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ANÁLISIS
Escribe Alonso: Las bibliotecas y sus tesoros
MINING PRESS
20/12/2021

RICARDO N. ALONSO *

Las bibliotecas se van organizando a través de innumerables caminos. Pueden nacer como una sola unidad y permanecer así por mucho tiempo o incrementarse con nuevas colecciones, adquisiciones, donaciones y un largo entramado de posibilidades. El libro físico fluye y su destino es siempre incierto. Puede ser atesorado por particulares o formar parte del patrimonio de una biblioteca pública. Hay bibliotecas privadas que pasan a manos públicas y viceversa.

El tema reviste una enorme complejidad y es motivo de largos estudios por bibliotecarios, bibliotecólogos, bibliófilos, archiveros, curadores, entre otros. Algunos ejemplos del norte argentino pueden dar una idea. La biblioteca provincial de Salta “Victorino de la Plaza”, se enriqueció con la donación de la biblioteca de quien fuera presidente de la nación argentina y hoy esos libros forman el tesoro de la institución.

La biblioteca “Atilio Cornejo” fue creada por el erudito historiador y hoy es parte del patrimonio salteño con el apoyo de la fundación homónima. La biblioteca del Museo Casa de Uriburu, tiene como tesoro fundacional a la biblioteca que perteneció al historiador y religioso monseñor Miguel Ángel Vergara. La extraordinaria biblioteca privada del historiador y académico salteño Gregorio A. Caro Figueroa, tiene entre sus tesoros la biblioteca que perteneció al exquisito bibliófilo e intelectual Carlos Serrey. La biblioteca del docto abogado Ricardo Reimundín forma parte del acervo del Poder Judicial de Salta.

La biblioteca del Instituto de Geología y Minería de Jujuy creció sobre la base de la biblioteca de minería antigua del bibliófilo, traductor, minero y pintor sueco radicado en Tucumán, Ing. Carlos F. Stubbe. La oportuna adquisición por Abel Peirano en 1946 sentó las bases para que ese fondo documental tuviera un destino cierto. Al menos durante los últimos 35 años estuvo al cuidado de las bibliotecarias Emilia Silva y Noemí Robles. No ocurrió lo mismo con la asombrosa biblioteca del jurista jujeño Manuel Colina, con más de 45.000 ejemplares, especialmente textos legales y hagiografías, que se desmembró y fluyó en mil direcciones.

La rica biblioteca de geología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta tiene una linda historia que contar. Está formada por dos fondos documentales originales y uno adquirido en la década de 1970. Se trata de los fondos Juan José Nágera, Franco Pastore y Félix Celso Reyes. Juan José Nágera y Franco Pastore lidian la posición de haber sido los dos primeros geólogos argentinos recibidos en el país con una disputada cuestión de fechas entre las entregas de las tesis y las defensas. En realidad el primer geólogo argentino fue el entrerriano José María Sobral, graduado en Upsala (Suecia), donde llegó invitado por su compañero de aventuras polares Otto Nordenskiold, luego de haber quedado atrapado dos años entre los hielos antárticos.

La marina le negó el permiso de viaje y sin embargo lo hicieron pasar a la historia como el “Alférez Sobral”, aun cuando logró los máximos galardones académicos en Suecia, después de haber renunciado a la marina argentina. Juan José Nágera fue un geólogo argentino, entrerriano, dedicado a estudios geográficos y geomorfológicos. Entre sus grandes aportes se tiene el haber logrado que la República Argentina aumente en más de un millón de kilómetros cuadrados su superficie soberana.

Ello gracias a que demostró que la plataforma continental y el mar epicontinental que la recubre, son parte íntima del territorio nacional. O sea, si bajamos 200 m el nivel del mar, la plataforma queda integrada como parte del territorio continental. Más claro aún, la Argentina no termina a 200 millas de la costa sino que según Nágera linda con el borde del talud. Se conoce como “Doctrina Nágera”.

Otro geólogo entrerriano, Gilberto Aceñolaza, continuó esos estudios y amplió la superficie extendiéndola hasta el pie del talud donde comienzan los fondos abisales y por lo tanto allí sí los mares internacionales.

Nágera estudió las sierras de Tandil y la Ventania, los cráteres de Campo del Cielo, la localización de las primeras ciudades españolas en la actual provincia de Santa Fe, publicó docenas de estudios geológicos y geográficos, entre ellos un exquisito Atlas Geográfico del país; hizo una amplia tarea de divulgación que mereció que la Asociación Geológica Argentina haya instituido un premio en su homenaje sobre dicha temática. Cientos de libros y publicaciones donados a él y dedicados por autores de su época, más sus propios trabajos, son parte del tesoro documental que conserva la UNSa.

