CHARLES KIMBER *
Han sido tiempos difíciles para Chile y Argentina. Ambos países han tenido que enfrentar situaciones de profundos cambios, sin embargo, hoy vemos señales que nos hacen mirar el futuro más optimista.
Hace un mes se reiniciaron los envíos de gas natural argentino hacia Chile bajo la modalidad "Firme", lo que implica un compromiso de provisión y y consumo de cierta cantidad de gas por un tiempo determinado. Esta es una gran noticia y un primer paso que vuelve a abrir oportunidades para los dos países.
Si bien el intercambio comercial de gas se inició en los 90, la reducción de la oferta llevó a la suspensión de las exportaciones de excedentes de gas natural una década más tarde. Con el crecimiento de la producción de "shale gas" de la formación de Vaca Muerta, recomenzaron las ventas bajo la modalidad "interrumpible" y tras procesos de negociación se dio inicio a los "Contratos en Firme", condicionados a la seguridad del abastecimiento. Durante la pandemia el gas disminuyó, pero ahora volvió a fluir.
Vaca Muerta es un yacimiento de hidrocarburos de nivel mundial, con recursos no convencionales de gas superiores a 300 TCF que, comparado con el consumo de Argentina ~2.0 TCF por año, permite cubrir las demandas locales, regionales y de otros mercados. Este recurso gigantesco invita a pensar en un desarrollo promisorio.
La puesta en marcha del Plan Gas 4 le da un nuevo impulso a las exportaciones de gas, pues a partir de 2021, en el periodo estival de baja demanda interna, están previstos 6 millones de M3 por día para Chile. La meta de aumento de producción de Argentina en 30 millones de metros cúbicos por día a cuatro años permite visualizar un superávit equivalente a unos 11 millones de M3 por día, que quedarían disponibles para exportación durante la temporada veraniega.
Así, productores podrán planificar la producción de los volúmenes contratados, mitigando la estacionalidad de la demanda argentina y logrando una mayor oferta local en invierno.
Argentina tiene un recurso con gran potencial de explotación y nuestro país posee un mercado desarrollado con gasoductos e infraestructura, por lo que no es extraño pensar que podemos convertirnos en un socio complementario para el desarrollo del gas argentino. Más aún considerando que algunas demandas pueden funcionar de manera contra estacional, generando un equilibrio en los meses de verano e invierno, y que el desarrollo de este mercado en Chile podría llevar a un aumento de masa crítica para dar estabilidad al sistema productivo de gas de Argentina.
Hacer posible este acuerdo cobra más relevancia si pensamos en el plan de descarbonización de nuestra matriz. El gas natural nos permite reemplazar combustibles como el carbón, por lo que es una buena alternativa para hacer efectiva la transición.
Entonces, ¿cómo avanzamos a una integración energética? Dejando las reglas del juego claras para la no discriminación entre los mercados y propiciando un ambiente de confianza para los inversionistas. Para esto, un primer paso es satisfacer la demanda de los mercados regionales que representen una oportunidad para diseñar y desarrollar proyectos exportadores de gas natural que sean fuentes adicionales de generación de divisas para Argentina.
Desde los distintos sectores debemos apuntar a que esto se concrete. Solo de esta manera podremos aprovechar las complementariedades de los dos países y el potencial que ofrece la actual transición energética.
* Presidente de la Cámara de Comercio Chileno Argentina