Tras la devaluación del bolívar que el Gobierno venezolano llevó a cabo el pasado 20 de agosto, eliminando cinco ceros de la moneda nacional, el bolívar, el presidente Maduro ha anunciado nuevas medidas para combatir la hiperinflación que afecta a la economía del país.
La medida estrella es la venta de pequeños lingotes de oro a los ciudadanos, para que inviertan en él el supuesto excedente que les quedará tras la subida de sueldos aprobada para compensar la devaluación de la divisa nacional.
La situación económica de Venezuela es cada vez más desesperada. La elevada hiperinflación, que desde el FMI estiman que se acercará a 1.000.000% a cierre de 2018, obligó al Gobierno de
Nicolás Maduro a aprobar una devaluación, pospuesta en dos ocasiones y finalmente anunciada el pasado 20 de agosto.
La medida supuso la eliminación de cinco ceros de la moneda nacional, el bolívar. Es decir, 1 bolívar nuevo por cada 100.000 antiguos. De hecho, la gravedad de la situación obligó a multiplicar por 100 la devaluación prevista, y que en principio iba a limitarse a la eliminación de tres ceros.
Tras esta desesperada medida, la nueva idea anunciada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha vuelto a sorprender: se trata de animar a los ciudadanos (que apenas disponen de recursos de subsistencia y de artículos de primera necesidad, y están huyendo masivamente hacia Colombia, Ecuador y Perú) a que “inviertan” el excedente monetario producido por la subida de los salarios en comprar pequeños lingotes de oro, como fórmula de ahorro.
Según anunció el propio Maduro el pasado 26 de agosto “ha llegado la hora del plan de ahorro en oro, vamos a ahorrar en oro”. Se trata de un mecanismo “de libre acceso” para trabajadores, pensionistas, amas de casa, empresarios y ciudadanos en general.
El plan de ahorro nacional consiste en la venta de lingotes de oro de 1,5 gramos y 2,5 gramos, a un precio de 3.780 bolívares (63 dólares) y de 6.300 bolívares (105 dólares), respectivamente, informó Oro Información.
Según explicó Maduro, el objetivo de este plan es que los ciudadanos inviertan la parte que les sobre de sus salarios (el ingreso mínimo legal se ha multiplicado por 35 para compensar la devaluación y está establecido ahora en 30 dólares mensuales) en comprar oro, como fórmula de ahorro.
“No quiero que se lo gasten todo, sino que inviertan en un plan se ahorro seguro, estable”, afirmó Maduro. Las láminas de oro, “selladas y clasificadas”, con la firma de Simón Bolívar, se venderán en las dependencias del Banco Central de Venezuela.
El oro procede de las explotaciones mineras artesanales del Arco Minero del Orinoco, con las que el Gobierno de Maduro pretendía, hace meses, incrementar las reservas de oro de Venezuela para situar al país entre los diez con mayores reservas de oro.
Un plan que fracasó estrepitosamente: según los últimos datos publicados por el Consejo Mundial del Oro, Venezuela ocupa el puesto 24 entre los países con más reservas, con apenas 150,2 toneladas de oro. El país que cierra el ‘top ten’ es la India, con 561,9 toneladas.
De hecho, Venezuela ha ido liquidando parte de sus reservas de oro en los últimos meses, para hacer frente al pago de préstamos y operaciones de swap firmadas con bancos internacionales.
El nuevo plan de Maduro presenta, además, muchas interrogantes. La primera es que los lingotes “sellados y certificados” por el Banco Central de Venezuela no cuenta con la certificación de ninguna refinería internacional que acredite su auténtico contenido en oro.
Por otro lado, los lingotes de 1,5 y 2,5 gramos se venden con una importante prima respecto al precio del oro: a cierre del pasado viernes, 24 de agosto, el oro cotizaba a 38,5 dólares el gramo en la London Bullion Market Association. El precio establecido por el Gobierno de Venezuela a los lingotes de 1,5 gramos es más de cinco dólares superior al del mercado de Londres. En el caso de los lingotes de 2,5 gramos, el sobreprecio es de 8,75 dólares.
El plan cuenta también con una incógnita: la de saber si realmente a los ciudadanos les va a quedar algún excedente económico que invertir en el oro promovido por el Gobierno de Nicolás Maduro. Y, de ser así, si van a tener la voluntad de confiar en los planes que promueve un Gobierno que está llevando a Venezuela literalmente a la ruina.
En cualquier caso, e independientemente de las veleidades del Gobierno bolivariano, lo cierto es que el oro siempre sale a relucir (nunca mejor dicho) cuando se presentan las dificultades económicas.
En el caso de Venezuela, su Gobierno ha recurrido a él como la última solución posible a la crisis económico e inflacionaria. El mensaje para los inversores está claro: el oro es el auténtico valor refugio, al que todos recurren en última instancia para mantener el poder adquisitivo, hacer frente a la inflación y constituir una forma de ahorro segura y confiable.
GD