil, del complicado entendimiento entre un régimen autoritario agarrado al poder y un bloque occidental necesitado de energía en el contexto de una crisis energética global.