La autosuficiencia china en recursos naturales críticos se define como la combinación de recursos educativos STEM y producción y propiedad o control nacional y extranjero de todos los recursos naturales necesarios para alcanzar ese objetivo. La política industrial de China está específicamente diseñada para garantizar este resultado. Esta política ha estado en el centro de la versión china del capitalismo, es decir, una economía dirigida con características chinas.

La electrificación del transporte urbano e interurbano, que exige la conversión del transporte interno de China del uso de combustibles fósiles al uso de baterías como fuente de energía es solo una parte de la política industrial de China, y su propósito ciertamente no es ahorrar el planeta. Su propósito es reducir la contaminación del aire urbano por las partículas sólidas y los gases tóxicos y formadores de ácidos emitidos por los motores de combustión interna alimentados con combustibles fósiles.

Con respecto al abastecimiento nacional estadounidense obligatorio de materiales críticos para vehículos eléctricos alimentados por batería, la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) se redactó claramente a toda prisa sin tener en cuenta las barreras nacionales estadounidenses de política, tiempo, dinero y acceso a los recursos naturales y los productos químicos. y el procesamiento metalúrgico necesario para cumplir con las estrictas motivaciones puramente políticas de la IRA. El IRA no es la implementación ni el resultado de una política industrial coherente.

Ahora que los sectores militar y civil estadounidenses han tenido tiempo de reconocer las consecuencias no deseadas de las restricciones puramente políticas del IRA sobre las fuentes de materias primas y productos terminados, ambos sectores de la economía han hecho saber a los burócratas gubernamentales su descontento y su incapacidad para cumplir con los resultados contradictorios (a la política) dictados por el acto. Ahora es el trabajo de los burócratas no elegidos torcer las palabras de la ley para que parezca que está siendo obedecida, en oposición polar a las claras intenciones de la ley.

El general Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, declaró que China no es una amenaza tan grande, como se dijo anteriormente, la semana pasada. Este es un ejemplo de la marcha atrás necesaria del IRA para permitir que el Departamento de Defensa de los EE.UU. continúe obteniendo sus componentes críticos basados ​​en materiales, como los imanes permanentes de tierras raras, de la República Popular China (RPC) a través de recortes transparentes, como proveedores japoneses que obtienen sus materias primas de tierras raras y productos terminados en China y fabrican todo menos la etiqueta (Hecho en Japón) en la República Popular China.

Esta situación no se debe solo a los depósitos de tierras raras u otros minerales críticos que se encuentran y explotan en la República Popular China; es más importante debido a la financiarización de la economía estadounidense que ha resultado en la degradación de la ingeniería, la educación STEM, la productividad y la innovación estadounidenses.

Los ingenieros no necesitan analistas financieros para saber si una tecnología funciona; necesitan decidir si una tecnología se puede implementar comercialmente. ¿Se puede rentabilizar la tecnología? ¿Puede producir más ingresos que costos para construir y operar?

Los geólogos no necesitan analistas financieros que les digan dónde buscar concentraciones minerales. Los ingenieros de minería y procesamiento de minerales tampoco necesitan analistas financieros que les digan qué funciona y qué no en el desarrollo de fuentes de minerales y las tecnologías para procesarlos. Los ingenieros son perfectamente capaces de determinar si un yacimiento o un proceso es económicamente comercial. Es la comunidad de investigación académica la que ignora la economía comercial y las realidades de ingeniería de 'ampliación'. La mayor parte del dinero de investigación y desarrollo para el procesamiento de minerales va a la academia y proviene del gobierno.

El liderazgo de clase mundial de Estados Unidos en ciencia y tecnología comenzó en la economía de mando de la Segunda Guerra Mundial, que priorizaba la seguridad y, al diablo con los costos. El vacío de productos de consumo de esa guerra pronto se llenó con un torbellino de nuevos dispositivos de consumo basados ​​en la tecnología, como radios de transistores, televisores de tubo, calculadoras electrónicas y similares.

