Ricardo N. Alonso*
El pueblo y la región de Cachi en Salta son dueños de una geografía y geología singular. La postal del Nevado de Cachi y sus múltiples cumbres, el profundo río Calchaquí, los verdes oasis, sus viñedos, los cardonales, los rojos pimientos secándose al sol, conforman esos “Cuadros de la Naturaleza”, tan caros al sentimiento de Alexander von Humboldt en otras latitudes.
Cachi muestra a sus espaldas las raíces de la corteza andina arrancadas de cuajo por la tectónica compresiva en el juego dinámico de las placas. Así, rocas muy viejas que estuvieron hundidas a muchos kilómetros de profundidad descansan hoy elevadas a más de 6 km de altura. Esa tremenda metamorfosis del paisaje se expresa en una energía kratosfánica, en una violencia contenida de las fuerzas de la naturaleza.
Algunos de estos conceptos fueron abordados en una conferencia del suscripto el domingo 6 de marzo de 2022, dictada en el Museo Arqueológico “Pío Pablo Díaz” y organizada por la Fundación Grupo El Abra. La historia geológica de Cachi se remonta a fines del periodo Precámbrico unos 600 millones de años atrás. Para entonces el planeta estaba saliendo de un congelamiento global que se conoce como la “Snow Ball Earth”.
Los continentes y los océanos tenían una forma y una distribución completamente diferente a la actual. En líneas generales estábamos en el borde occidental del continente de Gondwana. Las tierras emergidas quedaban hacia el este, en el cratón de Brasil, que conformaba parte de los cimientos de la América del Sur.
La región cacheña se encontraba bajo el océano y formaba parte de los fondos marinos donde se depositaban grandes mantos de arcillas por corrientes de turbidez. Esas capas de turbiditas se iban acumulando en pilas de estratos en el fondo marino. Eran los tiempos de la oceanización de Cachi en aguas marinas profundas. Un mundo neptuniano, diría Abraham G. Werner.
La vida ya había eclosionado en los mares del planeta y animales de cuerpos blandos se desplazaban y alimentaban en los fangos del fondo marino dejando sutiles huellas que se han conservado como trazas fósiles.
Las más famosas son las oldhamias y los nereites. La mayoría representan el desplazamiento de gusanos marinos y se las encuentra en lajas verdes con las cuales se han enlosado la mayoría de las veredas del pueblo de Cachi. Los vecinos y turistas que caminan por esas veredas están pisando fósiles que se remontan a más de 500 millones de años atrás y están entre los más antiguos de Argentina.
Esas trazas fósiles o icnitas de cuerpos blandos forman parte de las faunas que antecedieron a los organismos con exoesqueletos o conchillas caso de los trilobites y braquiópodos ampliamente representados en las rocas de los mares posteriores. Desde los tiempos en que el Dr. Juan Carlos M. Turner, a mediados del siglo XX, recorriera a lomo de mulas las montañas de Cachi, quedó establecido que las rocas marinas eran precámbricas y el magma granítico que las inyectó posteriormente era del Cámbrico.
Sin embargo nuevos estudios vinieron a cambiar ese orden de cosas y hoy se sabe que las rocas oceánicas con trazas fósiles son cámbricas con un promedio de edad en el orden de 530 millones de años mientras que los granitos resultaron ser ordovícicos con una edad promedio de 485 millones de años. Todo esto gracias a la datación de diminutos cristales de zircón presentes en las rocas. A la sazón, David M. Pearson, geólogo norteamericano, recorrió la sierra de Cachi-Palermo y mandó a datar 913 cristales de zircón con lo cual obtuvo edades absolutas de las rocas y muchísimos otros datos de interés sobre el tiempo en que se elevó la montaña y la erosión profunda que sufrió hasta mostrar sus cimientos.
Pero lo más interesante es que uno de los cristales de zircón dio una edad impresionantemente antigua ya que arrojó 3.446 millones de años. ¡Apenas mil millones de años menos que la edad del planeta Tierra! Obviamente se trata de un zircón reciclado y que proviene de las rocas paleo-arcaicas de Brasil, en tiempos en que los ríos corrían de este a oeste y llegaban al borde oceánico pasivo en el actual noroeste argentino.
