JORGE KEHIAYAN *
Nuestro país atraviesa una gran crisis económica y eso no es novedad, entre los factores que producen esta situación está la falta de divisas extranjeras cuyo faltante le quita respaldo a la moneda local y a todo tipo de operaciones con moneda foránea. Argentina tiene su bonanza económica anual que es cuando el sector agropecuario liquida sus cosechas y a través del sistema de retenciones el Estado logra hacerse de los pesos y dólares suficientes para sobrevivir en la agonía, generando así una presión sobre el campo y sus ganas o no de vender su commodity.
Con las sequías que trae el cambio climático, Argentina pasa a depender más de la información de un meteorólogo que la que pueda aportar un economista. Para dejar atrás estas incontinencias, improvisaciones y azares debemos pensar en cambios de matrices productivas.
El cambio de la matriz productiva es una política pública que se utiliza para impulsar la producción y economía de un país con el objetivo de dar el paso de la especialización primaria-exportadora a uno donde dicha especialización se complemente con la producción diversificada, mediante la producción de conocimiento y el talento humano. La Argentina necesita dólares y trabajo y para ello es muy necesario repensar nuestra matriz productiva y diversificarla.
La diversificación de la matriz productiva es uno de los procesos continuos de este cambio de matriz, es un proceso que en base al desarrollo de industrias estratégicas, entre ellas la petroquímica, astilleros, metalurgia y siderúrgica así como el establecimiento de actividades no explotadas como biocombustibles, servicios ambientales y energías renovables, productos forestales de madera para extender la oferta y reducir la dependencia de producción estática, asegura que la generación de empleo y de divisas no provengan de uno o dos sectores productivos solamente, sino que haya un desarrollo definitivo de la matriz productiva local donde hay lugar para la creación de nuevos sectores y crecimiento de los ya existentes.
Una de las posibles estrategias para cambiar dichas matrices puede ser generar ejes estratégicos como un real y comprometido financiamiento productivo, incentivos a la inversión productiva privada, impulso a las compras públicas con componente nacionales, actualizaciones de beneficios laborales, una revisión impositiva y esquemas de trabajo público-privado. Los países con gran desarrollo productivo suelen tener como objetivo que la industria manufacturera aumente su participación en el Producto Bruto Interno.
En nuestro país, el NOA es sin dudas, la región más relegada, siendo la más pobre del país con indicadores de desnutrición infantil, indicadores educativos, de infraestructura, laborales e industriales preocupantes. Desde siempre, una de las mejores maneras de combatir la pobreza es con la generación de empleo genuino y para ello se necesitan políticas públicas que trasciendan a los gobiernos locales, provinciales y nacionales de turno.
Desde el año 2016 la provincia de Jujuy busca torcer esas pésimas estadísticas, intentando desde el Estado ejercer un rol de integración, cooperación y articulación de políticas públicas que logren sacar del atraso definitivo a la provincia. En el caso de la producción se avanzó mucho en los cambios de las matrices productivas y en su diversificación.
Por ejemplo, Jujuy, que antes era azucarera y tabacalera hoy diversifica su matriz en otras industrias como el litio o el cannabis, alcanzando inversiones publico privadas por más de u$s 1000 millones, logrando que hoy sea una provincia donde crece el pleno empleo, hay seguridad jurídica y hay desarrollo social desde la creación genuina de puestos de trabajo.
En el año 2021, Jujuy tuvo una variación de los puestos de trabajo registrado de un 5% interanual, quedando en el top 5 de provincias en la materia y duplicando la media país.
Además, en materia de aportes de divisas a la economía nacional, Jujuy en el año 2021 fue la provincia que más aumentó sus exportaciones, con un 61,1% alcanzando más de u$s 530 millones, destacándose las exportaciones de litio. Esa producción tiene la potencialidad de pasar en el próximo año de 12.500 toneladas a 82.000 toneladas, lo que a los precios actuales podría generar que solo el litio de Jujuy logre exportar en minería lo que el país entero exportó en su conjunto durante 2021. Sin contar los proyectos metalíferos que se sumaran a la producción a partir de 2023 (Mina Providencia y Mina Aguilar).
En el año en curso, también se realizó por primera vez la exportación formal a Italia de fibra de vicuña producida por las comunidades aborígenes, que apunta a ser otro nuevo sector con gran potencial exportador.
Finalmente, el fortalecimiento en el desarrollo de la economía del conocimiento es otro de los sectores más dinámicos que ha tomado mucho impulso en los últimos años, pasando de 20 empresas en 2018 a superar las 50 en el último año.
Hace ya casi ocho años que Jujuy eligió cambiar, entre otras tantas cosas, su matriz productiva. Como ya hemos dicho, estos cambios son procesos largos y continuos que con mucho esfuerzo resultan, dando frutos para la sociedad en su conjunto, y eso es lo que está ocurriendo. Decisión política, visión de largo plazo y aplicación responsable de políticas públicas hacen que lo que era una provincia que parecía olvidada, hoy tenga futuro y expectativas de bienestar y crecimiento sostenido.
* Politólogo