La Guerra Fría y los programas lunares dieron nueva vida a esta economía, y el resultado fue la televisión en color, la electrónica médica y de consumo basada en circuitos integrados, y avances fenomenales en propulsión a chorro y cohetes y en medicina. El descubrimiento teórico seguido de la producción práctica de imanes permanentes de tierras raras comenzó en este período, lo que condujo a la miniaturización de la electrónica que impulsó la revolución "tecnológica" de consumo del siglo XXI.

El apoyo del gobierno de los EE.UU. a la investigación básica comenzó a desvanecerse a principios de la década de 1970 cuando el presidente Nixon canceló el programa del transbordador espacial. El impulso de innovar fue reemplazado por el impulso de las ganancias y por la manipulación financiera, de modo que, por ejemplo, la producción en masa de minerales e imanes de tierras raras se trasladó de EE.UU. a China, para nunca volver a fines del siglo XX.

El último estallido de innovación estadounidense, Silicon Valley, fue iniciado por ingenieros. Ahora esos pioneros han sido reemplazados por personas que se orientan cada vez más hacia las finanzas y los medios. Más de 2/3 de los “ingenieros” que hoy mantienen vivo a Silicon Valley nacieron en otros países. Las materias STEM se tienen en baja estima en el establecimiento de "apoyo educativo" de Washington.

La ignorancia de miras estrechas y la codicia de las clases políticas y oligárquicas estadounidenses al trasladar nuestra ingeniería a China para mantener las ganancias y secuestrarlas estrechamente entre ellos ha destruido el estatus de Estados Unidos como la principal nación manufacturera del mundo. De manera más insidiosa, ha destruido nuestra capacidad general para comprender e implementar la tecnología de procesos.

El análisis financiero basado en la economía y la eficiencia de la tecnología de procesos primero debe comprender la tecnología. Esto no parece posible ni en Wall Street ni en Washington, DC, los cuales se han convertido en islas de autoestima.

¿Cómo evaluamos la probabilidad de que una empresa de minería/refinación junior (exploración física o idea de procesamiento) tenga éxito? La métrica básica es la probabilidad de que la empresa sea rentable, de modo que los inversores puedan vender sus acciones por más de su precio de compra original.

Las gerencias de los junior buscan con entusiasmo a los analistas de los grupos de asesoría de inversiones de gran prestigio para “cubrir” sus empresas, es decir, para analizarlas y recomendar la compra de acciones. Pero la comunidad de "analistas" en Estados Unidos y Europa simplemente no está a la altura del trabajo.

Cada vez que un experimento de laboratorio universitario produce un comunicado de prensa sobre un "avance tecnológico innovador" o "perturbador" en tecnología de baterías o distribución de energía eléctrica, por ejemplo, los resultados experimentales (generalmente no confirmados por reproducción de terceros) son promocionados por "analistas" de Wall Street. ” como “avances” y Wall Street usa esta tontería ignorante para subir el precio de algunas acciones mineras o de procesamiento junior.

La tecnología es la ingeniería de la ciencia. En Estados Unidos, las finanzas y la política determinan si se implementa o no una tecnología. En China, es la contribución al crecimiento de la economía lo que determina si se implementa o no una tecnología. El apoyo del estado chino a la ciencia y la tecnología básicas es ahora donde Estados Unidos estaba en el apogeo de nuestra era del programa de la Guerra Fría/luna.

No puede haber autosuficiencia nacional estadounidense o seguridad de suministro de materias primas y su procesamiento sin un programa dedicado a comprender el problema y un plan dedicado a resolverlo.

¿Puede Estados Unidos recuperar su lugar en la ciencia y la tecnología para el bien común y la defensa? No con nuestro liderazgo actual.

* Presidente ejecutivo del Critical Minerals Institute y consultor y asesor técnico de One World Lithium