En el mejor de los casos, produce hoy entre 30.000 y 60.000 barriles de gasolina por día
MARGARET LÓPEZ
Si se trata de buscar un signo de la economía venezolana durante esta pandemia del COVID-19, petróleo parece ser la palabra clave. La caída en la producción de la industria petrolera nacional, la desaparición de Rosneft como el aliado clave y la importación de gasolina desde Irán son apenas tres de los hitos petroleros que ocurrieron durante esta cuarentena nacional que suma más de 100 días y que muestra las debilidades actuales de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
“Hay una larga historia de deterioro (de la industria petrolera). Venezuela, en el mejor de los casos, produce hoy entre 30.000 y 60.000 barriles de gasolina por día, esto incluye el escenario optimista. Hay que tener presente que la precariedad del suministro de gasolina será por un buen tiempo” apuntó la economista Tamara Herrera durante la videoconferencia “La economía venezolana en tiempos de pandemia”, celebrada por Prodavinci este jueves 9 de julio y transmitida a través de YouTube.
La directora de la firma Síntesis Financiera detalló que la salida de Rosneft del país a finales de marzo supuso el cierre de “la vía de escape” que había encontrado Pdvsa a las sanciones impuestas por los Estados Unidos desde comienzos del año pasado.
Rosneft fue una carta medular en los acuerdos de intercambio de petróleo por gasolina terminada con otras empresas, que tanto hizo falta en el país antes de que llegaran los buques iraníes, en mayo pasado. La petrolera rusa que cotiza en la bolsa de Londres, además, fue un actor clave para ayudar a Pdvsa a encontrar nuevos compradores de su producto en Asia.
Aunque tampoco puede dejarse de lado que la petrolera rusa Rosneft también jugó un rol para conservar una parte de la producción petrolera en los pozos de la Faja Petrolífera del Orinoco. La venta de sus activos en Venezuela también puede seguirse cuando se lee la línea descendente de la producción petrolera.
Pdvsa produjo 660.000 barriles diarios al cierre de marzo, unos 622.000 barriles en abril, mientras que en mayo se totalizaron 570.000 barriles diarios, de acuerdo al reporte de las fuentes secundarias de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep). Es decir, se perdió una producción de 90.000 barriles diarios desde que Rosneft vendió sus activos en Venezuela.
Todas estas fragilidades de Pdvsa se enfrentan a la pregunta sobre cómo hacer para aprovechar el potencial que tienen las reservas depositadas en el subsuelo de Venezuela, en especial ahora cuando el planeta comienza a cuestionar el valor del petróleo frente a su huella ambiental.
“Estamos próximos a perder el bono petrolero. Ahora en el mundo se da una transformación de las fuentes energéticas a fuentes más limpias. El mundo va a cambiar y nos vamos a quedar con esas reservas. El plazo se está acortando” advirtió el economista Asdrúbal Oliveros, durante su participación en la videoconferencia.
Para el director de Ecoanalítica es clave que Venezuela comience a estructurar un plan para aprovechar las reservas de petróleo pronto, antes de que esta fuente energética comience a ser relegada y dejada de lado en las grandes inversiones globales de largo plazo. Aunque Oliveros también dejó claro que las proyecciones apuntan a que el precio del petróleo se mantenga bajo y que las inversiones petroleras internacionales se reduzcan durante lo que resta de este 2020.
Otro de los ponentes, el economista Omar Zambrano, en cambio, prefiere verlo como la ventana para reinventar la economía venezolana alrededor de un nuevo producto de exportación. “Esta pandemia puede ser una oportunidad para reconstruir esta economía con una base distinta, porque ya no tenemos un sector petrolero poderoso” dijo.
Los tres economistas coincidieron, además, en que la fragilidad de la producción petrolera nacional supone que los capítulos de importación de gasolina y otros combustibles se mantendrán durante los próximos meses.
“Vamos a depender del tema importado. Si no llega la gasolina importada, vamos a tener escasez con dos tipos de picos. Bien que Caracas sea favorecida por encima del resto del país o que la escasez sea generalizada” advirtió Oliveros.
Agencias
Tareck El Aissami se convierte en el segundo alto representante del Gobierno en contraer la enfermedad luego de que Diosdado Cabello informara de su infección.
El ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck El Aissami, uno de los más cercanos colaboradores del presidente socialista Nicolás Maduro, informó este viernes (10.07.2020) que dio positivo a un test de detección de COVID-19.
"Hoy inicio mi aislamiento con todos los protocolos médicos luego de resultar positivo con COVID-19. Una nueva batalla que asumo aferrado a Dios y a la vida!!", escribió en Twitter El Aissami, quien ha acompañado a Maduro en alocuciones recientes transmitidas por la televisión gubernamental.
Segundo alto representante en contraer la enfermedad
El ministro de Energía y Petróleo se convierte así en el segundo alto representante del Gobierno venezolano en contraer la enfermedad luego de que, el jueves, el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, informara de su infección.
El Aissami, en el cargo desde el 27 de abril, está entre los funcionarios que fueron acusados formalmente de "narcoterrorismo" por la Justicia estadounidense el 26 de marzo
El gobernador del Zulia, el chavista Omar Prieto, así como el diputado opositor José Antonio España y el alcalde Amado Torres, del estado Yaracuy (oeste), también informaron de sus resultados positivos para la COVID-19 en las últimas horas.
El Aissami, sancionado por el Gobierno de Estados Unidos, está al mando de la reestructuración gubernamental de la estatal petrolera PDVSA, y en junio puso en marcha un aumento exponencial en el precio de la gasolina dentro del país, luego de una era de subsidio total.
También ha sido acusado por Estados Unidos de narcotráfico y ofrecieron una recompensa para quien ayude a su captura.