El otro fondo documental fundacional de la biblioteca de geología de la Universidad Nacional de Salta es el de Franco Pastore, un geólogo puntano. Pastore fue un estudioso de las rocas ígneas y metamórficas, autor de cartas geológicas, memorias y monografías. Fue el director de tesis del Dr. Eduardo Briatura, un geólogo de la antigua Dirección de Minería de Salta y también profesor de la Facultad de Ciencias Naturales de Salta, en tiempos en que ésta dependía de Tucumán. Pastore era dueño, además, de una exquisita biblioteca de mineralogía y petrografía. Se encuentran en ella obras de la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, especialmente libros finamente encuadernados de autores famosos de esas disciplinas. También una rica folletería, mucha de ella con dedicatorias autógrafas.

El tercer fondo documental es la biblioteca que perteneció al Dr. Félix Celso Reyes, un brillante geólogo boliviano de Tupiza, que hizo su carrera en YPFB. Descubrió varios campos petroleros en Bolivia. Reyes se radicó en Salta en 1969 y enseñó en la universidad, formó discípulos y realizó trabajos sobre las principales unidades geológicas del norte argentino, especialmente las del Cretácico.

Él y su discípulo y biógrafo José A. Salfity dieron nombre formal al Subgrupo Pirgua y a sus tres formaciones interiores: La Yesera, Las Curtiembres y Los Blanquitos; ello en base a las espectaculares capas rojas o “redbeds” que afloran en el cañón colorado de la Quebrada de las Conchas, en la ruta camino a Cafayate. Los fondos bibliográficos Nágera, Pastore y Reyes fueron correctamente administrados por sucesivos bibliotecarios, caso de Adolfo Hugo Vildoza (1936-2021) y más tarde Susana Gonzalez.

A ellos se sumaron cientos de nuevas publicaciones y especialmente las tesis profesionales y doctorales realizadas desde la década de 1960. Gran parte de ese material debería ser digitalizado por el enorme valor que tiene para la geología y minería de Salta y de la región. Algo similar a la magnífica gestión realizada a nivel nacional por el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar) cuyo repositorio contiene material muy valioso para el país, hoy disponible gratuitamente.

No solamente de material editado y ahora digitalizado, caso de las hojas geológicas, sino también y más precioso aún decenas de trabajos inéditos de un valor insoslayable. Verdaderas joyas bibliográficas se encuentran allí disponibles y a solo un clic de distancia. Y una gran variedad de informes geológicos, mineralógicos, petrográficos, petrológicos, mineros y paleontológicos.

Entre otros, los viejos estudios de los salares de la Puna, hoy inhallables fuera de la nube digital. Una filosofía de gestión que debe agradecerse a su presidente el Dr. Eduardo Zappettini. Estos temas fueron motivo de una reciente reunión entre la señora vicerrectora de la UNSa Dra. Graciela Morales, el señor decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNSa Dr. Julio Nasser, la señora secretaria de minería Ing. Flavia Royón y el suscripto. La pandemia hizo imposible recurrir a los archivos físicos de papel.

Los fondos documentales de la universidad son cuantiosos en todos los campos del conocimiento y concretamente en los temas geológicos y mineros hay centenares de folletos, separatas, tesis de grado y doctorales, revistas viejas con valiosa información pero invisible al estar guardadas en oscuros anaqueles. Valga como ejemplo la Revista Capricornio de la cual salió un solo número de 96 páginas en 1986 y que sin embargo contiene dos trabajos hoy clásicos.

Uno de ellos, probablemente sea la última publicación del Dr. Félix Gonzalez Bonorino, quien fuera creador del Conicet junto a Houssay, autor en ese número de “Geología de la Patagonia”; y otro, un magnífico trabajo sobre “Metalogenia del Noroeste Argentino”, con la descripción en el espacio-tiempo de los principales depósitos metalíferos y no metalíferos, firmado por Ricardo J. Sureda, Miguel A. Galliski, Pedro Argañaraz y Jorge Daroca. La revista Capricornio, que dirigió el Dr. José A. Salfity, tuvo una vida corta, pero reunía en su consejo editorial honorífico a figuras científicas de primer orden mundial.

Completamente agotada, puede ser resucitada en el mundo digital, como las otras miles de publicaciones que contienen conocimiento trascendente y desconocido para las nuevas generaciones.

* Geólogo


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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