La quinta reunión ministerial entre miembros de la OPEP y países productores de petróleo que no forman parte de esta organización acordaron un recorte de producción a partir de enero de 1,2 millones de barriles por día, de los cuales dos tercios de ese volumen (800.000 barriles) deberá ser asumido por las naciones de la OPEP que han elevado sus niveles de extracción de crudo por encima de la cuota acordad hace dos años.
Este nuevo recorte es por seis meses y excluye a Irán y Venezuela, países que debido a diversos problemas afrontan una caída en sus niveles de producción y ese déficit ha tenido que ser cubierto principalmente por Arabia Saudita y sus aliados en el golfo como Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, y en menor medida por Qatar, así como también por Irak.
El otro tercio del recorte, por el orden de 400.000 barriles por día, se corresponde a “las contribuciones voluntarias”, que asumirían los países productores que no integran la OPEP principalmente Rusia, hasta el 30 de junio de 2019 dependiendo de las condiciones de mercado.
“Se solicitó al Comité Ministerial de Monitoreo OPEP-No OPEP que monitoree la implementación justa de la resolución e informe sobre el apoyo y el compromiso de todos los países participantes en la Declaración de Cooperación para aprovechar el éxito alcanzado hasta el momento”, indica el comunicado emitido tras esta reunión realizada en Viena. “En la reunión se reafirmó el compromiso continuo de los países productores participantes en la Declaración de Cooperación con un mercado estable, el interés mutuo de los países productores, el suministro eficiente, económico y seguro a los consumidores, un rendimiento justo sobre el capital invertido”, acota.
Los ministros coincidieron que en los últimos meses han mejorado las condiciones y del mercado, y el retorno de la confianza y la inversión a la industria petrolera.
La quinta reunión ministerial de la OPEP y no OPEP estuvo copresidencia por el Presidente de la OPEP, Suhail Mohamed Al Mazrouei, Ministro de Energía e Industria de los Emiratos Árabes Unidos, y el ministro de Energía de Rusia, Alexander Novak.
No había un mejor momento para que Venezuela asumiera la presidencia rotatoria de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). En la reunión en la que el cártel acordó nuevos recortes de producción para impulsar el precio del crudo, los países miembros votaron al país caribeño para liderar la conferencia de la Organización durante 2019.
Los miembros tienen motivos para estar agradecidos con Venezuela: la descomposición de la empresa petrolera estatal, PDVSA, cuyos empleados cobran entre 5 y 15 euros al mes, ha hundido la producción de crudo del país. Entre enero y octubre, su producción ha caído de 2 millones de barriles diarios a 1,18, lo que convierte al país en uno de los principales contribuyentes a los acuerdos de recorte de bombeo.
De hecho, Venezuela ha cumplido, involuntariamente, con un 934% de las metas de reducción de barriles acordadas en 2016 (produce 900.000 barriles menos, en vez de los 95.000 firmados). Por ello, en su reunión del viernes, sus compañeros han decidido excluir al país caribeño de los nuevos planes de recortes.
Según el informe 'Perspectivas de la energía mundial' de la Agencia Internacional de la Energía, Venezuela no recuperará los niveles de producción de 2017 hasta, por lo menos, 2040. Y mucho menos los del año 2000, en el segundo año de mandato de Hugo Chávez, cuando era el segundo mayor productor de la OPEP, con 3,4 millones de barriles diarios.
El ministro de Petróleo venezolano, el general Manuel Quevedo, aseguró que asumirá la presidencia de la OPEP con el "objetivo firme de mantener el equilibrio en el mercado para el desarrollo y la prosperidad económica de los países miembros y el mundo".
Entre sus planes, Quevedo pretende introducir el Petro, la criptomoneda fantasma creada por Nicolás Maduro, como medio de pago internacional del petróleo, "para contrarrestar las sanciones comerciales" de EEUU.
Siguió así las instrucciones de su presidente: "En el año 2019 tenemos un programa, un cronograma para que toda la producción petrolera de Venezuela se venda en Petro y seguir liberándonos de una moneda que utiliza la élite de Washington para chantajear", aseguró Maduro en un mensaje tras su visita a Moscú este jueves.
Casi nadie ha usado aún la pseudomoneda, disponible solo en una oficina gubernamental en Caracas, y que la semana pasada aumentó su precio de 60 a 150 dólares por decisión de Maduro.