PEDRO GAMIO *
China, la segunda potencia global y camino a ser la primera, está ganando terreno y aumentando su influencia económica en diferentes regiones del mundo. El gigante asiático ha extendido su influencia a través de grandes proyectos de inversión en gran parte del continente africano, Asia, Europa y América Latina. En esta última destaca el Perú. No podemos despreciar la inversión, que hoy no abunda.
China ha ido incrementando sus inversiones en el Perú de manera continua durante los últimos años y, si bien la mayor parte de ella se centra en el sector minero (55%), su participación en otros sectores es también importante.
En el Perú, hasta hace poco tiempo, el único sector cuyas operaciones estaban sujetas a un control previo de concentraciones era el sector eléctrico, que comprende las actividades de generación, transmisión y distribución.
La reciente compra de la empresa Enel de distribución eléctrica en Lima norte, sumando la anterior compra de Luz del Sur, cubre el mercado de Lima. Los posibles riesgos a la competencia estarían en que se pueda privilegiar la compra a empresas vinculadas, antes que a los actores que ofrezcan menores precios, lo que desencadenaría en mayores precios a los usuarios. Pero esto se puede evitar con una indicación expresa del Indecopi.
En distribución y transporte, no se prohíbe la concentración, se prohíbe el abuso de posición de dominio. Los actos denominados de concentración no se prohíben por sí mismos, siempre que se cumplan determinadas condiciones.
Vivimos momentos muy complicados en el mundo, la guerra en Europa se agrava por la temeraria apuesta de los involucrados a la solución militar y las tensiones se extienden a otras regiones del mundo. Esto nos afecta por la inflación de costos y, además, hay pérdida de atención al grave problema del calentamiento global.
Se posterga las acciones concretas que se pueden tomar ahora para poner al mundo en un camino consistente con el objetivo del Acuerdo de París, de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ° C. A pesar de la disminución de los costos de las tecnologías limpias y el despliegue dinámico de energías renovables, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía continuaron aumentando en el 2022.
Para revertir esta tendencia, debemos actuar, más aún si el Perú está entre los 10 países más vulnerables al cambio climático. No podemos darnos el lujo de demorarnos en construir nuestra capacidad de resiliencia.
China puede ayudar a acelerar el camino de las renovables. Debemos asegurar que nos respalde en este objetivo estratégico y en mejorar las practicas sociales y ambientales. Está en juego la gobernabilidad del país.
Hoy importa un crecimiento con menores emisiones, además de la necesaria descentralización de la infraestructura energética que se puede lograr. El Perú debe multiplicar por cuatro la capacidad instalada de renovables alternativas desde los niveles de 2022 para el 2030, a un ritmo no menor del 95% de la nueva capacidad de generación cada año. El país no puede hacerlo solo.
* Ex viceministro de Energía y profesor universitario