HUMBERTO CAMPODÓNICO *
En el 2050, el consumo de combustibles fósiles en el Perú será de 11.2 millones de toneladas de petróleo (230,000 barriles diarios), igual que ahora. Eso dice la consultora Deloitte en su “Hoja de Ruta para la Transición Energética del Perú al 2050″ (el año base es 2014), elaborada a pedido de la eléctrica ENEL.
Esa cifra proviene del escenario “Ambición Aumentada”, donde el Perú aplicaría medidas que limitan la emisión de CO2 y se cambia la matriz energética. En el escenario “Negocios como Siempre”, donde no hay cambios, el consumo de derivados del petróleo es mucho mayor.
La cuestión es que la transición energética dura décadas, como también lo dice la Convención de Cambio Climático de la ONU. Si bien la tasa de crecimiento de las energías renovables (eólica, solar, térmica) sería mayor a los fósiles, la participación de estos últimos seguirá superando a las renovables aún en el 2050.
Y los resultados de la reciente COP 27 en Egipto hacen inciertas incluso las predicciones iniciales, pues no ha habido compromisos claros, en gran medida por el conflicto Rusia/Ucrania.
La transición también nos dice que, si bien es deseable que sea rápida, el consumo de fósiles debe ser lo más limpio posible. Es lo que hace la Refinería de Talara de 95,000 barriles diarios (que tendrá décadas de actividad), pues el combustible tendrá 50 partes por millón de azufre (en lugar de los 3,000 de antes) y en poco tiempo más llegará a la norma Euro 6 de 10 partes por millón.
Y, si bien puede parecer contradictorio, hay que aumentar el consumo de gas natural, un combustible fósil porque contamina mucho menos que el petróleo: es “el puente” a la transición energética. Sustituye al GLP en los hogares y a la gasolina y el diesel en los autos y camiones. Además es más barato pues tiene precio regulado y mejora la balanza comercial al reducir la importación de combustibles, de precio internacional.
Hay muchas más medidas a tomar (eficiencia energética, vehículos eléctricos), fundamentadas en la Estrategia Nacional de Cambio Climático. Pero, ojo, este no es un tema puramente energético pues la mayor parte de emisiones de CO2 (el 53%) viene del cambio de uso de suelos (tala, minería y cultivos ilegales, sucios en CO2).
Se necesita una política de Estado que involucre a todos los actores. Y, para no quedarnos en “negocios como siempre”, debe haber voluntad política para alcanzar metas concretas. Lo que, en la actual polarización política, no va a suceder.
* Ingeniero peruano especializado en temas de economía de hidrocarburos