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POLÍTICA
Venezuela: Condena global al fraude. Lejtman: Por qué Alberto no
MINING PRESS/ENERNEWS/Diarios

El régimen de Maduro sufre un nuevo desconocimiento internacional tras los comicios fraudulentos

09/12/2020

El Consejo Nacional Electoral de Venezuela informó los resultados oficiales de las elecciones legislativas del domingo, que según los propios datos del organismo, registró una abstención de 69,50 por ciento.

Los datos brindados por el CNE, controlado por el régimen de Nicolás Maduro, le otorgan una abrumadora mayoría al oficialismo con 157 diputados para el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y 8 para la oposición de los cuales, seis son para Acción Democrática, uno de Avanzada Progresista y el restante para El Cambio.

De esta manera, el Gran Polo Patriótico (Psuv y sus aliados) obtuvo el 68,43 % de los votos (4.277.926). En segundo lugar quedó la llamada Alianza Democrática (AD, Copei, Avanzada Progresista y El Cambio) que obtuvo 17,52 % y un total de 1.095.170 votos.

 

 

La Alianza Venezuela Unida, que integran Primero Venezuela, Voluntad Popular (intervenido por el TSJ) y la antigua Min-Unidad alcanzó, 259.450 votos para un 4,15 %. El Partido Comunista de Venezuela, que en estos comicios se desmarcó del Psuv, logró 168.743 votos; es decir 2,7 % de apoyo.

En estas elecciones la oposición de derecha que lidera Juan Guaidó eligió no presentarse y ahora el líder opositor buscó adjudicarse el porcentaje que no participó y propuso que se convoque a una "consulta popular" para expresar el rechazo al régimen de Maduro y desconocer el resultado de las elecciones parlamentarias. 

Como sea, con la convalidación de los resultados de este martes. Guaidó se queda sin su cargo institucional como presidente de la Asamblea Nacional, que ahora pasará a estar absolutamente controlada por el chavismo.

Países del Grupo de Contacto condenaron las elecciones

Infobae

En un texto firmado por Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, la Unión Europea (UE), Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Panamá, Portugal, España, Suecia, el Reino Unido y Uruguay, el bloque sostuvo que los comicios del domingo pasado no cumplieron “las condiciones internacionales” ni “las leyes venezolanas”

El Grupo de Contacto Internacional emitió este martes un comunicado para rechazar las elecciones parlamentarias organizadas por la dictadura de Nicolás Maduro el domingo pasado en Venezuela. El bloque indicó que el proceso electoral no cumplió “con las condiciones aceptadas internacionalmente, ni con las leyes venezolanas”.

El texto de rechazo fue firmado por Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, la Unión Europea (UE), Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Panamá, Portugal, España, Suecia, el Reino Unido y Uruguay. Argentina, en tanto, no suscribió la declaración.

De esta manera, el régimen de Maduro sufre un nuevo desconocimiento internacional tras los comicios fraudulentos, que ya fueron rechazados por medio centenar de países y organismos internacionales.

Respecto a la posición del gobierno argentino en rehusarse a condenar el fraude eleccionario, muchos interpretan que la medida responde al temor que existe en torno a la nutrida información que el régimen dictatorial posee sobre los negociados que se hicieron durante las administraciones de Néstor Kirchner y Cristina Kirchner entre ambos países.

En estas circunstancias, los países firmantes “no pueden reconocer los resultados de este proceso electoral como legítimos o representativos de la voluntad del pueblo venezolano”. Asimismo, expresaron su “continua disposición a apoyar los esfuerzos para fomentar un entendimiento y una respuesta común a la situación de Venezuela y el retorno del país a la democracia y al estado de derecho”.

En su pronunciamiento, el Grupo de Contacto indicó que “la única solución sostenible a la crisis venezolana será una solución política, pacífica y democrática, a través de elecciones legislativas y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes”.

En América, el bloque más grande que ha dicho hasta el momento “desconocer” el resultado de la votación lo constituyen 16 naciones que firmaron una declaración en la que denuncian la falta de “legitimidad”.

En Estados Unidos, el secretario de Estado, Mike Pompeo, pidió a sus aliados que sigan reconociendo como presidente interino al líder opositor Juan Guaidó, actual jefe del Parlamento venezolano, después de la “farsa” de este domingo.