Posiblemente sea el cristal más viejo encontrado hasta ahora en ésta e incluso en otras regiones del país. Los resultados del estudio fueron publicados en agosto de 2012 en la revista “Tectonics” de la American Geophysical Union por David Pearson, P. Kapp, P. W. Reiners, G. E. Gehrels, M. N. Ducea, A. Pullen, J. E. Otamendi y el suscripto. Los espectaculares granitos que conforman las altas cumbres de Cachi tienen asociados filones de pegmatitas formados por el enfriamiento de fluidos magmáticos inyectados en las rocas periféricas.
Se han encontrado allí una gran variedad de minerales comunes, raros, muy raros e inclusive únicos y nuevos para la ciencia. A más de bellas turmalinas y berilos, coltán, uraninita, bismuto nativo, silicatos varios de litio, y otros, apareció un mineral novedoso que fue bautizado como bederita. Se trata de un fosfato hidratado de calcio, hierro y manganeso que fuera dedicado al sabio alemán Roberto Beder (1888-1930) por su descubridor el Dr. Miguel A. Galliski.
La historia geológica de Cachi tiene luego un largo gap que duró más de 400 millones de años. Recién en el Cretácico un mar somero y cálido inundó la región y en él se depositaron extensos mantos de calizas que contienen abundantes restos fósiles consistentes en conchillas de gasterópodos, peces, plantas, algas estromatolíticas y particularmente huellas de un grupo diverso de dinosaurios, tanto carnívoros como herbívoros. Los mejores afloramientos de esas calizas de la Formación Yacoraite se encuentran cerca de Cachi, en el cerro Tintín y en los valles de Tonco y Amblayo.
Dicha formación calcárea fue rota por la partición y elevación de los Andes y hoy se encuentra a gran altura en la Puna y a gran profundidad en el Chaco. Contiene en su interior el momento en que el planeta fue sacudido por la caída de un gigantesco asteroide en el Golfo de México que produjo la extinción de los dinosaurios y de otras formas de vida del Cretácico, 66 millones de años atrás. La región pasó luego por muchos periodos con distintas situaciones de climas y relieves hasta que se produjo la elevación de las sierras que van a actuar como separación de la Puna al oeste y de una gran llanura hacia el este.
La Puna comienza un progresivo proceso de aridización mientras lo que hoy es el Valle Calchaquí se convierte en una selva subtropical cálida y húmeda con grandes árboles, helechos, lianas, pantanos, cocodrilos y tortugas. Los ríos corrían entonces de oeste a este, desde el borde de la Puna hacia la vieja llanura chaqueña. La elevación de las diferentes sierras al oriente y la formación de valles o fosas tectónicas como el de Lerma y Siancas, crean barreras orográficas a los vientos húmedos, una aridización creciente hacia el oeste y el cambio de flujo de los ríos que acomodan sus rumbos al sentido norte-sur de las fosas.
Esta tremenda metamorfosis del paisaje ocurrió en los últimos seis millones de años. Desde entonces las sierras de Cachi-Palermo seguirían elevándose y erosionándose en una lucha constante entre las fuerzas endógenas producto del empuje de las grandes placas tectónicas y su subducción para construir el orógeno no colisional andino y las fuerzas exógenas que meteorizan y esmerilan el relieve.
El Cachi se eleva a 6.380 m sobre el piso del Valle Calchaquí que lo hace a unos 2.400 m lo que representa un rechazo topográfico de 4 km en la vertical; uno de los mayores resaltos del relieve en el norte argentino. Las últimas decenas de miles de años la sierra de Cachi fue intensamente glaciada. Fritz Reichert intentó hacer cumbre sin éxito a comienzos del siglo XX. Franz Khün visitó la comarca en la década de 1910 y no tuvo dudas en señalar que pertenecía a la misma cadena de la Cordillera Real de Bolivia. Juan Carlos Turner realizó un trabajo de síntesis de la región y lo publicó en la Hoja 7c de la Carta Geológica Económica de la República Argentina a escala 1:200.000.
Miguel Galliski hizo en esas montañas su tesis doctoral que publicó en 1983 en la revista de la Asociación Geológica Argentina. En los últimos años se han multiplicado los estudios en distintas áreas de las geociencias. La región cacheña comenzó a ser habitada por el hombre unos 10 mil años atrás. Luego sería ruta de incas y conquistadores. Hoy Cachi es un pujante polo turístico y bodeguero.
*Doctor en Ciencias Geológicas