ALEJANDRA WOOD * Y FRANCISCO KLIMA **
La comisión de pueblos indígenas de la Convención Constitucional dio a conocer un documento base que se refiere a restitución de territorios, autodeterminación y restablecimiento de derechos preexistentes a la creación del Estado de Chile, donde se incluye decretar el fin de las concesiones mineras.
Era de esperarse este contenido, considerando que existen demandas históricas por parte de los pueblos originarios. Lo que preocupa de lo expresado es precisamente la incapacidad de reconocer que los territorios tienen especificidades que les son propias, al mismo tiempo que anula la capacidad que debemos tener como sociedad de lograr acuerdos.
Indudablemente, la industria minera ha tenido conflictos con comunidades indígenas, pero también hay casos en Chile y el mundo en los que se ha demostrado que la convivencia de la minería con otras actividades productivas, identidades étnicas e intereses, es posible.
Los procesos sociales y culturales son dinámicos, y no responden a categorías estáticas de un momento de tiempo. Hay territorios y comunidades que no se reconocían como indígenas, que hoy sí lo hacen, por lo que el futuro está abierto a un proceso constante de cambio cultural y (re) configuraciones de identidades.
La idea de decretar el fin de las concesiones mineras en estos territorios no solo anula la posibilidad de desarrollar una actividad económica cuyos beneficios trascienden a las comunidades indígenas, sino también supone que todos los territorios e identidades son homogéneos y que como sociedad no tenemos capacidad de diálogo y reconocimiento mutuo cuando se trata del tema indígena.
El verdadero desarrollo pasa por reconocernos en nuestras diferencias y buscar espacios de convergencias entre distintas identidades, intereses y vocaciones productivas.
* Directora ejecutiva de Cesco
* Director ejecutivo de Dinámica Plataforma