RICARDO ALONSO *

Don Roberto Romero valoraba el conocimiento y fue por ello que convocó a su lado a dos hombres brillantes de la geología como fueron Mario Raskovsky y Domingo Jakúlica. Un día Raskovsky, que era Secretario de Minería del gobierno de don Roberto, me convocó para hablar del litio. Me decía que había hablado con don Roberto y que éste le había señalado que si los chilenos estaban explotando litio, por qué razón no podíamos hacerlo nosotros que teníamos los mismos salares. Hoy cuando el litio está de moda, viene a la memoria aquella reunión a mediados de los ’80.

Don Roberto fue, entre otras actividades empresariales, un emprendedor minero de Salta y Jujuy. Estuvo relacionado con la explotación de dolomita, oro fluvial, boratos, sal y la producción de ácido bórico. Eran tiempos de una minería casi artesanal y lejos de los grandes emprendimientos de hoy. Pero esa sería su semilla.

Con respecto a la explotación de sal común lo hizo en las Salinas Grandes de Salta y Jujuy. En el centro de esa depresión salina se encuentra una importante concentración de cloruro de sodio que puede explotarse ya sea raspando la costra superficial (sal de raspado) o bien cavando piletas y dejando que la salmuera se evapore (sal de cosecha). La sal tiene uso en diferentes industrias: ingenios azucareros, conservación de alimentos, uso doméstico, entre otros.

Don Roberto adquirió grandes concesiones para sal de raspado industrial en Salinas Grandes. Pero a su vez consultó a Raskovsky si algo se podía hacer con el litio presente en las salmueras. Como dije antes, Raskovsky me convocó a su despacho, en un edificio céntrico de Alvarado entre Córdoba y Buenos Aires.

Tuvimos una larga charla sobre litio e incluso le llevé un libro que me había prestado Rafael Argañaraz con quién habíamos publicado en 1984 un estudio sobre “Génesis del litio” en el IX Congreso Argentino de Geología, en Bariloche, trabajo del cual participaron José Viramonte y Raúl Gutiérrez.

Raskovsky cumplió 14 años de actividad minera puneña, hasta que el flamante gobernador, don Roberto Romero, conocedor de sus quilates, lo instó a que lo acompañara en la reafirmación del federalismo minero. Romero lo designó entonces como director de Fertinoa, delegado del plan Alconafta, presidente de la empresa del estado La Casualidad S.A. y finalmente Secretario de Estado de Minería y Recursos Energéticos. 

Trabajé con Raskovsky entre 1980 y 1984 en Boroquímica Samicaf donde él era mi jefe. Renunciamos el mismo día; Raskovsky para acompañar a don Roberto en el gobierno y el suscripto para ingresar a la Universidad y al CONICET. Nos seguimos tratando y me comentaba los planes de don Roberto para el desarrollo de la provincia.

Años después, el Dr. Juan Carlos Romero, gobernador de Salta, me convocaría como Secretario de Minería, honrando el mismo cargo que ocupara mi amigo Raskovsky décadas atrás. Hicimos realidad viejos sueños como el “Gasoducto Minero de la Puna”. 

Una de las ambiciones de don Roberto fue aprovechar el gas, que entonces se venteaba, para fabricar abonos nitrogenados. Para ello crearon Fertinoa, pero chocaron con la burocracia del puerto. La Argentina es un país agrícola deficitario en los elementos químicos básicos para fertilizantes (nitrógeno, potasio y fósforo). La importación de estos minerales representa cientos de millones de dólares que se pierden en divisas. 

Este recordatorio en un nuevo aniversario del fallecimiento de Roberto Romero quiere traer a la memoria el don visionario que tuvo como estadista al pensar en tantos temas empresariales y mineros, entre ellos el litio de la Puna que hoy es una patente reali    dad para la provincia. 

* Doctor en Ciencias Geológicas