"Hasta ahora, la crisis política en Caracas ha sacudido los precios del crudo más de lo que ha enardecido un temor ya intenso", señala el columnista de opinión del sector energía de Bloomberg.
Usualmente, los golpes de estado y los gobiernos alternativos en territorios petroleros como Venezuela son la mecha que desata repuntes en los precios del crudo. Hasta ahora, la crisis política en Caracas -bueno en realidad el último recrudecimiento de una crisis de larga data que envuelve al país- ha sacudido los precios del crudo más de lo que ha enardecido un temor ya intenso.
En parte esto refleja un mercado cuyos precios se basan en la decreciente producción de petróleo de Venezuela. Pero por otra parte refleja una aparente debilidad en uno de los mercados más importantes del petróleo: la gasolina. La agitación en Venezuela podría exacerbar esta situación.
Las cifras del último inventario de la Administración de Información Energética de EE.UU., emitido el jueves, revelan el debilitamiento de la demanda estadounidense de gasolina y un inventario del combustible que ha llegado a niveles récord. No es sorprendente entonces que los márgenes de refino -simple término para la ganancia obtenida de la refinación del crudo para convertirlo en combustible- hayan llegado al nivel más bajo desde finales de 2010:
Tal como lo escribí hace un par de meses, una razón que explica el exceso de gasolina es la incrementada producción de grados más livianos de crudo en cuencas de shale en EE.UU. De allí se genera una mayor proporción de gasolina aunque las refinerías intenten maximizar la producción de diésel, cuya demanda y margen -actualmente cerca de US$26 el barril- son más sólidas. En otras palabras, la gasolina se está convirtiendo en una especie de subproducto.
Las refinerías en la costa del Golfo están configuradas para poder procesar grados más pesados de crudo. La ventaja es que son más baratos y generan una mayor cantidad de diésel con relación a la gasolina.
Aquí es donde entra Venezuela. Su producción es muy alta y, teniendo en cuenta su proximidad, se torna muy atractiva para las refinerías de la costa del Golfo. Si la crisis recrudece y tal vez le sumamos las sanciones de EE.UU., la producción de barriles se reducirá y las refinerías quedan con un dilema. Pueden aumentar el precio de barriles alternativos más pesados. Esto ya ha sucedido, en particular dado que los límites de producción de las arenas petrolíferas de Canadá también han limitado otra fuente de barriles más pesados.
La reducción del margen es, en efecto, dinero que sale de los bolsillos de las refinerías. Paul Sankey, analista de petróleos en Mizuho Securities escribe: "Si sacas de la ecuación otros 500 [mil barriles por día] de [petróleo] pesado, el margen va a ser aún más estrecho y muchas refinerías de la costa del Golfo sencillamente tendrán que optar por grados más livianos o por recortar la producción".
Al recortar la producción, se genera una presión para bajar los precios del petróleo aunque los temores políticos ejerzan una presión contraria (recuerden que las refinerías, no tú ni yo, son las que compran el crudo). Por otro lado, si las refinerías optan por grados más ligeros, se incrementará el exceso de gasolina, lo cual también arrastra con los precios del crudo.
Si la Bolsa Mercantil de Nueva York, Nymex, ofrece una manera práctica de medir el aceite del mercado en Venezuela, los dos márgenes aquí mencionados cuentan la historia detrás de la historia.