DAVID ALANDETE
El Gobierno de Estados Unidos investiga un reciente acuerdo entre dos desconocidas empresas mexicanas y la petrolera estatal venezolana por si le está sirviendo a Nicolás Maduro para sortear el duro régimen de sanciones aprobado el año pasado. En virtud de ese acuerdo alcanzado a finales del año pasado, dos compañías radicadas en México y sin apenas experiencia en el sector petrolífero van a adquirir un total de 15 millones de toneladas de crudo de Pdvsa a cambio de 210.000 toneladas de maíz y 1.000 tanques de agua potable.
Un alto funcionario de la Casa Blanca dijo la semana pasada a ABC que para EE.UU. «está claro que las actividades de esas dos empresas son sancionables». «No hay duda de que están prestando apoyo material al régimen de Maduro, y eso desde luego es motivo de sanciones», dijo ese alto funcionario, quien de hecho reveló que ya ha requerido información al gobierno de México sobre ambas compañías.
Los abogados de las dos firmas, Libre Abordo S.A. y Schlager Business Group, mantienen según estas que ese trato no viola las sanciones de EE.UU. porque no hay una transacción monetaria, sino que se entrega petróleo por material de primera necesidad. Ambas empresas son relativamente nuevas y están conectadas entre ellas. Una de la copropietarias de Libre Abordo, Verónica Esparza García, es gerente de Schlager. De momento, Libre Abordo ya ha extraído como mínimo 13 cargamentos en petroleros desde Venezuela. Ambas revenden el crudo.
De este modo, México ha tomado el relevo de Rusia como principal exportador del crudo venezolano. En diciembre, la petrolera estatal rusa Rosneft adquirió un 78% de la producción de Pdvsa. En febrero, EE.UU. tomó la decisión sin precedentes de dictar sanciones contra la filial de Rosneft encargada de distribuir el crudo venezolano. Inmediatamente, Rosneft canalizó la distribución de ese combustible por medio de otra filial, la empresa suiza TNK, que había adquirido a BP años atrás. El 12 de marzo, EE.UU. amplió las sanciones a TNK. Después, las compañías mexicanas tomaron el relevo. Hace una semana, finalmente, la rusa Rosneft anunció que se salía del mercado venezolano y vendía todos sus activos en el país caribeño a un holding que es 100% propiedad del gobierno ruso. A finales del año pasado, Pdvsa extraía de sus campos en Venezuela algo menos de 800.000 barriles diarios.
Como hacía la petrolera rusa, las dos compañías mexicanas mantienen a Asia como su mercado principal. El carguero Perfect ha llevado crudo venezolano distribuido por Libre Abordo a Malasia y Singapur. Esta empresa utiliza además el buque Lion King. Por su parte, Schlager también hará rutas similares con los petroleros Euroforce, Afra Laurel e Icaria. Lo único que ha dicho la empresa Libre Abordo por comunicados con los medios es que ni distribuye el petróleo venezolano por medio de casas de comercio ni lo entrega a Rosneft.
En octubre de 2018 otro negocio mexicano en Venezuela provocó un escándalo de proporciones mayúsculas en el continente. La Procuraduría General de la República de México, todavía bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto, denunció entonces que varios altos mandos del régimen chavista habían conspirado con compañías mexicanas para inflar los precios de los paquetes de ayuda de alimentos básicos que se entregaban a los venezolanos más necesitados, las llamadas «bolsas Clap». La fiscalía demostró que varios funcionarios venezolanos y empresarios mexicanos adquirieron al por mayor productos de baja calidad y los vendieron al estado venezolano a casi el triple de su precio real. Entonces las autoridades estadounidenses identificaron al colombiano Alex Saab como mediador y parte central en la investigación. La fiscalía estadounidense le imputó en julio de 2019 a Saab un delito de lavado de dinero por un monto de 350 millones de dólares (313 millones de euros). Un juez de Miami instruye su caso.
La llegada de Andrés Manuel López Obrador al gobierno mexicano ha supuesto un cambio en las relaciones del país norteamericano con el resto del continente. Aunque López Obrador y Donald Trump mantienen una buena relación personal, el presidente mexicano es uno de los pocos en todo el continente que no ha reconocido a Juan Guaidó como representante legítimo de los venezolanos y mantiene relaciones con los diplomáticos de Maduro.
Al no poder vender su crudo por las diversas rondas de sanciones dictadas por Trump, y al ver completamente desbordado el almacenamiento de Pdvsa, el régimen de Maduro aumentó el año pasado los envíos a la isla de Cuba. Son remesas que han llegado hasta unos 170.000 barriles diarios según cifras de febrero de la consultora Refinitiv Eikon, que quedan en la isla a la espera de que el régimen venezolano puedo volver a venderlos en algún día a futuro. En septiembre de 2019, el gobierno estadounidense aprobó una serie de duras sanciones contra las empresas cubanas encargadas de transportar el petróleo venezolano a Cuba. Según el departamento del Tesoro (ministerio de Finanzas) tanto la empresa estatal Cubametales como otras asociadas estaban ayudando al régimen de Maduro a sortear las sanciones.
Estos pasados días el envío de petróleo a Cuba por parte de Maduro se ha disparado. Por ejemplo, solo entre el 28 y 29 de marzo los cuatro cargueros Esperanza, Alicia, Petion y Carlota C transportaron hasta 800.000 barriles de fuel, incluido diesel, desde Venezuela a almacenes de Cubametales en la isla. Los dos últimos petroleros están sujetos a sanciones por parte de EE.UU.
El jueves, el presidente Trump anunció el despliegue de barcos de la Armada en el Caribe, ante Venezuela, como parte de una campaña de mayor alcance para interrumpir las rutas de la droga con destino a EE.UU. Esa operación, que ya está en marcha, no tiene fecha de fin.
En febrero, un alto funcionario del Gobierno de EE.UU. dijo a ABC que la medida más drástica que han considerado para poder cortar de una vez el envío de crudo, la última fuente de liquidez del régimen, es un bloqueo naval con la movilización de la Armada. «¿Quiere decir esto que es necesaria una intervención militar? Esperamos que no», añadió esa fuente.
Además, pronto la Casa Blanca presentará su primera estrategia de seguridad para el continente americano desde la que George Bush hijo aprobó en 2004. Esa estrategia, que se hará pública en las próximas semanas, constará de cinco grandes puntos y uno de ellos está dedicado a la preservación de la democracia en todo el continente, con menciones expresas a la necesidad de un cambio democrático en Venezuela y Cuba. Su objetivo es lograr un continente americano completamente libre de dictaduras, lo que pasa por provocar cambios en esos dos países y también en Nicaragua.