Por su parte, la Unión Europea pidió la celebración en Venezuela de elecciones legislativas y presidenciales “creíbles, inclusivas y transparentes”.

Además, el Gobierno del Reino Unido se expresó por medio de su ministro de Exteriores, Dominic Raab, quien indicó que la votación “no fue libre ni justa”, por lo que llamó a “todos los líderes” venezolanos a que se comprometan a respaldar “una solución” para esa situación.

El pasado domingo, la oposición venezolana informó que la abstención había sido superior al 80%. “El rechazo del pueblo venezolano ha sido evidente”, manifestó durante su discurso del domingo por la noche Guaidó. No obstante, como era de esperarse, las autoridades chavistas reportaron otros números, e incluso proclamaron un triunfo mayor al adjudicado oficialmente en las elecciones, al asegurar que obtuvieron el 72% de los votos pese a que el boletín oficial le otorga el 68,43% de los sufragios, con el 98,6% del escrutinio.

Las elecciones parlamentarias de Maduro estuvieron marcadas por una alta abstención (Cortesía Diario La Nación)

Las elecciones parlamentarias de Maduro estuvieron marcadas por una alta abstención (Cortesía Diario La Nación)

El texto completo:

Los siguientes miembros del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela (GIC), Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, la Unión Europea, Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos, Panamá, Portugal, España, Suecia, el Reino Unido y Uruguay se remiten a su Declaración del 17 de septiembre de 2020, en la que se afirma que la única solución sostenible a la crisis venezolana será una solución política, pacífica y democrática, a través de elecciones legislativas y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes.

Estos países llegaron a la conclusión de que no se daban actualmente las condiciones para un proceso creíble, inclusivo y transparente para la elección de una nueva Asamblea Nacional, y pidieron que se eliminaran todos los obstáculos a la participación política a fin de que se llevara a cabo un proceso electoral significativo.

No consideran que las elecciones a la Asamblea Nacional de Venezuela, celebradas el 6 de diciembre, hayan cumplido las condiciones aceptadas internacionalmente, como pedían el ICG y otros grupos internacionales. Tampoco cumplieron las condiciones exigidas por las leyes venezolanas.

 

En estas circunstancias, no pueden reconocer los resultados de este proceso electoral como legítimos o representativos de la voluntad del pueblo venezolano. Expresan su continua disposición a apoyar los esfuerzos para fomentar un entendimiento y una respuesta común a la situación de Venezuela y el retorno del país a la democracia y al estado de derecho.

Por qué Alberto Fernández no denunció el fraude

Infobae/Román Lejtman

El Presidente había condenado al régimen venezolano por sus violaciones sistemáticas a los derechos humanos y ahora confundió a la comunidad internacional al permanecer en silencio ante las graves irregularidades perpetradas en los comicios del domingo pasado

Alberto Fernández había impuesto su voluntad política frente a Cristina Fernández de Kirchner cuando avaló un informe de Naciones Unidas que confirmaba la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela cometida por Nicolás Maduro y sus grupos de tareas cívico-militar.

El kirchnerismo duro y sus aliados políticos en el Frente de Todos, acicateados por la nomenclatura del régimen populista de Maduro, intentaron torcer la posición presidencial y evitar que Argentina votara a favor del informe Bachelet.

Alberto Fernández durante la firma del pacto fiscal en Olivos

Con el aval silencioso de CFK, la diplomacia argentina en la OEA intentó boicotear la decisión de Alberto Fernández. Carlos Raimundi, un ex diputado con escaso conocimiento de política exterior, aprovechó su designación en la OEA para jugar al lado de Maduro. Fue un bochorno que la Casa Rosada pagó en prestigio internacional.

Antes de ordenar su ratificación diplomática en Ginebra, Alberto Fernández había dialogado con la expresidente Michelle Bachelet para conocer los detalles de su certera investigación. Cuando concluyó la conversación telefónica, el jefe de Estado no tenía dudas acerca del voluminoso informe realizado por cuenta y orden de la ONU.

 
 

La posición argentina frente al informe Bachelet fue un triunfo diplomático de Alberto Fernández. El Presidente capitalizó ese movimiento de política exterior en su conversación con Joseph Biden y durante los encuentros que mantuvo con Jair Bolsonaro y Luis Lacalle Pou. Ya no aparecía Argentina cercana a Maduro y su régimen populista, que aplicaba el terror sistemático para permanecer en el poder.

