LEOPOLDO REYES *
ENAMI habilitó el desarrollo de la pequeña y mediana minería en épocas en que el grueso de la producción estaba en manos de empresas extranjeras, que operaban desde mina hasta fundición sin posibilidad de acceso a productores locales.
Así, la operación de una fundición nacional, junto con la conformación de los poderes de compra y la creación de plantas de beneficio, permitió generar una cadena productiva de valorización desde el pequeño minero hasta la exportación de cátodos.
Este círculo virtuoso se fue agotando por diversas causas: un mercado mundial atractivo para los concentrados, la irrupción de China como fundidor mucho más eficiente, caídas en las leyes del mineral, presión alcista de costos, y aparición de nuevas tecnologías en minería y fundiciones.
ENAMI debe enfrentar el desafío de constituir una actividad de fomento moderna, focalizada en los pequeños mineros, aprovechando la infraestructura que dispone el Estado para formalizar la actividad y hacer mucho más ágil, trazable y transparente los poderes de compra, desarrollo y utilización de los subproductos en tranques y relaves.
La reciente suspensión de la Fundición Hernán Videla Lira (FHVL) sin duda es una decisión compleja, pero justamente permite volver a poner el rol de fomento a la pequeña minería en el centro de la actividad de ENAMI, volviendo a su misión de origen, que se ha visto distorsionada por la relevancia que había tomado la Fundición de Paipote.
Adicionalmente, se liberan recursos financieros y técnicos para aumentar los niveles de entrega de mineral de los pequeños mineros y desarrollar nuevos distritos que impulsen el potencial minero de Chile, materializando el crecimiento y desarrollo de las regiones clave para el sector de la pequeña y mediana minería.
Al reenfocar su rol en el fomento, ENAMI mejorará los estándares de producción de los pequeños mineros, para así potenciar planes de reconocimiento de recursos y reservas, y concentrar sus esfuerzos en la incorporación de nuevas tecnologías, mejorando la eficiencia de sus plantas de procesamiento. Esto permitirá incrementar sus resultados económicos, estableciendo las bases de la sostenibilidad de la empresa, para la certeza de sus trabajadores, las comunidades donde opera, así como para la potencialidad productiva de la minería en Chile.
Que ENAMI no requiera de una fundición para cumplir su rol de fomento no significa que Chile no deba aumentar su capacidad en dicho segmento. Como lo planteó CESCO en el documento “Cobre Refinado, un buen negocio para Chile” (2020), y como lo declara también la “Estrategia Nacional para el Fortalecimiento de la Capacidad de Fundición y Refinería”, presentada por el Gobierno en julio de 2023, las fundiciones juegan un rol estratégico y distinto de la gestión de los activos mineros, pero también pueden ser un muy buen negocio para el país, lo que implica buscar los mecanismos para incrementar esa capacidad.
Para ello se debe tener claro un principio que se replica entre las fundiciones más competitivas del mundo: mantener independientes los negocios mineros de los emprendimientos industriales, separando la gestión de las fundiciones de las operaciones mineras, sin forzar que la nueva capacidad esté ligada operacionalmente a CODELCO o a ENAMI, lo que puede terminar debilitando el potencial que tiene el país.
* Presidente Directorio del Centro de Estudios del Cobre y la Minería (CESCO)