El jefe de Estado evaluó que la derrota de Donald Trump ponía en retirada la hipótesis de conflicto contra Maduro y que habría la posibilidad de establecer una mesa de diálogo político respaldado por el Grupo de Contacto, el Mercosur y Biden. Alberto Fernández se sentía cómodo en ese escenario y aguardaba su oportunidad para iniciar la fase II de su hoja de ruta en Venezuela.

Esa fase II implicaba reclamar la suspensión del bloqueo económico y financiero ordenado por la Casa Blanca sobre Venezuela, exigir que el régimen populista cese de inmediato en la violación de los derechos humanos y convocar al diseño de una transición ordenada con todas las partes involucradas.

Alberto Fernández contaba con sus socios del Mercosur, los países claves del Grupo de Contacto -España, Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña-, el Papa Francisco y la anuencia del presidente electo Biden, que necesita evitar un conflicto en América Latina que complique aún más la agenda internacional que heredará de Trump.

En este contexto geopolítico, adonde la secuencia se alineaba con los parámetros previstos por el Presidente, no se entiende porqué la Argentina decidió callar frente al fraude cometido por Maduro en los comicios legislativos del domingo pasado. El silencio de Alberto Fernández, en contra de la información reservada que maneja y sus propias convicciones, transformó su política exterior en un lodazal.

“El Presidente cree que haciendo silencio sobre las irregularidades en Venezuela, mantiene una posición de no alineamiento con Estados Unidos. Su pensamiento atrasa 40 años, y lo peor es que da una señal al mundo de falta de convicción sobre los valores republicanos e independencia de los poderes del Estado. Tanto el Grupo de Lima como el Grupo de Contacto -Argentina está en ambos- condenó está elección como una farsa. No hay forma de explicar la posición del país. Esto nos condena al aislamiento y nos resta toda credibilidad”, opinó Diego Guelar, exembajador en Estados Unidos, Brasil, la Unión Europea y China.

A su turno, el especialista en relaciones internacionales y exembajador Mariano Caucino sostuvo que “el gobierno argentino ha optado por un silencio ensordecedor ante el fraude y la violación sistemática de los derechos humanos en Venezuela. El Presidente cree -añadió Caucino- que puede quedar bien con tirios y troyanos, pero lamentablemente eso no es posible: va rumbo a quedar mal con todo el mundo”.

Por último. Facundo Suárez Lastra -vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados- argumentó que “la posición a veces ambigua otras veces de apoyo y soporte al régimen de Maduro por parte del presidente Fernández se debe a la equivocación de privilegiar la contención de los diversos sectores que integran el Frente de Todos. Lo que conciben como virtuoso para el frente interno, es totalmente contraproducente en la imagen internacional de la Argentina y afecta seriamente nuestra reputación como país en la comunidad internacional”.

Nicolás Maduro, líder populista de Venezuela

Nicolás Maduro, líder populista de Venezuela

Desde otra perspectiva, el silencio diplomático de Alberto Fernández se puede explicar por la correlación de fuerzas adentro de la coalición de gobierno. Cuando impuso su postura respecto al informe Bachelet, el Presidente aún mantenía una importante imagen pública a favor y CFK permanecía recluida en su despacho del Senado aguardando su oportunidad política.

Ese escenario de poder cambió en las últimas semanas: Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner casi no se hablan, la imagen positiva del jefe de Estado cayó y Maduro ejecutó una filosa operación de lobby en el Frente de Todos para evitar la condena de la Argentina.

A su vez, Alberto Fernández desconfía de Felipe Solá y eso le juega en contra al momento de tomar decisiones respecto a la crisis de Venezuela. No es común que un Presidente no convoque a su canciller para analizar cómo responder ante un acontecimiento institucional de semejantes características.

El Presidente recibió muchísimos informes -públicos y reservados- acerca del fraude cometido por Maduro para preservar su poder interno. Y ya no tiene dudas sobre la responsabilidad institucional del régimen populista.

 

Pero privilegió mantener el frágil status quo con CFK y el Frente de Todos. Una decisión política que dañó su agenda internacional y fortaleció la hipótesis de cohabitación tácita con la Vicepresidente que preocupa -mucho- en el Mercosur, la Unión Europea y el equipo de transición de Joseph Biden.


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